Con un sabor inconfundible y numerosas bondades, el apio es, sin duda, uno de los regalos de la naturaleza que tenemos que tener siempre a mano. Yo soy muy amigo de esta humilde hortaliza, de hoja y tallos tiernos.

Del apio se aprovecha todo

Todo en el apio es comestible, desde el tallo y las hojas hasta las semillas y, dependiendo de la época, encontraremos apios diferentes, de diverso tamaño y consistencia, con tallos más blancos con más agua o más verdes con más fibra.

Las hojas apenas se utilizan por desconocimiento; se aprovechan para hacer caldo y poco más. Pero en realidad encontramos en ellas un gran potencial gracias a su clorofila y aromas.

Es mejor crudo

El apio tiene la capacidad de limpiar el organismo y es ideal para reducir el colesterol. Resulta refrescante y tonificante, al tiempo que alcaliniza y disminuye el azúcar en la sangre.

Consumiéndolo crudo aprovecharemos mejor todo este potencial. En este artículo veremos qué podemos hacer con el apio en nuestra cocina raw. Te daré muchas variantes para que veas el apio con otros ojos y lo tengas bien presente cuando te dispongas a preparar tu comida.

Si tienes apio en el huerto y lo dejas florecer, te dará unas flores muy ricas para decorar y aromatizar. Si lo dejas más, le saldrán las semillas. Podrás comerlas tal cual o utilizarlas aromatizar platos dulces y salados.

Si llegas a este punto, guarda algunas para plantar en la próxima temporada.

Cómo utilizar el apio en la cocina crudivegana

En tus ensaladas: utiliza tanto el tallo como las hojas, cortadas bien finitas, con cualquier hoja verde, hortaliza o incluso con frutas (manzana, naranja o fresa).

  • Como crudité: haz bastoncitos y úntalos en tus patés vegetales.
  • En paté: puedes hacer un paté de apio combinándolo con nuez u otro fruto seco o semilla remojados junto con limón, sal y comino hojas verdes, jengibre, limón…
  • En sopas: tritúralo con otras hortalizas para hacer deliciosas sopas frescas. Con espinacas, aguacate, limón, comino, aceite de oliva, agua y sal queda muy bien.
  • Deshidratado: trocéalo chiquito, sécalo hasta que quede bien crocante y muélelo. Obtendrás un polvo de apio que podrás utilizar como sustituto de la sal. Con la deshidratación, el sabor se concentra y queda saladito, pero conserva su sabor característico. También lo puedes usar para colorear, decorar, aderezar…
  • Crackers: puedes hacer unas ricas galletas deshidratadas con las semillas germinadas, solas o con manzana. Quedan exquisitas.