Durante el verano conviene adaptar la dieta a las altas temperaturas, aumentando el consumo de agua, zumos, frutas, verduras y ensaladas.

● Beber sin pasarse. En verano se pierde mucha agua por la transpiración, lo que reduce la micción. Es necesario, por tanto, hidratarse. Pero teniendo en cuenta que si se bebe demasiado aumentará la sudoración, lo que según la medicina china debilitará el corazón, pues el sudor es su apreciado líquido orgánico.

● Zumo de limón. Para evitar este debilitamiento del corazón se puede añadir un chorro de zumo de limón fresco al agua.

● Evitar el agua muy fría. Es importante no beber agua helada porque puede enfriar demasiado el estómago e impedir su absorción. Si la temperatura ambiental sobrepasa los 30 ºC y la corporal es de 37 ºC, beber agua fría de la nevera (a entre 4 y 8 ºC), sobre todo si se hace muy deprisa, provoca un choque de temperatura brusco y daña el chi o energía del estómago.

● Los chinos, y también los bereberes, beben té caliente incluso en pleno verano, porque se absorbe mejor, refrigera el cuerpo y calma la sed.

● El té es muy adecuado para el verano porque es amargo y este es el sabor que dirige el corazón: ejerce una notable acción purgante de calor y fuego que le beneficia.

● La comida en verano ha de ser ligera pero, al igual que con la bebida, no debe estar demasiado fría ni demasiado cruda.

● Hay que combinar los alimentos para cuidar la salud sin perder el equilibrio entre placer y nutrición. Las verduras a la brasa o al horno constituyen un plato ligero pero muy rico en vitaminas y minerales.

Verano sin picadura - Lavanda

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También se puede poner imaginación a las ensaladas, con infinitas combinaciones de frutas, verduras, hortalizas, frutos secos y el toque maestro del aliño, que puede ser una salsa sofisticada o simplemente un buen chorro de aceite de oliva y vinagre de manzana.

El secreto es saber combinar los sabores, colores y texturas.