Es temporada alta para los parques marinos. Delfinarios y zoológicos se frotan las manos esperando a los miles de visitantes que durante la época estival acudirán a sus instalaciones para disfrutar de un día de entretenimiento y espectáculos acuáticos.

Pero después del show, no todos vuelven a casa.

España es la mayor jaula de mamíferos marinos de Europa y lidera el negocio de los espectáculos con ballenas y delfines en la Unión Europea. Ignorando la tendencia internacional por la cual crece progresivamente la restricción de los delfinarios y aumenta la creación de santuarios para estos animales, España aglutina un tercio de toda la UE con 11 instalaciones y un nuevo proyecto en construcción en Lanzarote.

Especialmente en las zonas costeras proliferan todo tipo de circos acuáticos enfocados al turismo de verano y agua como parques de atracciones o resorts, lugares que no se encuentran especializados en el manejo y cuidado de estos animales, ni tienen ninguna pretensión conservacionista o educativa, simplemente incluyen espectáculos con cetáceos como reclamo comercial dentro de sus propuestas de ocio.

muerte tilikum

LECTURA RECOMENDADA

No nos perdones, Tilikum

Aunque debido a la alta mortalidad la cifra varía, en España hay aproximadamente 98 delfines, 2 belugas y 6 orcas mantenidas en cautividad, es decir, más de 100 animales en 11 recintos frente a los 200 que alberga aproximadamente el resto del continente en sus 19 parques marinos. La apertura del delfinario de Lanzarote añadiría 5 delfines más a esta lista de la vergüenza.

1 de cada 3 cetaceos en cautividad de Europa están en España

Y esto es nadar contra corriente. Contra la marea social que cada vez reclama con más fuerza que el hogar de los cetáceos es el océano y rechaza firmemente su cautiverio, y contra la tendencia que va en dirección opuesta en los países de nuestro entorno, donde se empiezan a cerrar delfinarios como el único que había en Finlandia o uno de los seis de Italia.

Espectáculos con animales marinos: la vergüenza detrás del escenario

Es relativamente fácil dejarse fascinar por la observación de estos increíbles animales y los espectáculos en los que podemos verlos en acción e interacción aparentemente cómplice con seres humanos. Son criaturas majestuosas y en este tipo de instalaciones se aseguran de generar toda una emocionante experiencia para el público.

Pero aunque los delfines siempre parecen sonrientes, no significa que sean felices, por eso a continuación encontrarás seis razones para no acudir este verano a parques acuáticos con animales.

1. Son arrancados violentamente de su hábitat

Los cetáceos en cautividad tienen una alta mortalidad, por lo que el número de ejemplares mantenidos en estas condiciones resulta insuficiente para mantener una industria creciente. Por ello se siguen llevando a cabo capturas de cetáceos salvajes, principalmente en Cuba, Japón y Rusia. 34 de los delfines que viven actualmente en instalaciones españolas fueron capturados de la naturaleza según datos de SOS Delfines.

Las capturas son invasivas, estresantes y letales también en muchos casos. Los animales son perseguidos y acosados para asustarlos hasta que son dirigidos a un punto determinado que facilite la tarea. Muchos animales mueren de fallos cardíacos por el estrés y el shock al que son sometidos.

Es frecuente que algunos animales mueran tras los primeros días en cautiverio debido a la depresión y debilidad que les genera ser separados de sus grupos.

2. Viven en una minúscula piscina

Los tanques donde pasan su vida estos animales son de reducidas dimensiones, con aguas poco profundas y tratadas químicamente, lo que les genera muchos problemas en la piel y los ojos.

Debido a que en estas jaulas acuáticas no tienen nada que descubrir, los cetáceos en cautividad dejan de utilizar su sónar natural y si lo usan, éste rebota en las paredes y termina afectando gravemente sus umbrales de percepción, lo cual provoca que a la larga sufran choques contra las paredes en los que resultan heridos y en algunos casos, incluso muertos.

En su estado natural, los cetáceos recorren importantes distancias de entre 95 y 160 km al día y a velocidades de hasta 40 km/h los delfines y 55 km/h las orcas. Llegan a sumergirse hasta 90m de profundidad y apenas pasan un 10% de su tiempo en la superficie del agua.

Esto es imposible para ellos cuando son mantenidos en piscinas que apenas disponen de unos metros de longitud. Según FAADA, se estima que una orca tendría que dar 1.400 vueltas diarias a su tanque para nadar lo que recorrería en un solo día en libertad.

3. Sin sombra para protegerse del sol

Otro elemento a tener en cuenta es que en estas instalaciones los animales no pueden protegerse del sol, lo cual les produce problemas en su sensible piel y esta sobreexposición daña sus ojos provocándoles incluso cataratas.

Cuando viven en libertad, los cetáceos pasan la mayor parte de su tiempo a grandes profundidades donde no se ven afectados por los rayos ultravioleta, pero en cautividad encontramos animales con quemaduras por la falta de protección frente a la radiación solar.

4. Obligados a convivir con extraños

Los cetáceos viven en grupos muy numerosos, de decenas e incluso centenares de individuos con fuertes lazos que los convierten en agrupaciones muy cohesionadas y estables en el tiempo.

Cuando viven en cautividad, son separados de sus grupos naturales y obligados a convivir entre sí animales de orígenes distintos, lo que dificulta enormemente sus relaciones, el establecimiento de jerarquías naturales, guerras de dominio e incluso conductas agresivas entre ellos.

Para evitar estos problemas de conducta y los ataques entre animales, es habitual que se les administren tranquilizantes y antidepresivos.

5. La violencia de los entrenamientos y espectáculos

Los cetáceos en cautividad son obligados a realizar numerosas conductas completamente antinaturales para ellos que llegan a ser incluso peligrosas para su integridad física.

Los cetáceos son forzados a trabajar jornadas extenuantes, llegando a actuar hasta en 7 espectáculos diarios, lo cual se incrementa en verano con los espectáculos nocturnos.

Además, todavía son entrenados en muchos centros mediante la privación de comida y aunque no es generalizado, sí se han advertido casos de violencia física contra estos animales, encontrándose entrenadores que saltan, golpean o arrojan objetos a los animales.

En los espectáculos es habitual que los animales sean obligados a saltar fuera del agua y a pasar tiempo apoyados en la superficie del cemento, lo que supone un importante peligro para sus cuerpos que no están preparados para los efectos de la gravedad.

6. Su mortalidad es 3 veces superior

Los estudios realizados evidencian que la esperanza de vida de los delfines es menor en cautividad. En la naturaleza alcanzan los 50-60 años, mientras que en cautiverio no sobrepasan los 20 y en el caso de las orcas la mortalidad es 3 veces superior que en la naturaleza.

La depresión, el estrés, la artificialidad del entorno, la inmunosupresión que padecen debido a estos factores y que les expone a numerosas enfermedades hacen que para ellos sea más peligroso vivir en una piscina que en estado salvaje.

Cada vez que compramos una entrada para acudir a zoológicos, delfinarios y espectáculos con animales, estamos contribuyendo a esta cruel industria, que continua secuestrando y maltratando a nuestros compañeros de planeta.

Por favor, antes de acudir este verano a un parque marino, recuerda que somos su mayor amenaza y su única esperanza.