Este tema a muchos nos trae de cabeza, ¿cuánta agua debemos beber para cubrir las necesidades de nuestro cuerpo? Y sí, yo soy de las que seguramente peco de beber poquita agua y por ello sufro de sus consecuencias, sobre todo en épocas en las que subo y bajo de los aviones como aquel que coge el bus. La humedad en el aire del avión es inferior al 20% y la deshidratación es muy común.

Piel seca, pelo quebradizo, estreñimiento, dolores de cabeza, dolor muscular o articulaciones, retención de líquidos… Estos son algunos de los síntomas de que tu cuerpo tiene sed. ¿Cuánta agua exactamente necesitamos? No lo tenemos muy claro, pero de lo que no tengo duda es que debemos beber más agua para sentirnos más sanos y evitar retención de líquidos y sentirnos hinchados.

Agua, el elemento esencial para la vida

El agua nos ayuda a regular la temperatura corporal, envuelve todos los tejidos de nuestro cuerpo, es el medio por donde circulan todos los nutrientes y oxígeno, es necesaria para eliminar los residuos y nos protege las articulaciones y órganos.

Gastamos agua en todas las reacciones bioquímicas de nuestro cuerpo y perdemos parte de ella cuando sudamos, orinamos e incluso cuando respiramos, así que debemos reponer el organismo con ella constantemente.

Uno de los indicadores de que estamos tomando suficiente agua es el color de nuestra orina, si ésta es amarilla o color ámbar y tiene un olor muy fuerte, es señal de deshidratación. Sabremos que estamos tomando agua suficiente cuando nuestra orina no tenga prácticamente color.

Está claro que la sed será el primer indicador de que tu cuerpo empieza a deshidratarse, el problema es que muchas personas confunden sed por hambre.

Sí, sí, pero… ¿Cuántos litros de agua deberíamos tomar?

Según el departamento de Salud y Medicina de la Academia Nacional Americana, los hombres necesitan 3,5 litros diarios, y las mujeres 2,8 l. Pero estas cifras son muy relativas ya que la necesidad podrá variar según muchos factores.

Para empezar, según el tipo de alimentación que sigamos ingeriremos mayor o menor cantidad de agua a través de los alimentos. Si en nuestro día a día tomamos infusiones, zumos o batidos verdes, comemos ensaladas, frutas y cremas vegetales, obtendremos parte del líquido que necesitamos, a diferencia de si nuestra rutina alimentaria consta de tostadas con mermelada, plato de pasta, filete y patatas fritas.

Otro factor será la estación del año o situación geográfica, según esto vamos a perder más o menos agua a través de los poros de la piel. En un clima cálido y húmedo necesitaremos beber más agua, y en un sitio desierto donde el aire es seco también. Yo misma lo experimenté cuando viví en Las Vegas, aun siendo invierno sentía que tenía más sed de lo habitual.

Si practicas deporte también será muy importarte hidratarte bien antes y después del ejercicio. A parte de reponer el líquido perdido, te ayudará a prevenir los calambres.

Otras situaciones en las que vas a necesitar aumentar el consumo de agua es en caso de embarazo o lactancia, o si se tiene diarrea, vómitos o fiebre.

¿Cómo me puede ayudar el agua a deshincharme?

Beber más agua te ayudará a eliminar líquidos retenidos, y aun será más eficaz si evitas tomar sal e incrementas el consumo de alimentos ricos en potasio como las frutas y vegetales frescos.

A veces también nos sentimos hinchados cuando realmente ya estamos empezando a guardar grasa en la zona abdominal… está demostrado que en edades adultas, cuando se bebe más agua se dejan de consumir más calorías, lo que sí ayuda a perder peso al cabo del los días. Esto no quiere decir que tomar agua adelgace, sinó que puede llenarte el estómago y evitar el consumo de otras bebida azucaradas.

¿Cómo beber agua?

El cuerpo no está diseñado para beber de una sola vez todo el agua que necesita. Si así lo hiciéramos podríamos provocar hiponatremia, o dicho de otra manera, una intoxicación por exceso de agua. En este caso los niveles de sodio en sangre bajan demasiado rápido pudiendo poner en riesgo nuestra vida.

Así que lo mejor será distribuirla a lo largo del día:

• 1 buen vaso de agua con unas gotitas de zumo de limón en ayunas

• 1 infusión con el con el desayuno o a media mañana

• 1 te a media tarde

• 1 infusión relajante antes de acostarnos

• 1 botellita de 750 ml-1 l libre de bisfenol (BPA) llena de agua que pasearemos todo el día con nosotros y que iremos bebiendo a sorbitos a lo largo de la jornada.

Durante las comidas es aconsejable no beber mucha agua para no disolver los jugos gástricos y, si lo hacemos, deberíamos beberla a sorbitos.