Podemos probar a taparnos los oídos y al mismo tiempo seguir una conversación o contemplar un paisaje, o bien podemos ver un rato la tele sin sonido... Estos pequeños gestos nos darán una comprensión rápida de la utilidad de nuestro oído. Su importancia se refleja con toda su desnudez al contemplar a un recién nacido que no oye, o a niños afectados por tratamientos médicos que han perdido el oído.

Hoy en día hemos adaptado para ellos desde formas de comunicación hasta implantes cocleares. Todo eso nos ayuda a resolver problemas, a comprenderlos mejor y a dar a los cuidados del oído la importancia que merecen a nivel físico y emocional, y en relación con nuestra salud y la de la familia, pues basta con que alguien experimente una baja audición para que los demás tengan que elevar la voz.

Cuidados para nuestros oídos

Es muy importante que cuidemos del oído, y sobre todo insistir en los aspectos de prevención. Desde medicamentos que afectan al oído del feto o del niño, limpiezas exhaustivas que eliminan la cera, resfriados mal curados, estrés, baños en piscinas, abuso de auriculares, viajes en avión, ruido ambiental

Estamos rodeados de elementos que perturban a los oídos, unos órganos protegidos por la masa ósea del cráneo, sumamente delicados, frágiles y complejos. Nos damos cuenta de su importancia cuando aparece dolor, infecciones, zumbidos, deterioro auditivo, pérdida de equilibrio, etc.

Pero la promoción de sus cuidados suele quedar en segundo plano: se promocionan los trasplantes de cóclea o los audífonos antes que alertar sobre los factores que producen sordera, como el empleo de un antibiótico ototóxico o los malos hábitos respecto al ruido.

En este artículo revisaremos un abanico de detalles para cuidar el oído ante los problemas más frecuentes, esperando que nos ayuden a fomentar la salud de este órgano.

¿Para qué sirve la cera de los oídos?

La secreción fluida del oído externo produce la cera, una sustancia muy especial con sus bacterias asociadas que actúa de barrera protectora. El rascado excesivo o los ambientes cargados de polvo, contaminación, tierra, harina, carbón, etc. contribuyen a que dicha cera se altere y se solidifique.

El 90% de la población adulta española usa bastoncitos de algodón para limpiar el oído externo, a pesar de que esa práctica no la aconseja casi nadie. Y es que surte un efecto contrario al deseado: al empujar la cera hacia el tímpano, se dificulta su extracción y la cera se compacta al mezclarse con filamentos de algodón.

La mejor higiene consiste en manipular los oídos lo menos posible a fin de no intervenir en su proceso natural de limpieza; como mucho, se puede aplicar un poco de aceite virgen de oliva y luego utilizar agua para limpiar sin llegar a eliminar del todo la cera, que protege frente al polvo, gérmenes, etc.

Expulsar la mucosidad para evitar infecciones de oído

Para evitar otitis medias es importante limpiarse la nariz y la garganta. Muchas de ellas dependen de la acumulación de mucosidad en la zona de la trompa de Eustaquio y son más frecuentes en los niños, porque al presentarla pequeña, estrecha y horizontal (se va inclinando con el tiempo), el moco pasa directamente a los oídos.

Además, se cierra cuando hay inflamación, lo que evita el drenaje de líquidos. De hecho, es la enfermedad que se diagnostica más a menudo en menores de cinco años. Si no ayudamos a expulsar la mucosidad, en su búsqueda de una salida los mocos pueden llegar a provocar una perforación del tímpano.

Es fácil, además, que se produzcan otitis medias de repetición, pues se trata el síntoma con antibióticos, pero la zona rara vez acaba de estar limpia. Sonarse hacia delante solo logra extraer la mucosidad de la fosa nasal, no la que se acumula en la rinofaringe.

Para eliminar la mucosidad de la rinofaringe, hay que sonarse hacia atrás y hacer gárgaras, además de realizar lavados nasales. Y también tragar, porque con ello se activan los músculos que abren y descongestionan la trompa de Eustaquio.

Al final del artículo podrás ver otras medidas eficaces para prevenir y curar las otitis.

Cómo tratar la otitis

Dos tercios de las otitis medias se curan solas; de las restantes, solo un pequeño porcentaje precisarán antibióticos.

Además de sonarse hacia atrás, como explicábamos más arriba, se puede expulsar mucosidad realizando un drenaje con agua de mar, o bien con cambios posturalesque alivian la presión en la trompa de Eustaquio.

También te puede ser de ayuda recurrir a plantas medicinales eficaces, cambios en la alimentación, la reflejoterapia o el cuidado de las emociones.

1. Plantas beneficiosas

Por vía interna se indican las infusiones de malvavisco, gordolobo o manzanilla.

Por vía externa, aplicaciones de extractos de gordolobo, llantén o caléndula en aceite de oliva, tras descartar perforación del tímpano y otitis media perforada. En general, cuando se perfora el tímpano deja de doler y ya no se emplea nada por vía externa.

Para el dolor se pueden diluir dos gotas de aceite esencial de orégano o menta en 10 ml de aceite de oliva.

2. Cuidar la dieta

Es importante una buena hidratación (beber agua, zumos, caldos, infusiones…) y llevar una alimentación en la que abunden frutas y verduras y se limite el consumo de lácteos y harinas refinadas.

3. Reflejoterapia

Se puede calmar una crisis aguda con un tratamiento reflexológico centrado en puntos reflejos que resulten sensibles en ese momento. También ayuda utilizar moxas de acupuntura en los puntos sensibles que rodean el pabellón auricular.

4. El factor emocional

Los hospicios fueron los lugares donde más problemas de garganta y otitis había. Hoy lo son las guarderías. Los niños se bloquean para no escuchar lo que no quieren oír y como mecanismo de defensa por lo que viven como una especie de abandono de su madre.

A niños que lloran al dejarles en la guardería y se refugian en cierto modo en las otitis para estar en casa se les prescriben muchas cosas, pero a menudo solo precisan el abrazo y el pecho materno: el acto de tragar es idóneo para descongestionar la trompa de Eustaquio.

El impacto del ruido

El ruido es una de las agresiones más intensas que puede recibir el oído. Entre sonido y ruido existe una frontera subjetiva: cuando pasa de ser agradable a desagradable. Si no somos capaces de adaptarnos, el ruido produce un gran cansancio y disminuye la vitalidad en general; también merma la calidad del sueño.

Una característica del ruido es que molesta menos si lo produce uno mismo que los demás. Otra es que los jóvenes tienen más capacidad para soportarlo (¡sobre todo el de las motos!). Si se trabaja en un entorno saturado de ruidos, es importante actuar en el ámbito de la prevención mejorando el ambiente en el lugar de trabajo, y a su vez a nivel personal.

Habrá que vigilar el nivel de decibelios, pero también la frecuencia y el ritmo, y sobre todo el tiempo de exposición a él. Como el ruido no afecta a todos por igual, antes de trabajar en un enclave ruidoso es importante que el médico examine la capacidad de resistencia coclear y realice un test de fatiga, además de practicar exámenes periódicos para ver cómo se adapta el organismo.

El masaje, así como equilibrar los meridianos de acupuntura, suele ser útil en el zumbido de oídos.

Evitar el vértigo

Los centros nerviosos que controlan el equilibrio obtienen información sobre la posición de nuestro cuerpo gracias a las máculas y las crestas acústicas del oído interno, cuyos impulsos nerviosos informan al cerebro. Si se siente desequilibrio estando quieto se habla de vértigo: una ilusión de movimiento o giro del entorno o de uno mismo que suele relacionarse con una alteración del sistema vestibular.

En el equilibrio intervienen otros dos sistemas: el visual y el propioceptivo. En estos casos será preciso hidratarse bien y bostezar para desbloquear los oídos y evitar las otitis barométricas.

Un zumbido en el oído

Con los auriculares a todas horas –incluso estudiando– y locales que son puro ruido, el oído de los jóvenes está en situación de riesgo. De momento, el 20% de los adolescentes españoles tiene zumbido permanente en los oídos por escuchar música alta. De ellos, apenas uno de cada veinte toma medidas preventivas.

El zumbido suele perjudicar el sueño, la concentración y la capacidad para relajarse y puede ser el preludio de una futura pérdida de audición.

Los acúfenos siempre nos avisan de algo, por lo que es muy importante buscar su causa en todo el trayecto del oído, pero también fuera de él. Puede provocarlos un tapón de cera, el ruido intenso o una infección del oído medio; otras veces son de origen vascular por afectación de la cóclea o hipertensión endolinfática.

La medicina china acostumbra a relacionarlos con disfunciones energéticas en el riñón o el hígado. Siempre que aparezcan se suprimirán tóxicos de comidas y medicamentos que afecten al oído, optándose por una dieta vegetariana exenta de alcohol y grasas calentadas.

Pueden ser útiles plantas con acción vasodilatadora, como el espino blanco o el extracto de ginkgo por vía oral. Aplicar masaje y cuidados del cuello, así como equilibrar los meridianos de acupuntura suele ser de buena ayuda.

Al paciente se le explica la dolencia y se intenta que le quite importancia. Unas horas al día puede llevar una especie de audífono que emite un sonido monótono (como de ducha): no enmascara el zumbido pero distrae.

Tensión en la mandíbula

Los desórdenes funcionales e inflamatorios de la articulación temporomandibular y los músculos de la masticación y el estrés guardan mucha relación, sobre todo con el bruxismo, que favorece que se tensionen los músculos del oído y se sufran acúfenos, dolor, sensación de oír menos, vértigo...

A la hora de abordarlo, además de prestar atención a las articulaciones temporomandibulares, habrá que valorar el hueso temporal y el mecanismo craneal en general, el equilibrio y el grado de tensión en la mandíbula.