Cada día, tras levantarme, cuando casi no he percibido aún las sensaciones de mi cuerpo, cuando aún no soy apenas capaz de distinguir entre mis ensueños y la realidad que palpo, me veo de nuevo sentado frente al ordenador o mirando el teléfono móvil, me hallo ante una realidad virtual.

Desconectar de las pantallas por salud mental

Las pantallas de móvil, de ordenador, de cine, de televisión... presentan una realidad llena de posibilidades. Puedo visitar la biblioteca médica de Washington y ver los artículos de sus revistas. O recibir las noticias del telediario que se supone dan una visión real de lo que está sucediendo en el mundo.

¿De lo que está sucediendo en el mundo? En realidad pueden ser un montón de imágenes manipuladas por quien transmite la información... ¿o deberíamos decir desinformación? Noticias de sufrimientos, pobreza, muerte, conflictos, hambre, pantallas llenas de tragedias, llenas de guerras y paces virtuales.

Pero ante esto, afortunadamente, tengo una posibilidad: puedo decidir apagar el aparato y contemplar una realidad bien distinta, centrarme en un objeto en el que no se ve ni se oye nada, u observar un entorno más o menos agradable.

La realidad es el aquí y el ahora, la vivencia, la conciencia de existir y de experimentar la vida con los matices y la riqueza que nos aportan los sentidos.

En nuestra mente, en nuestros sueños, y en nuestros móviles y ordenadores, nos representamos capaces de hacer un triple salto mortal y seis piruetas cuando en realidad apenas somos capaces de dar un pequeño saltito. Las pantallas nos ofrecen también la posibilidad de saltar en paracaídas, pilotar un avión o dirigir una operación quirúrgica de forma virtual como entrenamiento para la realidad.

Pero necesitamos saber separar lo virtual de lo real, el sueño de la realidad. Es lo que hacemos todos los días cuando nos despertamos al tomar contacto con nuestra realidad corporal... Porque si no fuésemos capaces de distinguir lo real de lo virtual, podríamos vivir en una esquizofrenia permanente de sufrimientos irreales.

Vivir más en la realidad

Las fotos, el vídeo, la virtualidad establecen una nueva relación con nuestro espacio-tiempo, superan barreras y establecen otras formas de información, intercambio y comunicación.

La realidad virtual ha difuminado la frontera, los límites que separan la realidad de lo irreal. Se ha colado en nuestras vidas de tal manera que muchos no llegan a separarla de la realidad, lo cual provoca confusión y dolor.

Para palpar la realidad y empaparse de ella no hay nada como utilizar los sentidos y centrarse en las sensaciones. Aquí tienes algunas sugerencias para hacerlo y disfrutar más del presente

  • Siente el calor del sol sobre tu piel.
  • Observa la oscuridad y la luz, sus diferencias.
  • Disfruta y mójate con la lluvia, aprecia el olor de la tierra húmeda.
  • Tómate tu tiempo para saborear los alimentos.
  • Siente tu propia respiración y movimientos.

Centrar la atención en el aquí y el ahora es un ejercicio hoy más necesario que nunca para separar lo virtual de lo real, una invitación a despertar a la realidad como base para una buena salud física y mental.

Obras para reflexionar...

El arte está lleno de ejemplos que invitan a reflexionar sobre la diferencia entre lo virtual y lo real. En literatura encontramos ya un ejemplo en Calderón de la Barca con La vida es sueño; en el cine te propongo Avatar.

¿Conoces otras?