Miguel Jara es escritor y periodista especializado en investigar temas polémicos de salud pública. Entre sus libros se encuentran Traficantes de salud (Ed. Icaria), La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Ed. Península) o Vacunas, las justas (Ed. Península), donde denuncia que no todas las vacunas son seguras. Además es socio fundador del Bufete Almodóvar & Jara, especializado en contenciosos sanitarios.

Jara se ha convertido en un periodista incómodo para una parte de la industria farmacéutica. Tanto es así que en algunas conferencias sobre vacunas le vetan el acceso. Es uno de los precios que tiene que pagar por descubrir la cara oculta de las vacunas y otros fármacos.

Las vacunas poseen contraindicaciones y riesgos

¿Cuántas dosis de vacunas recibe una persona de media?
—En los primeros años son en torno a una veintena.

—¿Y cuántas vacunas, ahora en fase de experimentación, están por venir?
—En torno a 200 vacunas nuevas. La introducción en el mercado de una nueva vacuna es un paso extremadamente lento. Hace unos diez años se hacían progresos en vacunas como la del rotavirus o contra la meningitis meningocócica, que ahora están disponibles no sin polémica.

—¿Qué vacunas a día de hoy están siendo las más problemáticas por sus efectos secundarios graves y con casos claros y constatados?
—La que más destaca por sus graves reacciones adversas es la del virus del papiloma humano (VPH). Hace año y medio en el sistema de notificación de daños por medicamento de la Unión Europea había hasta 352 notificaciones de posibles muertes relacionadas con esta inmunización. Eso solo en Europa.

—Por otro lado, según tu información, algunas vacunas no son ni siquiera eficaces. ¿Cuáles son?
—El caso paradigmático es el de la vacuna de la gripe de cada temporada. Los estudios sobre su eficacia la equiparan casi a placebo. Tiene poquísima efectividad, pero cada año por estas fechas comienza la campaña de vacunación impulsada por las autoridades sanitarias. Y no hay que olvidar que, en situaciones «epidémicas», como ocurrió en 2009 con la gripe A, las nuevas vacunas se pusieron tan rápido en el mercado que causaron daños nuevos e irreversibles, como la narcolepsia, un acceso de sueño de carácter patológico.

—¿Y el porcentaje de personas que sufren reacciones adversas graves?
—En Estados Unidos y en la Unión Europea hay sistemas de notificaciones, pero existe una infranotificación de dichos efectos secundarios y así es imposible saber cuál es el alcance real, como reconocen las propias autoridades sanitarias. Es verdad que con las vacunas, por lo general, no se dan muchas reacciones adversas, pero sí que, cuando estas se producen, suelen ser muy graves. Mi experiencia es que cuando ocurre una desgracia las autoridades sanitarias miran para otro lado y no ayudan a las familias afectadas o incluso entorpecen su labor de búsqueda de la verdad, de justicia y de compensación de daños.

"Con las vacunas, por lo general, no se dan muchas reacciones adversas, pero sí que, cuando estas se producen, suelen ser muy graves"

—El Bufete Almodóvar y Jara, del que eres cofundador junto con el abogado especialista en Derecho sanitario Francisco Almodóvar, se ha hecho cargo de algunas demandas de casos trágicos. ¿A quién se demanda exactamente y por qué?
—En el bufete llevamos casos de bebés y niños donde investigamos judicialmente si han podido o no ser afectados por vacunas. Se trata de bebés fallecidos a los pocos días de ponerse la triple vírica. Bebés con un sistema inmunitario débil o alterado a los que se vacuna sin ningún tipo de precaución… Son pequeños que quedan con encefalopatías complicadas crónicas. También llevamos la mayoría de los casos de daños por vacunas VPH en España. Tenemos demandas ante la Audiencia Nacional contra el laboratorio y contra el Ministerio de Sanidad por incumplimiento de sus labores de farmacovigilancia, por falta de información adecuada, probada, actualizada y responsable sobre la seguridad de estas vacunas y su eficacia real.

—¿Hay alguna resolución importante que dé la razón a los perjudicados?
—Hay varias sentencias. Generalmente las sentencias se estiman contra las administraciones públicas por daño desproporcionado. También hay condenas en vacunas triple vírica y gripe (por omisión de información sobre la reacción adversa de narcolepsia).

—¿Y demandas en curso que sean reseñables por su posible trascendencia futura?
—Para nosotros, la de una de las niñas de Valencia afectadas por la vacuna VPH, que al minuto de ponérsela comenzó con la sintomatología. Esperamos sentencia en unos días [ver Nota al final de la entrevista].

"Se usa el marketing del miedo: se infunde temor a la población de manera organizada para vender la vacuna VPH o justificar su imposición"

—Has escrito que la vacuna VPH es un «pelotazo económico». ¿Por qué?
—Es una vacuna destinada a «prevenir » el cáncer de cuello de útero, pero como es un cáncer de desarrollo lento y la vacuna se ha introducido hace poco, no sabremos su efectividad real hasta dentro de dos décadas. Existe además la prueba de Papanicolau para detectar ese cáncer. Es efectiva y barata, y no hay que dejarla aunque te pongas la vacuna. La vacuna tiene un precio muy alto y lo peor es que desde que se comercializó ha producido graves daños, hasta el punto de que Japón ha dejado de recomendarla. Es un gran escándalo y se usa el marketing del miedo: se infunde temor a la población de manera organizada para venderla o justificar su imposición.

—Denuncias que en alguna asociación médica hay un conflicto de intereses porque se colabora con la industria farmacéutica. Y que las voces críticas con las vacunas sufren un gran acoso.
—Aquí confluyen dos temas. Por un lado, la ideología, pues en el sistema sanitario actual las vacunas se consideran la joya de la medicina. Y está muy bien, pero es necesaria la autocrítica constante para avanzar. Cuando te cierras en tu ideología puedes caer en el dogmatismo. Por otro lado, están los enormes intereses comerciales. Mueven mucho dinero y de manera constante. Así que bien por ideología, por economía o por las dos cosas, no interesan las voces críticas, no ya «antivacunas», sino las que presentan la mínima crítica.

"Por ideología, por economía o por las dos cosas, no interesan las voces críticas"

—¿Cómo sabemos cuáles son las vacunas justas, las realmente buenas?
—Es difícil. Como cuento en el libro, en el ámbito de las vacunas hay opiniones enfrentadas. Yo cito a Carlos González, que piensa que prácticamente todas las vacunas son necesarias. Cito a Xavier Uriarte, que cree que prácticamnete todas son prescindibles, y cito a Juan Gérvas, que dice que muchas son útiles y otras no han justificado su eficacia. Lo mejor es informarse bien de cada una y elegir con libertad.

[Nota de la Redacción: En febrero de 2017, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias sentenció que Andrea, una joven asturiana había muerto a consecuencia de la administración de la vacuna del papiloma, después de haber sufrido una crisis alérgica que no fue asociada a la primera dosis]