Soluble o en onzas de chocolate, el cacao es un capricho energético y reconstituyente excelente si se consume de forma moderada y con la mayor proporción posible de esta semilla (70%). Contiene abundantes azúcares (más del 20%) y grasas (un 13%), que aumentan considerablemente en la tableta de chocolate, que suele llevar azúcares añadidos y hasta tres veces más grasas, lo que lo hace poco recomendable para personas con tendencia a la obesidad y sedentarias o para diabéticos.

Es rico en polifenoles, de acción antioxidante, en magnesio (tranquilizante y antidepresivo) y aporta vitamina E y vitaminas del grupo B, como tiamina (B1) y rivoflavina (B2). Es excitante debido a la teobromina y a la cafeína que contiene, por lo que se desaconseja dar a los niños por las noches y a las personas con problemas para dormir. 

Bueno para el corazón
Se sabe que casi el 40% de las grasas de la semilla del cacao son mono y poliinsaturadas, y que del 60% restante –las temidas grasas saturadas–, más de la mitad está formada por un ácido graso especial: el ácido esteárico, que una vez ingerido, se transforma en su equivalente insaturado: el ácido oleico. Este, conocido por formar parte del aceite de oliva, no solo reduce la tasa de LDL o colesterol perjudicial, sino que incrementa el HDL o «colesterol bueno». Además, diferentes investigaciones han demostrado que los componentes del cacao contribuyen por sinergia a reducir la presión arterial, con lo cual este alimento podría ejercer un efecto preventivo sobre los trastornos cardiovasculares. El problema es que la mayoría de chocolates, la forma habitual de consumir el cacao, contiene añadidos, como azúcares simples o aceites vegetales, a veces hidrogenados, que multiplican su aporte calórico y graso. Esto, unido al poder adictivo del chocolate puede desequilibrar la dieta.

Aliado contra el Alzheimer
Otra gran virtud del cacao descubierta en 2014 por investigadores de la Escuela de Medicina Icahn, del Centro Médico Mount Sinaí en Nueva York es la posibilidad de prevenir y tratar el Alzheimer. La investigación se realizó en ratones modificados genéticamente para desarrollar Alzheimer a los que se administró cacao lavado (los granos de cacao lavados y no fermentados). Este tipo de cacao, rico en polifenoles y ácidos grasos poliinsaturados, demostró ser efectivo en prevenir la acumulación de proteína beta amiloide en el cerebro de los ratones y tener un efecto neuroprotector contra esta enfermedad.

Compra y conservación
El cacao puro no suele comercializarse para uso doméstico; la mayor parte se destina a la industria alimentaria, que lo procesa y vende en forma de tabletas de chocolate, cacao en polvo azucarado o chocolate a la taza.

 

 

 

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