Pimiento

Esta hortaliza de verano es una auténtica campeona en vitamina C, así como una buena aliada de la piel y la vista. Con su color y su sabor cautiva en la mesa.

El pimiento (género Capsicum, de la familia de las solanáceas) procede de América del Sur, donde se cultivaba desde tiempos anteriores a la cultura inca, entre el 5200 y el 3400 aC.

Los indígenas lo llaman chilli –en náhuatl– o ají –en taíno caribeño–, pero Colón lo bautizó como pimiento porque creía que, siendo el condimento más picante que la pimienta, que ya conocía, debía de tratarse de la variedad "macho". Pero pimienta y pimiento no tienen botánicamente nada que ver.

Propiedades del pimiento

Posee un alto contenido en agua y proporciona un bajo aporte calórico (20 calorías/100 g) con una concentración significativa de micronutrientes y fibra, que produce sensación de saciedad.

Una de las mejores fuentes de vitamina C

100 g de pimiento rojo fresco aportan nada más y nada menos que190 mg de vitamina C, más del triple que las naranjas.

El pimiento fue precisamente el alimento a partir del cual el químico húngaro Albert Szent-Györgyi sintetizó esa vitamina en el año 1928, lo cual le valdría el Premio Nobel de Medicina y Fisiología una década más tarde.

También destacan en betacaroteno, precursor de la vitamina A, y otra vitamina liposoluble y antioxidante que suele escasear en los vegetales bajos en grasas: la vitamina E.

Este cóctel antioxidante y protector viene acompañado de vitamina B6, ácido fólico, flavonoides, ácidos orgánicos y salicilatos de efecto antiinflamatorio. 

Beneficios del pimiento para la salud

Todo ello contribuye a proteger la vista, el aparato digestivo y la salud cardiovascular; favorece la diuresis y la eliminación de toxinas, y refuerza las defensas antioxidantes del organismo.

Los pimientos se recomiendan en dietas de adelgazamiento.

Son muy digestivos

La fibra evita el estreñimiento, previene el cáncer de colon y contribuye a controlar las tasas de colesterol y de azúcar en sangre. 

Picante afrodisiaco, antibiótico y analgésico

El elemento más característico de la composición de los pimientos, en las variedades picantes, no es un nutriente sino un alcaloide, el 8-metil-N-vanillil-6-nonenamida, que es la denominación química exacta de la capsaicina, responsable de la sensación de quemazón en la boca.

La capsaicina es, en primer lugar, un antibiótico natural bastante eficaz. Por eso los alimentos preparados con guindillas se conservan mejor.

En segundo lugar, tiene efecto analgésico. Al parecer reduce la disponibilidad del mensajero químico del dolor –denominado substancia P– de forma tan eficaz que se utiliza en tratamientos postoperatorios y en casos de artritis.

Al contrario de lo que se pensaba hasta hace poco, el pimiento picante no resulta perjudicial para personas con problemas de estómago en general: en cantidad moderada favorece la digestión, pues estimula la mucosidad estomacal y la función de la vesícula biliar. 

Por si fuera poco, también es afrodisiaco. Así lo consideraban los aztecas, por sus formas, colores y el calor interno que producen.

Ahora se sabe que en dosis adecuadas, una vez superado el dolor, el picante induce la producción de endorfinas en el cerebro, relacionadas con la sensación de bienestar.

Activa además la circulación sanguínea, estimula el tracto génito-urinario y mejora la fertilidad masculina.

En problemas de la piel

Se usa también como ingrediente de bálsamos para pieles irritadas por psoriasis o herpes.

Por razones que todavía no son bien conocidas, las personas alérgicas al látex o a frutos tropicales como la banana o el kiwi también pueden serlo al pimiento.

El pimiento en la cocina

El pimiento se usa en multitud de platos. En especialidades regionales como la paella valenciana da un toque colorista. Es un ingrediente básico de la samfaina catalana, el pisto vasco o el gazpacho andaluz. Y a las lentejas castellanas el pimentón de la Vera les otorga su característico sabor.

En la cocina internacional no es menos habitual. Adaptable y humilde, el pimiento constituye asimismo un buen comodín en la mesa. En verano combina y da un contraste de color a las ensaladas de hoja, en las que puede mezclarse pimiento rojo y verde.

A taquitos en ensaladas veraniegas de legumbres refresca, alcaliniza y facilita la digestión.

Como guarnición otoñal en un plato de setas con arroz o cuscús, es excelente asado al horno.

De nuevo asado, pero con berenjena, da lugar a una de las recetas más populares en tierras catalanas, la escalivada.

Una exquisitez en conserva

La calidad del pimiento en conserva dependerá de la marca. A veces se pela con un baño cáustico, otras mecánicamente y otras a mano. Nuestro bolsillo y gusto tendrán la última palabra.

Se puede saltear con aceite, ajo y plantas aromáticas, o bien hornearlo unos minutos para acentuar su sabor.

Para elaborar conservas caseras se preparan y, ya limpios y pelados, se colocan en el tarro lo más apretados posible.

Se incorpora su propio jugo y si no bastara se rellena con salmuera (20 g de sal por litro de agua) y zumo de limón.

Se tapan y se esterilizan al menos 45 minutos en una olla con agua y sal, y por seguridad de nuevo a las 24 horas.

Compra y conservación

Un buen pimiento ha de tener la piel tersa y brillante, sin golpes, arrugas ni zonas blandas.

Se conserva en la nevera hasta 15 días siempre que se respeten algunas normas. Es fuerte y resistente, pero no le gustan los cambios de temperatura, ni el exceso de frío.

Al contener gran cantidad de agua se congela con rapidez, por lo que en el frigorífico debe mantenerse alejado de las paredes más frías. Un exceso de humedad no le conviene porque se pudre.

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