Expectorantes, digestivos y muy energéticos

Quién no se habrá dejado seducir por el aroma dulce y delicado de la higuera, a cuya sombra nos arrimamos en los cálidos días de verano en cualquier rincón de la costa mediterránea. Al final de la temporada maduran sus frutos, que además de por nosotros, son codiciados por muchas aves del bosque, como currucas, mirlos y zarceros.

Aunque vinculado al típico paisaje mediterráneo, pues ciertamente hoy es muy común en todo el litoral, su origen es algo incierto. Se cree que puede proceder de Oriente Medio, de la zona de Anatolia, y que de allí se llevó al Mediterráneo occidental y a la India. En la antigüedad, en Asia Menor, se le atribuyó un valor sagrado, relacionado con la fertilidad y la abundancia.

Es un árbol de porte modesto, de hasta 10 metros de alto, de copa ancha, corteza grisácea y hojas grandes y palmeadas. Las flores son unisexuales y se reúnen en gran número en receptáculos carnosos que al madurar dan lugar a unas infrutescencias de piel verde o violácea, los siconos, que conocemos con el nombre vulgar de higos.

Maduran desde finales de agosto, pero su temporada es breve y no son muy abundantes en los mercados. Los hay, sin embargo, que maduran en junio y que se conocen por brevas.

Propiedades medicinales

  • Los higos constituyen una excelente fuente de energía a las puertas del otoño. Además de su grato sabor, aportan vitaminas B, C, D, betacaroteno, azúcares y sales minerales, en especial calcio, hierro y manganeso. 100 gramos de higos frescos aportan unos 54 mg de calcio y hasta 180 si son secos. 
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  • Tienen un alto valor energético y nutritivo, muy recomendable en casos de debilidad, anemia y convalecencia.
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  • Contienen además enzimas, como la ficina, de efectos similares a la papaína, y flavonoides, que ayudan a regular los procesos digestivos.
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  • Los higos destacan sobre todo por sus propiedades laxantes, derivadas de su riqueza en fibra. Son muy adecuados para el estreñimiento, así como para aliviar irritaciones gastrointestinales, gastritis y cólicos.
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  • Los higos se consideran expectorantes, demulcentes y antiinflamatorios. Son también alcalinizantes y favorecen la reducción de las infecciones víricas y por hongos, como la candidiasis.
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  • A nivel externo, se emplean como antiinflamatorios y cicatrizantes, sobre heridas superficiales, quemaduras leves, forúnculos y abscesos. En forma de gargarismos, se toman para aliviar la irritación de garganta, las anginas, la inflamación de las encías y el dolor de muelas.
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Fórmulas de herbolario

  • Leche de higos para el resfriado: Este es un remedio expectorante muy eficaz para aliviar los catarros, procesos gripales, faringitis y bronquitis.
    Cómo prepararla: Se trocea un higo y se hierve en 200 ml de leche a fuego lento. Se retira el higo y se toma la leche caliente un par de veces al día, mientras persista la congestión.
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  • Para las anginas: sirve el colutorio que se elabora con 4 o 5 higos secos, troceados y hervidos durante unos 10 minutos con algo de miel y limón.
  • Cómo prepararlo: Se cuela la decocción, se deja enfriar un poco y se aplica tibia en gargarismos dos o tres veces al día.

 

Jordi Cebrián. Asesora: J.M.ª Teixé, herbolario de «El Manantial de Salud»

 

 

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