Imaginemos esta conversación en el consultorio médico de la seguridad social:

Tiene usted la presión muy alta.
Sí, doctora, lo suponía. ¿Voy a necesitar medicación?
No. Le recomiendo otra cosa. ¿Ha oído hablar del 'Shinrin–Yoku', una expresión en japonés? Es el equivalente de unos baños en un balneario pero de otra forma. Le propongo un internamiento de cinco días en uno de los centros forestales terapéuticos que tienen convenio con la seguridad social y luego una terapia de paseos de 20 minutos durante tres meses en el Parque Forestal de Día de su zona, cerca de su trabajo. De usted depende la decisión.

Impensable, ¿verdad? En Japón se nos han adelantado. Se trata de pasear en un entorno natural, con árboles y vegetación natural, mientras respiramos hondo, escuchamos el sonido del viento contra las hojas o percibimos el silencio.

Los espacios con árboles centenarios y las zonas con grandes masas boscosas y elevada diversidad de vegetación, emiten al aire ciertas sustancias que resultan muy beneficiosas para nuestra salud.

Mirar árboles y plantas nos cura

Mejorar nuestra salud se puede lograr con el contacto diario con las plantas, ya sea paseando o cultivando algo en el jardín. No es una afirmación gratuita sino el resultado de un buen número de estudios, que confirman que a mayor relación con árboles y plantas, mejor calidad de vida y mayor bienestar.

Uno de los estudios más clarificadores se realizó en la Universidad de Essex y fue publicado en la primavera del 2011. Las conclusiones fueron concluyentes:

"Cinco minutos de contacto con verde al día, pueden mejorar la salud física y mental".

Al parecer, actividades al aire libre como caminar, cuidar el huerto, andar en bicicleta o pasear por zonas arboladas, tienen efectos beneficiosos sobre la regulación de la presión arterial y el sistema cardiovascular, al tiempo que pueden subir la autoestima, mejoran el humor y favorecen una buena salud mental.

Y todo ello sólo por el hecho de relacionarnos cinco minutos al día con la naturaleza verde.

Actividades al aire libre, una fuente de bienestar

A partir de los datos obtenidos, los investigadores sugieren que la conexión con la naturaleza debería ser promovida desde la sanidad pública y que el ejercicio al aire libre en espacios verdes, debería desarrollarse con fines terapéuticos.

Incluso que los edificios y las viviendas deberían diseñarse con mayores espacios verdes, con zonas ajardinadas y huertos urbanos, y también inciden en que se debería incluir en la educación de los niños, más tiempo para actividades en el exterior.

Estas recientes investigaciones vienen a corroborar algo que ya se constató en un estudio del 2003, realizado en Japón y que llevaba como título “Mirar árboles alarga la vida”.

El estudio, que se llevó a cabo con 3.144 ancianos de la escuela médica de Tokio, comprobó que los que habían vivido en zonas con abundante vegetación y amplios espacios verdes, vivían de media unos 5 años más que los residentes en núcleos urbanos congestionados.

Profesionales del Instituto de Asistencia Sanitaria y del Hospital Josep Trueta, realizaron un estudio científico en el que demostraron que los bosques con árboles viejos ejercen efectos medicinales para quienes pasean por ellos.

Según parece, los espacios con árboles centenarios y las zonas con grandes masas boscosas y elevada diversidad de vegetación, emiten al aire ciertas sustancias que resultan muy beneficiosas para nuestra salud.

También se ha comprobado que las plantas en el interior de nuestra vivienda y en los lugares de trabajo, además de generar oxígeno y absorber dióxido de carbono, purifican el aire, retienen el polvo, absorben sustancias químicas contaminantes, regulan la humedad y la temperatura ambientales.

Además, ejercen un efecto estimulante del ánimo, a la vez que dan paz interior, relajan, y mejoran las relaciones entre quienes viven rodeados de plantas.