Cada vez son más las personas que acuden a por algún tipo de adicción difícil de superar. Los objetos de estas adicciones son de lo más variado: los juegos de azar, las dietas, las nuevas tecnologías, los medicamentos, el trabajo, la comida, el ejercicio físico, los rayos uva, el azúcar, el sexo o las drogas son las más conocidas de un amplísimo espectro.
Las adicciones "invisibles": ¿cómo enfrentarse a ellas?
Una joven acudió a mí hace unos años explicando que tenía una fuerte adicción al agua. Se presentaba en cada sesión con varias botellas grandes de las que iba bebiendo a sorbos con intervalos de uno a diez minutos, según la tensión del momento y el tema tratado. Decía tener mucha ansiedad y la única forma con que lograba aplacarla un poco era bebiendo agua.
Además de las fuentes conocidas de narcotización y adicción, existen muchas otras de las que solo una clara y concienzuda evaluación de nuestra vida cotidiana nos puede alertar. A saber: la televisión, las relaciones o conversaciones superfluas, la crítica y la murmuración, la queja constante o el mismísimo consumismo y las incesantes compras que supone.
Reconoce el problema
Un análisis profundo del tema requeriría probablemente ir más allá de la simple adquisición de un hábito dañino mantenido en el tiempo:
- Debería cuestionar, en todo caso, los motivos que nos llevan a tan tóxica evasión a través de la búsqueda insalubre y perjudicial del placer en un primer momento y de la atenuación de una gran tensión interna cuando la adicción ya existe de facto.
- Debería hacernos reflexionar sobre nuestra falta de habilidad a la hora de hacer frente a los problemas internos o de relación que podamos atravesar, refugiándonos en las adicciones.
- Debería suponer un peritaje a fondo de los miedos e inseguridades que nos impiden poner en marcha vías saludables y constructivas para amortiguar nuestro malestar.
En cualquier caso, el primer paso para superar cualquier tipo de adicción es la conciencia del problema: admitir que padecemos una enfermedad y tener la firme voluntad y necesidad de atajar de raíz tan perjudicial hábito.
Para ello es bueno:
- Hacer una lista de los efectos dañinos que se han experimentado desde el inicio de la adicción, reflejando cuestiones como el modo en que ha afectado nuestras relaciones o nuestro rendimiento en el trabajo.
- Detallar las formas en que mejorará nuestra vida al superarla: visualizar en detalle una biografía exenta de adicciones y con un sentido claro de libertad, las mejoras en la salud física, emocional o mental, o el orgullo de ir recuperando la confianza en uno mismo son razones de peso en nuestro plan de superación.
- Fijar una fecha –si es señalada, mejor–, reflejarla en el calendario y compartirla con nuestros amigos y familiares de confianza puede ser el siguiente paso.
- Rodearnos de personas “recurso”, como, por ejemplo, aquel amigo que nos suele dar mucho apoyo, un profesional de confianza, nuestros seres queridos...
- Evitar el estrés, desencadenante de muchas recaídas. A menudo, hay personas en nuestro entorno que nos lo generan. En este caso, o bien allanamos el camino de antemano con alguna que otra conversación preparatoria, o bien deberemos evitar, en lo posible, el contacto con ellas durante el tiempo de mayor vulnerabilidad.
Construye una nueva rutina
Cualquier adicción se puede dejar de forma rotunda y contundente o reduciendo paulatinamente la frecuencia y la intensidad del consumo. La decisión depende del perfil de persona y de la naturaleza de la adicción.
En cualquier caso, se ha de intentar permanecer alejado de los desencadenantes, sean estos personas, lugares u objetos, y centrarse en crear una rutina completamente nueva de vida.
Para ello es de gran ayuda mantenerse ocupado, especialmente al atravesar el dolor –físico, mental y emocional– de la abstinencia.
El ejercicio físico es un gran compañero de camino porque genera una buena predisposición física y mental.
Y en los momentos más despiadados, para resistirnos a la voz interior que nos insiste una y otra vez en volver a las andadas, conviene repasar nuestra lista de beneficios y motivos que nos mantienen en pie, no rendirnos ante las recaídas porque no son el final del camino y celebrar cada pequeño logro.
Solo así, con una firme voluntad y la idea clara del tipo de persona que queremos llegar a ser, viviremos el placer de la moderación y la justa medida en la comida, el sexo, el ejercicio y tantas otras cosas dispuestas para nuestro beneficio, deleite y desarrollo en la vida.