Dice el psiquiatra y neurólogo Jorge Tizón en este artículo que una de las diferencias notables entre esta epidemia del COVID19 y otras epidemias de la historia consiste en el peso que los componentes psicológicos y sociales están teniendo y en la rapidez de su influencia. En esta situación, explica Tizón, hemos podido experimentar que lo más contagioso para la humanidad no son los virus, sino las emociones.

Quizá eso explicaría lo que ha ocurrido con el poema que empieza diciendo "Y la gente se quedó en casa", de la maestra jubilada Kitty O'Meara. Lo escribió para dar salida a la ansiedad que le provocaban las noticias que le llegaban sobre el COVID19 y lo publicó en su Facebook personal. Paradójicamente, el poema se difundió a velocidad de pandemia a través de las redes. Rápidamente se tradujo del inglés al italiano, y más tarde al español.

¿Por qué han tocado tanto la fibra estas palabras? Seguramente porque lanzan el mensaje positivo de que toda esta situación puede servir para algo. Este es el poema que se ha convertido en viral:

“Y la gente se quedó en casa. Y leía libros y escuchaba. Y descansaba y hacía ejercicio. Y creaba arte y jugaba. Y aprendía nuevas formas de ser, de estar quieto. Y se detenía. Y escuchaba más profundamente. Algunos meditaban. Algunos rezaban. Alguno bailaban. Algunos hallaron sus sombras. Y la gente empezó a pensar de forma diferente.

Y la gente sanó. Y, en ausencia de personas que viven en la ignorancia y el peligro, sin sentido y sin corazón, la Tierra comenzó a sanar.

Y cuando pasó el peligro, y la gente se unió de nuevo, lamentaron sus pérdidas, tomaron nuevas decisiones, soñaron nuevas imágenes, crearon nuevas formas de vivir y curaron la tierra por completo, tal y como ellos habían sido curados".

¿Por qué determinados contenidos sobre el coronavirus se hacen virales?

Varios conceptos psicológicos podrían explicar por qué determinados contenidos relacionados con el coronavirus (memes, chistes, poemas, escritos inspiracionales...) corren rápidamente por las redes.

  • Las sorpresas nos hacen generar dopamina. Sabemos que nuestro cerebro está programado para explorar, para descubrir cosas nuevas. Como explica el pscicólogo Ignacio Morgado, cuando sucede algo bueno e inesperado el cerebro libera dopamina, que nos anima a seguir buscando placer y despierta nuestra motivación. En una situación de confinamiento, las redes sociales ofrecen la posibilidad de obtener esa recompensa rápidamente y a un solo click.
  • Las emociones positivas nos mueven. El psicólogo Brent Coker de la Universidad de Melbourne comprobó que es más habitual que compartamos los contenidos que nos llevan desde emociones como la tristeza o la injusticia a la alegría, amor y la justicia. Es justo lo que ocurre con el poema viral de Kitty O'Meara.
  • Actuamos para llenar vacíos de información. La teoría de la brecha de información de George Loewenstein sugiere que muchas veces podemos actuar para llenar un vacío entre lo que sabemos y lo que queremos saber. Una de las razones que han contribuido a que este poema haya sido ampliamente difundido es que en algún momento alguien inventó que este había sido escrito hace 220 años durante una epidemia de peste. Muchos han querido ver en estas palabras un presagio positivo: esto que vivimos ya ocurrió y salimos bien de todo aquello.