Superar una depresión requiere mucha ayuda. Consultar con médicos y psicólogos el tipo de terapia más adecuado es un primer paso. Pero también podemos contribuir a nuestra propia curación adoptando una serie de costumbres saludables.

Enfrentarse a una depresión puede parecer una travesía en el desierto. Compartimos algunas pautas para que prepares tu mochila para este viaje.

1. Permítete sentir

Esta máxima de la Gestalt apunta a un problema añadido de muchas personas con depresión que se sienten culpables por el hecho de no estar alegres, lo cual es una metaemoción que complica aún más su situación. No debes olvidar que siempre tienes permiso para sentirte como quieras.

2. Mantén los hábitos cotidianos

El aislamiento que siente la persona deprimida puede hacer que relaje la frecuencia del aseo y que no se preocupe por la ropa con la que sale a la calle, lo cual acaba generando rechazo en los demás. Es importante no ceder a la tentación de abandonar las buenas rutinas diarias, incluyendo entre ellas, por supuesto, la alimentación y el sueño.

3. Exprésate diariamente a través del arte

Elige el medio artístico que te resulte más cercano –escribir, dibujar, tocar un instrumento– y dedica un tiempo cada día a plasmar cómo te sientes. Además de entrenar la disciplina, te permitirá entender mejor lo que te bulle por dentro, así como los progresos que vas haciendo en el proceso de sanación.

4. Busca un terapeuta con quien sientas afinidad

Se trate de un médico o de un psicólogo, es esencial que esta persona te inspire confianza y te sientas cómodo en su presencia. No te guíes solo por las recomendaciones. Para elegir la persona con la que una terapia pueda resultar efectiva, es necesario que haya feeling.

5. Busca compañías nutritivas

Aunque no percibas ángeles de la guarda a tu alrededor, aprovecha cualquier excusa para salir e interactuar con otras personas. Trata de escucharlas y de impregnarte de sus mundos, en lugar de optar por descargar en ellas tus propios demonios.

6. Sé consciente de que es temporal

Un viejo cuento habla de un anillo mágico con la inscripción “esto también pasará”. Como dice Joan Garriga, piensa que la tristeza no dura para siempre, ya que se acaba transformando en sabiduría.