La ayahuasca aparece de tanto en tanto en los medios de comunicación en informaciones que describen un absurdo turismo a la búsqueda de experiencias intensas e iluminaciones en la selva. Sin embargo, la ayahuasca es una preparación que se se utiliza desde hace miles de años en el marco de la cultura chamánica, como herramienta de conocimiento y autocuidado. Y, por otra parte, los científicos la estudian por sus efectos y su posible utilidad terapéutica.

Qué es la ayahuasca, efectos y uso tradicional

La ayahuasca o yagé es una bebida utilizada por los pueblos indígenas amazónicos que se elabora generalmente a partir de la combinación de dos plantas:

  • Banisteriopsis caapi, una liana conocida como “liana o soga de los muertos”.
  • Psychotria viridis, que aporta el agente psicológicamente activo, el DMT.

La ingesta provoca el acceso a un estado modificado de conciencia en el que pueden sucederse visiones y emociones que pueden ser intensas. Tiene una toxicidad prácticamente nula en personas sanas, según varios estudios.

En el uso tradicional, la ayahuasca se considera una fuente de sabiduría. Pero se trata de un conocimiento que adquiere sentido en un contexto cultural determinado, que proporciona una interpretación coherente de la experiencia.

Los científicos que la investigan creen que la planta puede ayudar a superar o aliviar adicciones, traumas emocionales, depresión o enfermedades mentales como la esquizofrenia, siempre en el marco de un uso terapéutico dirigido por un experto.

El uso terapéutico de la ayahuasca en adicciones y traumas

El farmacólogo Jordi Riba, del Hospital Sant Pau de Barcelona, considerado como el mayor experto en ayahuasca del mundo, fue el primero en realizar un estudio clínico de los efectos de la ayahuasca, tanto los efectos fisiológicos como los psicológicos. Descubrió que los principios activos de la ayahuasca actúan sobre los centros cerebrales que actualizan los recuerdos emocionales.

Esta propiedad parece útil para romper con las adicciones y ordenar el propio mundo interior. Jordi Riba participó en un estudio con pacientes con depresión que no respondían al tratamiento convencional y que sí lo hicieron con la ayahuasca. Los buenos resultados han hecho que se estudie su utilidad en casos de estrés postraumático y en rehabilitación de presos en las cárceles brasileñas.

El psiquiatra Josep María Fábregas, director de la clínica CITA de Barcelona, especializada en adicciones, descubrió la planta hace más de dos décadas y ha creado Ideaa (Instituto de Etnopsicología Amazónica Aplicada), un centro en plena cuenca del Amazonas con capacidad para tratar a unos 150 pacientes. Uno de ellos fue Giovanna Valls, hermana de Manuel Valls, ex primer ministro de Francia, adicta a la heroína, que escribió sobre su experiencia positiva en la novela Aferrada a la vida (RBA, 2014).

Según Fábregas, la ayahuasca mejora la capacidad de adaptación y puede utilizarse para el autoanálisis y en procesos de crecimiento personal, etc. En el caso de los adictos les ayudaría, en un marco terapéutico, a salir de las rutinas, traumas y círculos viciosos que los mantienen atados a las drogas nocivas.

Otro investigador español, el psicólogo y farmacólogo José Carlos Bouso, también señala su eficacia en el tratamiento de traumas. No se trata, por tanto, de una droga recreativa.

Según Bouso, no se debe tomar sin saber para qué ni sin que alguien experto supervise la experiencia, que debe transcurrir en un entorno seguro. Se debe vigilar, entre otras cosas, la posible interacción con medicamentos y el estado de salud del paciente o consumidor, pues produce un cierto incremento de la presión arterial y la frecuencia cardiaca.

Situación legal de la ayahuasca

La ayahuasca como tal no se encuentra en la lista de sustancias estupefacientes de la ONU. Sin embargo, sí se encuentra el DMT, una de las sustancias activas a las que se atribuyen los efectos psicológicos.

En España se considera que la situación es de vacío legal. Existen grupos que la utilizan con discreción en un marco neochamánico o religioso. En Brasil, Estados Unidos y Holanda está reconocido su uso religioso.

Referencias científicas: