El envejecimiento de la piel es un proceso fisiológico inevitable, programado genéticamente y que depende de la disminución progresiva de la producción hormonal. Pero algunos factores externos aceleran este proceso, como el estrés, los hábitos dietéticos, la contaminación, el consumo de tabaco, alcohol y medicamentos, o la exposición a factores climáticos extremos (frío, sol, viento o humedad).

El proceso de envejecimiento es irreversible y conlleva cambios en las estructuras de la piel. La capa germinativa de la epidermis se desorganiza y la capa córnea se vuelve rugosa y seca ya que no es capaz de retener la humedad natural de la piel. Aparecen sequedad y falta de nutrición, la piel se vuelve fina y los capilares sanguíneos más superficiales se transparentan.

Con el paso del tiempo la piel refleja todo lo vivido: las líneas de expresión son caminos que hemos recorrido y que han dejado una huella. Una piel sana y bien cuidada es bella a cualquier edad, solo hay que prestarle los cuidados adecuados.

Cómo envejece la piel

En la dermis los fibroblastos (las células más comunes del tejido conjuntivo) disminuyen su actividad mientras que las fibras de colágeno y elastina reducen su tamaño y sus propiedades, por lo que la piel pierde flexibilidad y tonicidad. En las capas más profundas el tejido conjuntivo se atrofia, las glándulas sebáceas y sudoríparas reducen su actividad y los tejidos grasos se descuelgan.

Como consecuencia de ello, la piel pierde firmeza, dando lugar a pliegues, más profundos donde se dibujan líneas de expresión. También pueden aparecer manchas de hiperpigmentación en las zonas menos protegidas del sol.

La piel del contorno de los ojos es la más frágil y sensible de toda la cara. Muy fina, presenta una red linfática y circulatoria que funciona a diferente velocidad de día o de noche. La lentitud en la eliminación de desechos del sistema linfático y la colonización de células adiposas hacen que aparezcan bolsas, ojeras e hinchazón de los párpados.

Esta zona necesita, pues, unos cuidados especiales. Para paliar las ojeras y estimular la microcirculación, es recomendable emplear formulaciones ligeras que sobre todo protejan para impedir la pérdida de agua, que en esta zona es ya de por sí escasa.

Pueden resultar muy útiles las cremas ricas en extractos de eufrasia, aciano o saúco.

Cuidados efectivos contra las arrugas

Cuidar la piel envejecida es fundamental para mantenerla nutrida y saludable. Estos cuidados se centran en evitar la pérdida de agua, fortalecer la epidermis, favorecer la microcirculación, paliar la pérdida de grasa en el manto lipídico y mejorar el relieve cutáneo.

  • Por la mañana. Puedes lavarte la cara con agua fresca y un jabón facial suave, y a continuación aplicarte una crema de día antiarrugas rica en aceite de rosa mosqueta, germen de trigo, extracto de cola de caballo o centella asiática. Procura evitar cremas a base de derivados petroquímicos. Una vez absorbida, aplícate un protector solar si es necesario, preferiblemente sin filtros químicos. Si usas maquillaje es preferible que sea natural y no oclusivo.
  • Por la noche. Aunque no te hayas maquillado, la limpieza te ayudará a eliminar restos de grasa, sudor y partículas de polvo acumuladas. Elige una leche limpiadora fluida sin siliconas y retírala con un algodón o una esponja humedecida. Después, con toques suaves, puedes aplicarte un tónico que contenga agua de rosas, azahar o azuleno. Luego aplícate una crema nutritiva de noche o un sérum rico en aceites vegetales de argán, sésamo o jojoba y extiéndelo por la cara, el cuello y el escote