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Observa tu respiración

Fíjate en cómo respiras, sobre todo cuando sientas que una situación amenaza tu estado de equilibrio.

Cuando estamos estresados, nos resulta mucho más difícil relajarnos y ver las cosas con claridad. Llevar la consciencia a la respiración contrarresta este efecto y nos ayuda a soltar la tensión

También puede ser útil para tomar distancia y darse unos segundos antes de responder a una situación que en ese momento nos está desbordando.

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Aprende a escuchar

Escucha de verdad: al hacerlo, se refuerzan los vínculos de amor y amistad que nos hacen sentir seguros.

Cuando tengas a alguien delante, piensa que toda persona esconde un mundo que podemos explorar. Escúchala, déjala hablar libremente y trata de conocerla y comprenderla.

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Ahonda en tu deseo más profundo

Todos queremos ser alguien y hacer algo. Pero tu deseo más profundo se encuentra dentro de ti y junto a quienes amas.

No lo rehúyas: atiéndelo.

 

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Rodéate de personas

Busca el contacto con personas con las que te sientas a gusto. El apoyo del grupo y el nivel de atención que se genera naturalmente favorece un mayor estado de relajación.

Además, dice Thich Nhat Hanh, "la energía colectiva nos ayuda a conectar con nosotros mismos y despierta la energía de la compasión".

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Medita en situaciones cotidianas

Puedes relajarte, concentrarte y practicar la atención plena en cualquier lugar: en el autobús o en una pausa del trabajo, mientras haces la limpieza o en tus trayectos diarios.

En vez de darle vueltas a las tareas que tienes pendientes, aquella conversación que te ha incomodado o el problema que te preocupa, concéntrate en cómo sale el aire de tu cuerpo y en cómo vuelve a entrar, o en cómo se encuentra tu cuerpo y dónde tiene alguna tensión que puedas soltar...

 

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Un día sin obligaciones

Regálate de vez en cuando un día sin compromisos ni obligaciones, sin nada concreto que hacer.

Si dejas ese día vacío en tu agenda, liberarás espacio para centrarte en el momento y te darás la oportunidad de perder el miedo a no hacer nada o no tener nada que hacer. 

Tú decides luego en cada momento cómo vivir ese día. Puedes leer, salir a pasear para escuchar el rumor de los árboles, escribir a alguien o simplemente descansar y respirar.

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Respira con el vientre

Cuando te encuentres en una situación estresante o veas que la preocupación o la irritabilidad te están dominando, lleva tu mirada a la respiración y respira desde el abdomen; fíjate en cómo se vacía tu vientre y en cómo se llena.

Respira así durante unos minutos.

De esta forma desvías tu atención de aquello que te altera y la concentras en tu cuerpo. Dejas de preocuparte o imaginar para centrarte en algo real que está sucediendo aquí y ahora.

Además, la respiración abdominal te da fuerza. Para Thich Nhat Hanh el vientre es el tronco de nuestro árbol: al respirar profundamente con el abdomen estamos reforzándolo y ganamos estabilidad.

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Abraza a tus amigos

Abrazarlos con serenidad, cariño y aprecio, sintiéndolos bien entre tus brazos, puede ser una forma instantánea de meditación.

No te conformes con una abrazo rápido o superficial. Pon todos tus sentidos en ello. "Abrazar con atención plena y bien concentrados", dice Hanh, "favorece la reconciliación y la comprensión, es sanador y aumenta la felicidad". 

Los secretos del zen para relajarse y vivir mejor

En su último libro, How to relax, el maestro zen Thich Nhat Hanh afirma que, cuando estamos relajados, percibimos la realidad tal como es, sin distorsiones.

La relajación favorece la atención plena, y a la inversa: practicar la atención plena o mindfulnessnos ayuda a afrontar la vida de forma más relajada. Estaremos más presentes en lo que hacemos, más cerca de nuestro centro.

Para ello Thich Nhat Hanh nos recuerda que antes de ocuparnos de la mente es importante ocuparse del cuerpo. Cuando hay tensión en el cuerpo es difícil que hagamos las cosas bien y que nuestra mente pueda estar relajada.

Y lo que conecta más claramente nuestro cuerpo y nuestra mente es la respiración. Prestándole atención podremos relajar tanto el uno como la otra. Por eso, algunos de los consejos más importantes para llevar una vida más relajada están directamente relacionados con la respiración.

Relajar el cuerpo soltando tensiones ayuda también a relajar la mente y nos hace menos vulnerables al estrés. Cuanto más tensos estamos, antes sucumbimos a las presiones, la impaciencia y los enfados. En cambio, si estamos relajados, afrontaremos mejor lo que venga. La respiración consciente ayuda en este sentido, pero también otras técnicas.

Ser más compasivos, empezando por nosotros mismos, es asimismo importante para reducir la tensión. Y se reflejará en nuestra relación con los demás.

Tratando de forzar la relajación y la atención plena seguramente no lograremos relajarnos ni concentrarnos. Sin embargo, cuando lo que hacemos es conectar más uno mismo y con otras personas la relajación y la concentración llegarán naturalmente.

Todas estas ideas están detrás de las sabias enseñanzas para vivir más relajadamente que Thich Nhat Hanh recoge en su libro y que nosotros hemos compilado aquí.