El último informe del IPCC, el panel de 107 expertos de 52 países que asesoran a la ONU sobre el cambio climático, propone transformar el modelo alimentario mundial para combatir eficazmente la emergencia climática.

Los expertos argumentan que no servirá de nada tomar medidas en unos sectores y en otros no. No tiene sentido sustituir el petróleo por la energía solar si se mantiene o aumenta el consumo de carne. Igualmente es necesario combatir la deforestación y el consumo de recursos naturales.

Menos carne y menos desperdicio de alimentos

En el ámbito de la dieta habría que comenzar por reducir el derroche de alimentos. Si no se desperdiciaran alimentos se reduciría hasta un 10% las emisiones de CO2, el principal gas causante del efecto invernadero. Actualmente desperdiciamos casi la tercera parte de los alimentos cosechados.

El siguiente paso debe ser sustituir la carne –totalmente o en su mayor parte– por alimentos vegetales. El IPCC señala que los alimentos cárnicos admisibles serían los producidos de manera sostenible con bajas emisiones (por ejemplo, la carne ecológica de pollo o pavo).

Las razones por las que la carne es un alimento insostenible es que su producción precisa de demasiada tierra y agua, que no quedan disponibles para otros usos. Por ejemplo, la producción de un solo kilogramo de carne precisa de más de 15.000 litros de agua.

El IPCC indica que 2.000 millones de personas ya sufren de sobrepeso. Al mismo tiempo, según Reyes Tirado, investigadora de Greenpeace, una de cada nueve personas pasa hambre en el mundo. Por eso no tiene sentido utilizar la tierra para alimentar a los animales en lugar de a las personas.

Consecuencias económicas y sociales

El panel IPCC advierte de que, si no se toman medidas inmediatas, millones de personas sufrirán las consecuencias de la desertificación, las sequías, las olas de calor, las inundaciones y la degradación de la tierra. Y este sufrimiento provocará graves inestabilidades sociales, económicas y políticas.

"Problemas que se derivarán del cambio climático en el futuro, como la reducción del rendimiento —en particular en los trópicos—, el aumento de precios, la pérdida de calidad de los nutrientes y las alteraciones en la cadena de suministro, afectarán cada vez más a la seguridad alimentaria", según Priyadarshi Shukla, copresidente del Grupo de Trabajo III del IPCC

La región mediterránea es especialmente vulnerable a muchos de estos fenómenos, en especial olas de calor, sequía, inundaciones y desertificación.

Medidas alimentarias contra el cambio climático

El informe ofrece a los gobiernos un listado de medidas en que cada país puede elegir las que son más útiles en función de sus características socioeconómicas.

Promover cambios en la dieta es una de estas medidas. Otras son los muros verdes a la desertificación, levantados con especies vegetales autóctonas, así como la conservación de turberas, humedales, praderas y bosques.

Asimismo señala que no es buena idea sustituir la energía del petróleo por biocombustibles obtenidos, por ejemplo, del aceite de palma y otros cultivos.

Julio Barea, responsable de campañas de Consumo y Biodiversidad de Greenpeace España, recuerda que el ser humano no necesita de la carne para vivir y que cada persona puede empezar a tomar medidas "mañana mismo, cuando vayamos a hacer la compra".

En este sentido, ten en cuenta que los alimentos vegetales ricos en proteína son las legumbres, los cereales integrales, los frutos secos y las semillas. Una dieta compuesta por estos alimentos, junto con hortalizas y frutas, es la más sana posible.

Si obtienes las proteínas que necesitas de alimentos vegetales en lugar de de la carne, se reducirá la superficie que ocupan los cultivos, podrán alimentarse más personas y los bosques se conservarán o ganarán extensión.

Además, al reducir el consumo de carne disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer.