El cáncer de mama no es inevitable. Tampoco es culpa de la mujer que acaba desarrollándolo. De alguna manera es una lotería en la que todas jugamos con más o menos números (y también los hombres, porque el cáncer de mama masculino existe).

En este artículo te explicamos cómo puedes reducir el riesgo con consejos que no acostumbran a ofrecer las autoridades sanitarias y los médicos convencionales.

Por supuesto, es muy útil hacer un mínimo de 4 horas semanales de ejercicio, evitar la obesidad, no fumar y no tener el hábito de tomar alcohol.

Pero puedes hacer mucho más, puedes incorporar a tus hábitos unas medidas preventivas que no suponen ningún sacrificio; al contrario, pueden prevenir también otras enfermedades y aumentan el bienestar general.

En realidad, casi todo lo que hacemos desde que nos despertamos hasta que nos acostamos puede tener una influencia porque en cada momento decidimos con qué sustancias nos ponemos en contacto.

1. Evita las pruebas innecesarias

Es obvio que una mamografía puede descubrir a tiempo un cáncer. Por eso se considera un elemento básico de prevención y vigilancia. Pero hay una paradoja: cada mamografía aporta una pequeña dosis de radiación cancerígena.

Por eso, lo sensato es hacerse solo las mamografías protocolarias que nos proponga nuestro médico. Lo más frecuente es que se recomiende una mamografía y un examen clínico cada dos años a partir de los 50. Algunos expertos aconsejan empezar a los 40 años o antes si la mujer tiene un riesgo por encima de la media.

Por otra parte, saber autoexaminarse los senos puede ser muy útil. Puedes hacerlo una vez al mes siguiendo estas instrucciones: Cómo identificar algo raro cuando examinas tus pechos.

2. Limita la terapia hormonal sustitutiva

El uso a largo plazo de terapia combinada de estrógeno más progestina para controlar los síntomas de la menopausia aumenta el riesgo de cáncer de seno en un 24 por ciento.

Por eso se debería evitar siempre que sea posible, sobre todo las mujeres que tengan algún factor de riesgo. Cuando resulte imprescindible, hay que tomar la dosis eficaz más pequeña y durante el menor tiempo posible. Es recomendable reevaluar la situación cada 3 meses.

Por otra parte, para evitar el consumo de hormonas se puede recurrir a productos naturales que resultan de ayuda durante la menopausia. Encontrarás mucha información útil en los siguientes artículos:

3. Si tienes bebés, dales el pecho

Las mujeres que amamantan a demanda a sus bebés durante los primeros 6 meses de vida tienen un 10 por ciento menos de riesgo de muerte por cáncer en comparación con las que no, según un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition.

La razón es que las mamás que dan el pecho no menstrúan y por tanto reducen la cantidad de ciclos durante su vida, y en consecuencia la exposición a estrógenos de su cuerpo.

Por tanto, el número de hijos y el periodo de meses en que se mantiene la lactancia son factores protectores importantes. Por supuesto, además de prevenir el cáncer, el gran beneficiado es el niño que recibe el mejor alimento posible.

4. Elige los alimentos adecuados todos los días

Investigadores de la Universidad de Harvard descubrieron recientemente que las mujeres con niveles más altos de carotenoides en la sangre, incluidos el licopeno y el betacaroteno, tenían un riesgo un 19 por ciento menor de desarrollar cáncer de pecho, en comparación con las mujeres con niveles más bajos.

Los carotenoides son pigmentos de intensos colores rojos, amarillos y anaranjados que actúan como antioxidantes y que se encuentran en frutas y hortalizas como las verduras de hoja verde, zanahorias, boniatos, tomates y pimientos rojos.

Otro compuesto, el sulforafano, que se encuentra en el brócoli y otras coles, también pueden proteger contra el cáncer de seno.

Las autoridades sanitarias recomiendan comer 5 raciones de frutas y hortalizas frescas al día, pero hay buenas razones para consumir hasta 10. Puedes conseguirlo fácilmente 4-5 frutas y otras tantas raciones de hortalizas (coles, tomates, zanahorias, rabanitos, espinacas, etc) en ensaladas y platos de comida y cena.

5. Considera tomar un suplemento de vitamina D

El 75% de las mujeres con cáncer de mama tienen niveles bajos de vitamina D. Este nutriente controla el crecimiento normal de células en el pecho y puede detener el desarrollo de células cancerígenas.

Como sabrás, la vitamin D se sintetiza en la piel cuando recibe la radiación del sol. Por tanto, para obtener la que se necesita hay que tomar el sol durante 15-20 minutos cada día. La dosis depende de la hora, la estación del año y el tipo de piel.

Si te parece que no tomas suficiente sol, sobre todo durante los meses de otoño e invierno, cuando muchas personas salen de casa cuando todavía está oscuro y trabajan en espacios interiores hasta que se hace de noche, puedes tomar un suplemento.

Es conveniente que antes te hagas un análisis para determinar tu nivel de vitamina D en sangre. Se considera que se sufre una deficiencia cuando los valores son inferiores a 30 ng/ml (algunos expertos estiman deseable que el nivel sea superior a 40 ng/ml).

Para alcanzar valores normales se puede tomar un suplemento de vitamina D3 o colecalciferol en una dosis de 70-80 UI por kilogramos de peso corporal (por tanto, una persona de 70 kg podría tomar un suplemento de 5.200 UI al día.

6. Evita los disruptores endocrinos

Los disruptores endocrinos son sustancias contaminantes que se encuentran alrededor nuestro (en la casa, los alimentos, los cosméticos, la ropa, el aire) y que se acumulan en el cuerpo, donde se comportan como hormonas femeninas y favorecen alteraciones que llevan a trastornos reproductivos, neurológicos, metabólicos y en distintos órganos. Entre estos efectos potenciales se encuentra también los cánceres de mama, ovario, útero y próstata.

Para evitar que los disruptores endocrinos te causen problemas puedes tomar las siguientes medidas:

  1. Evita los alimentos grasos de origen animal, porque en la grasa se acumulan los disruptores endocrinos que se encuentran en el medio ambiente.
  2. Elige alimentos vegetales ecológicos, porque muchos de los pesticidas empleados en los productos convencionales son disruptores endocrinos. Recuerda que entre los alimentos con más pesticidas se encuentran las fresas, lechugas, manzanas, peras, melocotones, espinacas, uvas, pimientos, naranjas, patatas, tomates, calabacines o pepinos.
  3. Evita las bebidas y alimentos envasados en plásticos con los códigos de reciclaje 1, 3, 6, y 7.
  4. Rechaza los tickets de compra impresos en papel térmico porque contienen bisfenol A, un disruptor endocrino. Este compuesto también se encuentra en latas de conserva,
  5. Prefiere los productos cosméticos con certificado ecológico (Cosmos, Ecocert, BDIH, etc) porque los productos convencionales contienen varios ingredientes (perfumes, conservantes, triclosan, parabenos, algunos filtros solares) que son disruptores endocrinos.
  6. Sustituye los productos de limpieza convencionales por detergentes con certificación Ecocert o por productos naturales como el bicarbonato, el vinagre de limpieza, el limón, el jabón natural y el agua oxigenada.
  7. Elige madera maciza, metal, cristal o cerámica en lugar de plásticos para todo tipo de usos: muebles, juguetes, utensilios de cocina… Evita las sartenes y ollas con plástico antiadherente tipo teflón.
  8. Evita los insecticidas domésticos y utiliza repelentes naturales.