Uno de los conceptos más importantes de la Medicina Tradicional China (MTC) es la xue. Nosotros la traducimos como "sangre", pero detrás este concepto se esconde todo un mundo por descubrir.

Podemos comprender que la sangre nutre e hidrata todo el organismo. Solo esto nos sirve para valorar su amplitud de funciones, pero también para comprender problemas de salud tan diversos como la dificultad para conciliar el sueño, el dolor muscular, los vértigos o los mareos. Todos ellos son consecuencia de lo que se consideraría una sangre "energéticamente pobre".

Enfermar en MTC es desequilibrarse energéticamente. Nuestra "sangre" puede ser deficiente, lo cual no quiere decir anémica. Puede no ser capaz de nutrir correctamente todos nuestros tejidos al encontrarse con bloqueos, algunos tan evidentes como una variz. O puede calentarse en exceso: me puede "hervir la sangre" cuando me enfurezco, aunque según qué noticias me dejen la "sangre helada".

La "sangre" (xue) y la salud en la medicina china

Cuando nos despertamos, la sangre se pone en marcha. La noche ha servido para que se regenere y ahora vuelve a estar en forma. Los primeros bombeos se dan con los primeros pasos. Hay que llevar más oxígeno a los músculos, nos ponemos a caminar y nos cuesta un poco.

La función de la xue es clara: alimentar e hidratar; la sangre es agua con nutrientes. En cuanto ha humedecido los tejidos, nos sentimos ágiles y despiertos.

Si hacemos bien las cosas en el resto del día –nos alimentamos, bebemos y descansamos adecuadamente–, no va a dar señales de peligro. Si no, ahí está para detenernos y hacernos reflexionar sobre qué está ocurriendo.

Los tres estados patológicos de la xuenos dan unos síntomas claros:

  • Deficiencia: la sangre nos calienta; si tengo poca sangre, mi piel está pálida, no tengo color y puedo tener frío.
  • Estancamiento: si está estancada en algún sitio, la sangre no va a alimentar mis tejidos. Puedo tener calambres o sensación de hormigueo.
  • Calor: si algo se recalienta sube como el vapor a la cabeza, nos ponemos rojos, nos encendemos y sacamos fuego por la boca con cuatros gritos. Las emociones nos calientan, nos enfurecen y, sobre todo, nos mueven.

La xue enraíza la mente

El cerebro necesita mucho alimento. Si nos falta sangre, no funciona bien. Signos típicos son la falta de concentración o la pérdida de memoria. Otros síntomas que nos avisan son los vértigos y mareos. Al levantarnos bruscamente la cabeza nos da vueltas. Como vamos justos de xue, esta no puede responder tan rápido. El cerebro desnutrido se queja y nos obliga a ir más lentos.

La causa de estos síntomas no siempre es una deficiencia. Para llegar a la cabeza la sangre debe superar un cuello a menudo tenso y contracturado. Solo relajándolo el estancamiento desaparece y también los problemas.

Alteraciones de la regla

Si en algún aspecto del organismo es muy clara la relación con la sangre es con la menstruación. Cada mes el cuerpo de la mujer expulsa una cantidad grande de sangre. Si hay algún desequilibrio importante la sangre nos lo va a decir.

Lo más destacable es la cantidad y el color de la sangre. Una pérdida normal es de 4 a 6 días, y el color ha de ser vivo y sin coágulos. Si es más corta nos dice que hay escasez, deficiencia. Si es oscura y con masas, nos habla de la dificultad en ser expulsada.

Generalmente este tipo de sangre viene acompañada de dolor agudo antes de la menstruación, que también indica la dificultad para mover la sangre. Y si se acompaña de una crisis migrañosa nos dice que no puede con todo: o la regla o nutrir la cabeza.

Se debe tratar el terreno, los desequilibrios de base: la falta de una nutrición correcta, el exceso de ejercicio o el estrés. Si no, la deficiencia castigará cada ciclo con una crisis de dolor importante.

La sangre influye sobre la digestión o la musculatura

Necesitamos a la sangre en todas las funciones. Si comemos, da la fuerza al estómago para trabajar. Humidifica los intestinos para hacer más fácil el tránsito. Así, un estreñimiento también se puede tratar con más xue, más humedad en los tejidos.

Si nos duelen las piernas y dicen que es la circulación, es que no hay nutrientes para que la musculatura esté bien alimentada con tanto ir arriba y abajo. O, si pasamos horas de pie, no ayudamos a moverla. Otro tipo de estancamiento.

Necesitas descansar, cuida tu sangre

Pero, ¿cómo tengo la sangre tan agotada? ¡Te parece poco todo lo que hace en un día! Parece que sí, pues al salir del trabajo te vas al gimnasio. Y de nuevo la sangre llevando comida a los músculos y perdiendo humedad por medio del sudor.

Justo cuando ya estaba por recogerse en el hígado, le exigimos un penúltimo esfuerzo. El último será la cena: esperemos que sea frugal, para que no trabaje mucho.

Tras agotar lo poco que nos queda haciendo ejercicio intenso, sufrimos insomnio. La sangre enraíza la mente, es decir, la apacigua. Por la noche la sangre es imprescindible para dormir bien. ¡No la agotes!

Como hemos visto, la sangre interviene en todos los procesos del organismo. Hay que cuidarla con la alimentación y una buena hidratación. El descanso es básico, las horas de sueño también. Y respecto a la actividad física hay que adecuarla a la edad y otros condicionantes.

El ejercicio que no desgasta

La actividad física es mejor por la mañana que al acabar la jornada. Si tienes épocas de mucho trabajo o exámenes, adapta el volumen. Si eres mujer, con la regla baja el ritmo. El trabajo cardiovascular intenso, con pulsaciones altas y mucho sudor, desgasta la sangre en nutrientes y líquidos.

Podemos movernos, que es imprescindible, haciendo yoga, chikung o un paseo. Lograremos los mismos buenos efectos, pero no desgastaremos tanto la xue. Y ganaremos calidad de vida.

Cómo alimentar tu sangre

Preparar el aparato digestivo y elegir alimentos muy nutritivos es básico para que no se debilite.

  • Calienta el estómago: hay que prepararlo para que asimile los alimentos. Una ensalada o gazpacho de inicio exigirá al estómago un sobreesfuerzo y no estará listo para recibir los alimentos. Dale algo caliente, como una sopa. Mijo y cebada son buenos para dar energía al aparato digestivo.
  • Cuida los intestinos: sustituir los lácteos por bebidas vegetales como la leche de almendra mejora la absorción de nutrientes en el intestino. Fermentados como el chucrut, el miso o el tempeh son excelentes complementos por sus probióticos. También las olivas verdes partidas.
  • Legumbres para nutrirla: las judías azuki, la soja negra o la lenteja, entre otras, cuidan el riñón y nutren la sangre. En invierno añade trigo sarraceno, en grano o fideos.
  • Buenos complementos: no pueden faltar el sésamo negro bien triturado; las algas, en especial la dulse; verduras rojas como la remolacha; y frutas de temporada, también rojas.
  • Oxigénate: masajea la piel con un guante de crin para limpiar los poros y oxigenar; también ayudará a recibir mejor los alimentos.
  • Hidrátate mejor: algo tan sencillo y natural como beber es básico. No hay una norma, ni una cantidad. Para controlar nuestro nivel de hidratación qué mejor que observar el color de nuestra orina, que debe ser clara. Los amarillos oscuros indican que nos falta agua. Y, si nos falta, la sangre se espesa, le cuesta moverse y tiende más al bloqueo.

Tres ayudas para recuperar el equilibrio

Además del ejercicio físico y la alimentación, puedes recurrir a las terapias naturales para equilibrar la energía de la sangre.

  • Acupuntura: quien mejor conoce el funcionamiento de la xue son los terapeutas en Medicina Tradicional China, los acupuntores. Aparte del uso de agujas, es esencial, en caso de deficiencia, cambiar hábitos, en especial la alimentación, y complementar con fitoterapia, sea con formulación china o local. Desde hace unos años se encuentra fitoterapia china con estándares de calidad europeos.
  • Masajes y ventosas: para mover la sangre estancada nada mejor que usar las manos y también las ventosas. Los típicos dolores en la zona alta de la espalda muchas veces están relacionados con un bloqueo de sangre. Las ventosas moverán con profundidad para extraer ese bloqueo. Con las manos la técnica debe ser con fuerza, para deshacer obstrucciones antiguas.