¿Te has planteado alguna vez tomar un subidón de luz? No nos referimos a una sobredosis de bronceado, ni a una vuelta y vuelta en la tumbona del jardín o sobre la arena de la playa; tampoco a fugarte a un lugar paradisiaco donde el sol brille más que en cualquier otro sitio. La propuesta es recibir una dosis extra de fotones mediante la terapia de fotones.

¿Qué son? Los fotones son partículas de luz que el organismo absorbe, almacena o emite. Los fotones nos llegan del sol, pero nuestras células también lucen: producen por sí mismas biofotones que participan en la coordinación de su funcionamiento, según el biofísico Fritz Albert Popp, pionero de la investigación en biofotónica y candidato en su momento al premio Nobel.

En su libro La biología de la luz afirma que los biofotones resultan cruciales en el abordaje terapéutico de las enfermedades, ya que transmiten la información necesaria para que se desarrollen todos los procesos químicos y físicos que sostienen la salud.

Terapia de fotones para una mayor vitalidad

Los científicos rusos S. Stschurin, V.P. Kasnaschejew y L. Michailowa han confirmado con más de 5.000 experimentos que las células vivas pueden transmitir información por medio de biofotones. Según estos estudios, la intensidad de la emisión –en forma de luz coherente ultra débil, en la longitud de onda de los 200 a los 800 nanómetros del espectro electromagnético– es muy sensible a las situaciones de estrés físico o psicológico y refleja el estado de vitalidad del organismo.

Por eso se ha considerado que un aporte desde fuera puede tener efectos positivos, algo que ha sido comprobado de manera empírica por los terapeutas que utilizan las tecnologías biofotónicas.

Solo una pequeña parte de los fotones que se pueden detectar en el organismo proceden directamente del Sol. Se sabe que la radiación solar produce efectos antiinflamatorios, analgésicos y moduladores. Estimula las células y regula la producción de hormonas y de neurotransmisores, pero a través de la piel solo absorbemos entre un 25-30% de los fotones solares, que además se distribuyen en el tejido de forma no localizada.

La terapia de fotones trata de dirigirlos a los lugares adecuados con tecnologías como la desarrollada por el biofísico francés Daniel Giron, que aplican luz coherente a determinadas áreas de la piel con fines curativos. Las zonas elegidas son las afectadas por el trastorno, órganos esenciales para el funcionamiento del organismo o los puntos a lo largo de los meridianos descritos en la medicina tradicional china.

A través de los puntos de acupuntura

Los estudios de Fritz Albert Popp y de doctores como Xiuxiu Wang y Jinzhao Huang, de la Universidad de Jinan (China), han demostrado que la estimulación de los acupuntos –mediante la inserción de agujas de acupuntura o el tratamiento con moxas– incrementa la emisión de biofotones a lo largo de los meridianos.

La terapia se administra mediante un cabezal emisor de luz infrarroja que proyecta los fotones en puntos concretos. Estas puertas de entrada de la luz en el cuerpo pueden ser acupuntos indicados tras un diagnóstico energético del paciente, según la medicina tradicional china, o bien determinadas zonas sensibles como las muñecas, el plexo solar, el timo, la glándula tiroides o las glándulas suprarrenales.

Los fotones también pueden estimularse a través de las terminaciones nerviosas que los llevan hasta el cerebro. Los aparatos empleados por los terapeutas permiten adaptar el rango de emisión en función de la alteración que se trata.

Pero siempre es un procedimiento seguro: es imposible recibir una sobredosis de fotones. Estos solo activan las células enfermas y carecen de efectos secundarios negativos sobre las sanas.

Mejora el estado general del organismo con biofotones

El doctor Heinrich Mammes, profesor de la Universidad de Münster (Alemania), considera que la luz del Sol resulta beneficiosa para mantener la salud y la vitalidad, pero cuando existe un problema concreto es necesario un tratamiento localizado con biofotones. "La terapia con luz brinda un aporte de vitalidad que ayuda a recuperar el equilibrio cuando las células y el organismo están débiles", explica Mammes.

"La terapia con luz brinda un aporte de vitalidad que ayuda a recuperar el equilibrio cuando las células y el organismo están débiles"

Las indicaciones más frecuentes son el dolor, la fibromialgia, la sensación de falta de energía, las alteraciones del sistema nervioso, los problemas respiratorios e inflamatorios, los desequilibrios hormonales y las infecciones crónicas como la borreliosis o enfermedad de Lyme, transmitida por la garrapata, que puede afectar a varios órganos. La duración del tratamiento depende del trastorno y del estado del paciente. En la mayoría de las enfermedades se recomiendan de 3 a 10 sesiones de 50-60 minutos.

4 trastornos que mejoran con la terapia de fotones

Destacamos 4 trastornos que, gracias a la terapia con fotones, van a mejorar.

1. "Burn out"

La terapia con fotones se utiliza para tratar el estado de desequilibrio causado por el estrés agudo. El síndrome burn out, de «estar quemado», se caracteriza por un cansancio extremo físico, intelectual y emocional que se relaciona habitualmente con el exceso de trabajo y la falta de descanso.

2. Síntomas de estrés

Las migrañas, las defensas bajas, la irritabilidad o el desánimo se asocian frecuentemente con las situaciones de estrés sostenido. La terapia con fotones favorece un aumento de la resistencia y de la capacidad de adaptación del organismo a las circunstancias exigentes.

3. Acúfenos

Son zumbidos que no tienen una causa física conocida y que pueden resultar muy molestos. En muchos casos no existe un tratamiento convencional eficaz, sin embargo, a menudo responden a la terapia con fotones. Para abordar el problema, se trata la energía del riñón, pues según la medicina tradicional china es la causa de este síntoma en el oído.

4. Psicosomáticas

Las enfermedades que afectan al sistema psicovegetativo, como la depresión, las alteraciones del sueño o los trastornos de la conducta y del aprendizaje en los niños, también responden positivamente al estímulo reorganizador de los biofotones.

Los biofotones también se comen

Podemos obtenerlos de las frutas, verduras y tubérculos.

Los alimentos que ingerimos no solo aportan calorías, proteínas, vitaminas o minerales, sino que transfieren literalmente luz solar al organismo. Esta luz es imprescindible porque aporta una coherencia física, un orden, una capacidad organizativa, que resulta esencial para todos los seres vivos.

La vitalidad y la calidad de un alimento pueden ser determinadas a partir de la intensidad y la coherencia de su emisión biofotónica. Fritz-Albert Popp ha comprobado que se puede distinguir la emisión de biofotones de los vegetales frescos, cultivados con métodos ecológicos y libres de residuos nocivos.

Los vegetales ecológicos, crudos y rallados aportan la mayor cantidad de biofotones coherentes al organismo. El doctor Heinrich Mammes recomienda tomar cada día una ensalada con vegetales de color blanco como manzana y nabo rallado. Además, aconseja masticarlos muy bien.

Una terapia más en el tratamiento integral

Mammes recomienda que se combine la terapia de fotones con la homeopatía, la acupuntura, la cromoterapia y la alimentación natural porque «todas las estrategias contribuyen a la recuperación del equilibrio».

Además no resulta incompatible con los tratamientos convencionales. Por ejemplo, los enfermos oncológicos la utilizan para contrarrestar los efectos negativos de la quimioterapia.

En el Centro Itaka (Madrid), el naturópata Julio Alonso emplea la misma tecnología –el sistema Bionic 880– que Mammes para «conseguir una regulación de fondo que no se logra con ningún otro medio». «No es un tratamiento invasivo y resulta muy eficaz, sobre todo con niños», afirma.

La ciencia de los biofotones está en sus primeros pasos. Los estudios en marcha –como los de Majid Rahnama, de la Universidad Shahid Bahonar (Irán), sobre la función de los biofotones en el cerebro– sugieren que en las partículas de luz pueden encontrarse claves para la comprensión de los seres vivos, en especial de las interacciones entre la conciencia y los elementos físicos. Quizá algún día la expresión «seres de luz» sea entendida como algo más que una metáfora