Este problema puede guardar relación con una mala higiene bucal, pero también se debe a otras causas. Existe una halitosis de la cavidad oral y una extraoral, que afecta a las vías respiratorias altas y medias. La primera (el 90% de los casos) se debe principalmente a la acumulación de placa bacteriana en la lengua, caries, el uso de tabaco, alcohol o fármacos y el consumo de alimentos sulfurados como el ajo y la cebolla.

La halitosis extraoral puede deberse a una infección vírica, bacteriana o fúngica. Una visita al estomatólogo es indispensable en este caso para localizar el origen del problema y apuntar las posibles soluciones. Hay numerosas alternativas naturales.

4 remedios rápidos contra el mal aliento

  1. Aceite de perejil en perlas, con azafrán y mentol o clorofila, tres veces al día.
  2. Masticar cardamomo, jengibre o perejil. El efecto es inmediato y duradero.
  3. Bicarbonato sódico: usar un dentífrico que contenga bicarbonato reduce el mal aliento.
  4. Carbón activado: aliado contra el mal aliento, pero hay que consultar si se toma medicación y no abusar de él porque interferir en la absorción de nutrientes.

Otras ayudas naturales para refrescar el aliento

  • El tomillo (Thymus vulgaris): es especialmente eficaz si existe daño en la cavidad bucal, como llagas o úlceras, pues facilita su sanación.
  • La salvia(Salvia officinalis): contiene un aceite esencial antiséptico, antibacteriano, refrescante y digestivo. Se toma en infusión, después de comer, o se aplica en forma de enjuague.
  • Las plantas amargas, como la genciana, el boldo o el ajenjo, estimulan los jugos gástricos, facilitando la digestión por lo que ayudan a aliviar el mal aliento. Se beben juntas en decocción o como colutorio preparado a partir de la tintura.
  • Las plantas umbelíferas, como el anís verde, el hinojo, el eneldo o el perejil, suponen un recurso de primer orden. Las hojas de perejil se mastican crudas y son un remedio útil tras comer cebolla o ajo.
  • Las hojas de apio o el cilantro son un buen desodorante bucal.
  • La canela y el cardamomo aportan virtudes antibacterianas y antifúngicas. Se elabora un colutorio con la decocción de los frutos del cardamomo o la corteza interior de la canela y se usa tras las comidas principales.