La aplicación de arcilla para tratar determinados problemas de salud posee una historia milenaria. La medicina naturista mantiene esta práctica eficaz y sencilla que cualquiera puede realizar en casa.

Encontrarás la arcilla en herbolarios. Trabájala sobre un recipiente de barro, cerámica, madera o vidrio, no de metal ni de plástico.

Añade agua pura y deja reposar; si queda demasiado clara, añade más polvo de arcilla. La pasta debe quedar consistente pero modelable, que se pueda hacer con ella una bola fácilmente.

Puedes preparar para varios días y ponerla al sol y al aire, pero cubriéndola para protegerla de impurezas. La temperatura de aplicación puede ser fría o caliente.

Problemas de salud que puedes tratar con arcilla terapéutica

  • Asma y bronquitis: aplica la arcilla caliente (no tiene que molestar) y no muy espesa sobre el pecho.
  • Dolores lumbares, dorsales y cólicos renales: prepárala espesa y caliente, y extiéndola con amplitud sobre la zona dolorida. Separa la aplicación de las comidas al menos 15 minutos.
  • Hinchazón, flatulencia y problemas hepáticos: espesa, a temperatura ambiente. Extiéndela con generosidad sobre el estómago. No te la apliques después de comer.
  • Dolor de cabeza: cierra los ojos y tápate los oídos antes de ponerte una cataplasma en la nuca o en la frente. En la nuca también es útil para el insomnio.

Para tratar las afecciones de la piel con arcillo puedes leer el artículo de Diana Burillo: 7 usos de la arcilla blanca que no conocías.

¿Cómo se aplica la arcilla?

Existen distintas formas de utilizar la arcilla medicinal.

  • Cataplasmas: con una espátula de madera o con la mano extiende la arcilla sobre un trozo de tela de hilo o algodón (puede ser un pañuelo, una servilleta…) hasta conseguir un espesor de entre 5 mm y 2 cm. Aplícala sobre la piel de la zona afectada. Donde hay vello o heridas se puedes poner una gasa entre la piel y la arcilla, lo que ayudará a retirarla. Después, fija con un vendaje o cubre con lana o franela.
  • Compresas: prepara una agua arcillosa clara, sumerge un trapo en ella, escurre un poco y aplica sobre la piel, directamente o intercalando una gasa. Cubre la zona con un trapo de lana o de franela.
  • Envolturas: sigue el mismo procedimiento: humedece la envoltura, escurre y pon en contacto con el brazo, la pierna, el tronco o el cuerpo entero. Abrígate y métete en la cama durante la aplicación.
  • Mascarillas: la puedes mezclar con zumo de fruta, levadura de cerveza, etc. y aplicarla en caso de problemas dermatológicos como acné o piel grasa.
  • Polvoreada: aplica la arcilla en polvo sobre rozaduras, irritaciones, úlceras, eccemas húmedos, en el masaje o para fricciones.

¿Cómo se usan las cataplasmas de arcilla?

Las aplicaciones pueden durar entre una hora (si es caliente, hasta que se pierde el calor), y tres o cuatro horas, incluso ocho horas, es decir toda la noche.

  • En abscesos y erupciones purulentas, se aplica cada media hora o cada hora, durante el tiempo que sea necesario.
  • En traumatismos, se deja entre 1 hora y 3 horas, y se repite.
  • En grandes aplicaciones, entre 2 y 4 horas, una vez al día.
  • El tratamiento puede durar desde días a meses.

¿Qué hago si hay reacción?

Si al aplicar la arcilla sobre la piel presentas una reacción incómoda o desagradable, retírala inmediatamente.

¿Dónde la tiro una vez usada?

Una vez usada, tira la arcilla, no la reutilices, pues contiene toxinas corporales. Es importante que la retires bien y la tires a la basura orgánica. No te la quites directamente en la ducha o el lavabo, pues los puedes embozar.