Para muchas personas el retorno a la "normalidad", tras las vacaciones, supone un pequeño trauma. En algunos círculos se habla del síndrome o estrés posvacacional, que no es otra cosa que asignarle un nombre clínico a un proceso normal, que no debe ser considerado como enfermedad.

En realidad, con esta expresión se hace referencia al estado de abatimiento y al estrés que muchas personas experimentan tras el periodo de descanso, cuando les supone un enorme esfuerzo readaptarse a las obligaciones laborales o estudiantiles, a la rutina y a las presiones del día a día.

Este proceso pasa en muchos casos por un cuadro inicial de alarma o desconcierto que luego da paso a otro de debilidad, agotamiento y astenia, con una aparente incapacidad para conseguir retomar el ritmo de actividad que nuestras expectativas laborales o académicas nos exigen.

Pueden existir también problemas de concentración y dificultad para tomar decisiones, que acaban afectando al rendimiento. El mejor remedio en estas situaciones es la prevención, preparando la vuelta a la normalidad de forma gradual.

Y puestos a buscar una ayuda externa, mucho antes que el recurso a excitantes poco saludables o incluso a fármacos, cabe explorar el apoyo de algunas plantas medicinales.

5 plantas adaptógenas para tener más energía

Existen plantas medicinales que se caracterizan por poseer un efecto tónico, estimulante, inmunomodulador y defatigante que se suma a su condición de adaptógenas, lo que las convierte en un recurso válido para afrontar el estrés y la falta de motivación a la vuelta de las vacaciones.

Entre las más efectivas en este campo se encuentran las cinco seleccionadas en este artículo.

1. Eleuterococo, el mejor aliado contra la fatiga

El ginseng siberiano (Eleutherococcus senticosus) comparte con el ginseng coreano (Panax ginseng) las virtudes energéticas y defatigantes, y según algunos expertos, incluso le supera en efectividad.

Originario de Siberia y norte de China, es un arbusto de hasta 3 metros de alto con hojas en forma de palma. Con fines medicinales se usa la raíz.

Estimula las glándulas suprarrenales y potencia la secreción de una hormona, la cortisona, que en complementación con neurotransmisores como la dopamina, ejerce una acción revitalizante sobre el sistema nervioso central. Por ello resulta eficaz para reconducir situaciones de estrés emocional, fatiga y falta de motivación.

Es muy adecuado si se sufre agotamiento físico y mental, astenia y desgana. Es el remedio estelar para deportistas, senderistas y expedicionarios para mejorar su rendimiento físico y resistencia. Se recomienda asimismo a estudiantes como apoyo para favorecer la concentración.

La forma más usual de tomarla es en cápsulas, de 3 a 6 al día. Se encuentra también en tintura (50 gotas disueltas en agua o zumo tres veces al día), en polvo y la raíz para tomar en decocción, preferiblemente en combinación con plantas que mejoren su sabor como el regaliz o la menta (2 vasos al día).

Por precaución los tratamientos han de ser discontinuos de 3 semanas, y 3 de reposo.

2. Schisandra, relajante de la tensión ocular

El wu wei zi o schisandra (Schisandra chinensis) es una planta esencial de la medicina tradicional china. Se trata de una mata enredadera que puede alcanzar hasta los 8 metros de altura, con las hojas ovaladas y las flores rosas. Con fines medicinales se emplean sus bayas rojas, deshidratadas.

Contiene lignanos como la schizandrina, fitoesteroles y las vitaminas C y E. Se considera tónica, sedante, relajante muscular, hepatoprotectora y adaptógena. Actúa como un efectivo relajante muscular, y como tal ayuda a distender la musculatura facial y combate la fatiga ocular.

Algunos expertos le atribuyen incluso la capacidad de favorecer la agudeza visual y la auditiva.

La schisandra resulta idónea para las personas obligadas por su trabajo o por sus estudios a mantener una prolongada concentración visual.

Combate la migraña y la fatiga. Aumenta el riego sanguíneo en el cerebro y los músculos. Mejora la resistencia al estrés tanto físico como mental, fortalece la capacidad muscular y puede favorecer la capacidad de concentración.

Se indica como sedante en caso de insomnio e irritabilidad nerviosa, así como en procesos depresivos incipientes.

Se toma la infusión de los frutos (5 g por 100 ml de agua, dos tazas al día); los frutos deshidratados se toman mezclados en el yogur.

Conviene evitar la schisandra durante el embarazo.

3. Rodiola para recobrar la energía física y mental

La rodiola (Rhodiola rosea) se la conoce también como ginseng nórdico, lo que anticipa su principal virtud. Se encuentra en Escandinavia, Islandia o Escocia, pero también en las cordilleras de los Alpes y los Pirineos y, por el este, en Siberia y Mongolia.

Es una planta suculenta, de hojas dentadas, de color verde azulado y flores rojas en inflorescencias densas. Contiene polifenoles, rosavina y rodiolósidos.

Diferentes estudios clínicos han demostrado la fuerza de esta planta para elevar los niveles de ATP (trifosfato de adenosina), que junto con el fosfato de creatina son las vías de que dispone el organismo para almacenar y optimizar la energía que el cuerpo requiere.

La rodiola aumenta la funcionalidad de determinados neurotransmisores –como la serotonina y la dopamina– involucrados en la respuesta emocional. Se comporta como adaptógena, inmunoestimulante, defatigante y vigorizante.

Se valora como un magnífico remedio herbario para aumentar la vitalidad y promover la energía física y mental.

Está indicada para personas con estrés, astenia y fatiga física y nerviosa. Pero también se aconseja para tratar los estados de atonía, tristeza, la falta de motivación, la irritabilidad y la debilidad, con presencia de tensión muscular, laxitud, migraña…

Se toma la raíz en decocción y combinada con otras hierbas, como la menta, la ajedrea y el romero, dos tazas diarias. Es posible adquirirla también en cápsulas o comprimidos, en dosis diarias de entre 200 y 600 mg. Y en extractos líquidos: 50-60 gotas en tres dosis diarias, mezclados con agua o zumo de frutas.

4. Astrágalo chino, estimula la inmunidad

La raíz del astrágalo chino (Astragalus membranaceus) se conoce en chino como huang qi y constituye uno de los remedios estrella de la medicina tradicional china como tónico energético clásico. Es una mata de medio metro de altura, de hojas compuestas y flores amarillas, reunidas en densas inflorescencias alargadas o esféricas.

Actúa como estimulante inmunitario, aumenta la producción de leucocitos y protege contra las infecciones y las alergias, se muestra como adaptógeno, vasodilatador, tónico, antiinflamatorio, antioxidante y defatigante. Contiene flavonoides, polisacáridos y fitoesteroles.

Fortalece el chi o energía vital. Está considerado como un remedio tónico de primer orden frente a la astenia, la debilidad, la falta de motivación y el agotamiento. Aumenta la resistencia inespecífica del organismo contra las infecciones, ayuda a controlar el estrés y mejora la resistencia muscular y la capacidad pulmonar.

Se toma la raíz del astrágalo en decocción, mezclada con otras hierbas, dos tazas diarias, en polvos, tintura y en cápsulas. La dosis recomendada es de 10 a 15 g diarios, en tres tomas.

Consultar con el médico en caso de padecer enfermedades autoinmunes como la enfermedad de Crohn, herpes o artritis reumatoide. No se debe simultanear con fármacos que regulen la respuesta inmunitaria y no se recomienda durante el embarazo ni el periodo de lactancia.

5. Suma o pfaffia, vigorizante sexual

Esta planta (Pfaffia paniculata o Hebanthe paniculata) se conoce también como ginseng brasileño. Es originaria de la cuenca amazónica y los pueblos indígenas de la zona la usan desde hace generaciones como vigorizante sexual. Es una liana rastrera, con un nudo de raíces que constituye su parte medicinal.

Contiene triterpenoides (pffafinas A y B), saponinas, ácido pfáffico y compuestos esteroles. Es una planta rica en nutrientes (vitaminas y minerales) y actúa como un oxigenador celular.

Se comporta como adaptógeno, antiinflamatorio, analgésico, regulador hormonal, estimulante inmunitario y antitumoral. Potencia la actividad de ciertos neurotransmisores y hormonas –como la dopamina y la adrenalina– asociados al bienestar, tiene un efecto vigorizante sobre el sistema nervioso, estimula la libido y aporta vitalidad físico-mental.

Está considerado uno de los más efectivos remedios adaptógenos que se conocen. Se muestra como un apoyo excelente para tratar la apatía sexual, actúa como revitalizador de la energía sexual masculina, especialmente, aumenta la líbido, mejora la respuesta sexual y combate la fatiga.

Puede no ser fácil hallarlo en los herbolarios, y tal vez se deba pedir por encargo. De esta planta se toma la raíz seca en decocción o bien en polvos, extracto líquido o incluso en cápsulas (2-3 al día).

Qué es una planta adaptógena

Los remedios adaptógenos favorecen la resistencia no específica frente a situaciones de estrés y fatiga, y superan el concepto de sustancias estimulantes. Ayudan a reducir el estrés, a aumentar las capacidades físicas y mentales y a optimizar mejor la energía.

Estimulan las glándulas suprarrenales, regulan la secreción de cortisona y el proceso de la inflamación y no suelen provocar efectos secundarios: pueden consumirlos personas sanas.

Todas las plantas llevan en sus genes información sobre cómo adaptarse al entorno: una que quiera más sol es capaz de retorcerse para llegar a él y sortear una sombra, por ejemplo.

Las consideradas "adaptógenas" son, de hecho, plantas que se han visto obligadas a desarrollar afinados mecanismos para sobrevivir en condiciones extremas, como en climas muy fríos o desérticos. Se cree que la concentración de sustancias que crean para sí mismas resulta útil al organismo en momentos exigentes.

De hecho, a diferencia de los fármacos u otros tipos de plantas, actúan de la manera más inteligente posible: favoreciendo la homeostasis, es decir, reforzando los mecanismos que todos tenemos para mantener el equilibrio y adaptarnos mejor al entorno.

Al volver de vacaciones u otros momentos difíciles podemos tomar ejemplo y favorecer el equilibrio interno poniendo especial cuidado en nuestros hábitos. Una dieta rica en antioxidantes, una rutina más acorde con nuestros ritmos biológicos y el contacto con la naturaleza aumentarán nuestra capacidad para adaptarnos a cualquier situación.