La otitis puede ser de dos tipos: externa, cuando afecta al conducto auditivo externo, o bien media (a veces mal nombrada «interna»), que afecta al oído medio. El primer caso se da tanto en verano, a causa de los baños en piscinas, como en invierno a causa del frío.

Calor, para la otitis externa

La externa no suele dar demasiados problemas aparte del dolor, y la medicina convencional la trata con analgésicos como el paracetamol o ibuprofeno. Pero aplicar calor local tiene el mismo efecto calmante. Para ello, basta empapar un algodón o un paño mojado en agua caliente y aplicarlo sobre el pabellón auditivo para recibir la agradable sensación calmante.

Otro remedio casero muy eficaz, especialmente cuando los niños pequeños se despiertan gritando de dolor, consiste en aplicar aceite de oliva caliente (¡que no queme!) con un poco de algodón; y aún mejor si al calentar el aceite (apenas unos segundos) se le añaden unas rodajitas de ajo.

Homeopatía y osteopatía

En la infancia, las otitis medias precisan una acción más a fondo, que puede incluir eliminar los lácteos al menos durante un mes. La homeopatía individualizada suele ser muy eficaz ante esta enfermedad. Y la osteopatía craneal es un buen tratamiento para la otitis recurrente: la manipulación suave de un buen especialista ayudará a drenar el líquido del oído medio.

Equinácea

La planta medicinal más indicada en estos casos es la equinácea (Echinacea purpurea), cuya dosis es de 20-30 gotas de extracto diluidas en un poco de agua, tres veces al día. Hay presentaciones con extracto de saúco, que tiene mayor efecto gracias a la capacidad mucolítica de este último.