Llevar la atención a la respiración es un recurso eficaz y al alcance de todos para lograr la calma. Nos lleva a la experiencia directa, a la vida misma, ya que nos recuerda que estamos vivos. Nos devuelve al cuerpo, al presente, y nos relaja.

Los antiguos textos budistas comparaban la meditación con la domesticación de un elefante. En aquellos tiempos se ataba al animal a un poste con una cuerda resistente y el elefante se pasaba días barritando, pataleando... Los domadores solo se acercaban a él cuando aceptaba su situación y se calmaba. Entonces se podía aflojar la cuerda y enseñarle diferentes tareas.

"La respiración nos lleva a la experiencia directa, a la vida misma; nos recuerda que estamos vivos."

El elefante salvaje simboliza la mente: es enorme y ocupa tanto espacio de nuestra experiencia que apenas vemos otros matices de nuestro ser, como el corazón o las sensaciones corporales. La cuerda es la atención plena, la concentración, el foco; lo que ata al elefante a un solo objeto. La atención también es parte de la mente: usamos la mente para observar a la mente. Y el poste es el objeto de la meditación, en este caso la respiración.

Ejercicio de respiración para lograr la calma

Para cultivar una mente ecuánime vemos que una persona necesita solo su respiración y su atención. Pero, ¿por qué la respiración?

En la práctica de la conciencia respiratoria no se depende de factores externos, como sería el caso si se enfocara la atención en una vela o un incienso. La respiración no es, además, un proceso intelectual o conceptual. Nos lleva, como decíamos, a la experiencia directa, nos conecta con el presente y con la vida misma, ya que nos recuerda que estamos vivos.

Respiración alterna equilibrante

  1. Siéntate en el suelo o en una silla, con la espalda erguida y los hombros relajados, y empieza con unas respiraciones naturales.
  2. Con el pulgar derecho cierra la fosa nasal derecha y expulsa todo el aire por la fosa nasal izquierda.
  3. Inhala por la fosa nasal izquierda y con el dedo anular ciérrala.
  4. Expulsa el aire por la fosa nasal derecha.
  5. Inhala por la derecha y retén la respiración.

Has completado un ciclo respiratorio de nadi suddhi pranayama. Repítelo durante unos minutos. Puedes comenzar contando despacio hasta cuatro en cada paso.