Las coles tienen algo en común: contienen compuestos azufrados que son los responsables del olor algo desagradable que se desprende durante la cocción y también de sus propiedades desintoxicantes, antiinflamatorias y anticancerígenas.

Además son muy ricas en nutrientes como la vitamina C (80 g de col cruda aportan 90 mg de vitamina C, toda la que se necesita al día), vitaminas del grupo B, provitamina A, ácido fólico, selenio, hierro, calcio, magnesio y potasio.

5 tipos de coles y cómo usarlas en la cocina

A continuación, te proponemos una lista de 5 tipos de coles e ideas para aprovechalas. ¿Con cuál te quedas?

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Brócoli

Los floretes son ideales para prepararlos durante 4 minutos al vapor. De esta manera aprovechas todas las cualidades de sus compuestos azufrados. Los tallos puedes saltearlos aparte.

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Romanesco

Da pena llevarse a la boca esta obra de arte, resultado del desarrollo fractal de la proporción áurea. Cuando te canses de mirarla puedes comértela y aprovechar sus dosis de vitamina C y de antioxidantes como la luteína y la zeaxantina.

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Lechuga romana

La Brassica rapa pekinensi, en crudo y cortada en tiras finas, se puede añadir a las ensaladas, aunque también es un ingrediente muy rico en sopas y frito en el wok.

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Repollo

Es una col de cogollo cerrado de gran densidad. Los hay de hoja lisa o rizada. Se puede consumir tanto cocinado como crudo en ensalada. También es la col idónea para fermentar.

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Kale

La fama de la kale no es inmerecida. Es la hortaliza con una mayor densidad nutritiva. Por sus hojas rebosan el calcio, el magnesio, las vitaminas A (en forma de betacaroteno, C y K, y compuestos desintoxicantes y anticancerígenos como el sulforafano y el indol-3 carbinol.

Las coles en la cocina

Muchas de estas coles se pueden servir en crudo en ensaladas, como la coliflor o la col romanesco, o como crudités acompañadas de otras verduras y salsas para mojar. También se pueden añadir a sopas de miso, caldos y cremas al ir a servirlos.

Otras, como los repollos, la berza o la col de la olla se prestan más para potajes y caldos. Las variedades que se pueden consumir ligeramente cocidas (brécol, col romanesco…) son excelentes al vapor, estofadas, al papillote o salteadas brevemente.

Si se quieren texturas firmes bastan 10 minutos, mientras que para dejarlas más tiernas serán necesarios de 20 minutos a media hora.