Un estudio realizado realizado en 956 niños y niñas de tres a seis años ha concluido que comer demasiado rápido aumenta el riesgo de desarrollar sobrepeso, tensión arterial y colesterol elevado, entre otros factores de riesgo cardiometabólico.

El objetivo de la investigación fue evaluar la asociación entre la velocidad de ingesta en las tres comidas principales (desayuno, comida y cena) y la adherencia a la dieta mediterránea, el riesgo de presentar sobrepeso/obesidad, mayor adiposidad, mayores niveles de tensión arterial y otros factores de riesgo cardiometabólico tales como el colesterol, los triglicéridos y la glucosa en ayunas.

Los productos ultraprocesados se comen rápido

Los resultados mostraron que aquellos niños con mayor velocidad de ingesta presentaban menor adherencia a la dieta mediterránea, un mayor riesgo de presentar sobrepeso u obesidad e incremento en los niveles de grasa corporal, tensión arterial y glucosa en sangre.

Comer más rápido de lo recomendable puede estar asociado con la ingesta de alimentos poco saludables, con alto contenido energético, como es el caso de los alimentos ultraprocesados, asociados a un mayor riesgo de obesidad y alteraciones en el sistema cardiometabólico.

Estos alimentos resultan atractivos a los niños y jóvenes por su alta palatabilidad, que se consigue con una mezcla de grasas, azúcares y aditivos.

La investigación ha sido publicada en The Journal of Pediatrics y forma parte del proyecto multicéntrico CORALS, que ha sido realizado por la investigadora Tany E. Garcidueñas-Fimbres, supervisada por Nancy Babio y Jordi Salas-Salvadó, investigadores del CIBEROBN y la Universidad Rovira i Virgili y del Instituto de Investigación Pere Virgili (URV-IISPV).

Además han colaborado varios equipos del CIBEROBN en el Instituto Maimónides de Investigaciones Biomédicas de Córdoba (IMIBIC), la Universidad de Córdoba, el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS), la Universidad de Zaragoza y de Valencia, el Instituto IdisNA de Investigación Sanitaria y el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) de Barcelona.

Masticar mucho y lentamente reduce la grasa corporal

Otros estudios también han demostrado que masticar lentamente y aumentar el número de ciclos de masticación durante una comida se asocia inversamente con la adiposidad. Los resultados sugieren que una velocidad de ingesta más lenta podría mejorar el desarrollo de la señal de saciedad, lo que podría limitar la ingesta total de alimentos.

El 41% de los niños entre 6 y 9 años presenta sobrepeso en España. En la actualidad, la obesidad infantil es un gran problema de salud pública, debido a que predispone a sufrir un gran número de problemas de salud, tanto en la infancia como en la vida adulta.

La gran mayoría de las estrategias para prevenir o tratar la obesidad infantil y las alteraciones metabólicas que provoca se basan en aumentar la actividad física, disminuir el sedentarismo y promover la adherencia a una dieta saludable.

¿Por qué es importante masticar los alimentos?

La digestión de los alimentos empieza en nuestra boca, donde segregamos ptialina, una enzima de la familia de las amilasas que se encuentra en nuestra saliva y se encarga de empezar a deshacer los azúcares.

Por otra parte, cuanto más pequeñas son las partículas de la comida que ingerimos, más fácilmente se digerirán (romperán en moléculas más pequeñas) y más nutrientes vamos a absorber. En teoría, en una situación óptima, deberíamos masticar la comida entre unas 25-40 veces antes de tragar.

Además, la masticación favorece que la sensación de saciedad aparezca antes, lo que evita la ingesta de alimentos más allá de la cantidad que requiere el organismo.