En general el magnesio es un mineral del que la población general no tiene carencias. Solemos cubrir nuestras necesidades diarias de magnesio solo con la alimentación y tomar un exceso de magnesio puede ser contraproducente.

Es cierto que algunas patologías, como la migraña, pueden beneficiarse de dosis altas de magnesio administradas a modo de medicamento, muchas veces de forma intravenosa.

Sin embargo, para el resto de funciones de este mineral, es suficiente con mantener una ingesta adecuada, pues no se observan beneficios por suplementar si no existe déficit.

Beneficios terapéuticos del magnesio

Si bien no es un nutriente que nos preocupe, cada vez está cobrando más protagonismo en nuestra salud. Estas son las aplicaciones terapéuticas del magnesio que muestran los últimos estudios.

1. Uso en la migraña

Sabemos, porque hay estudios que lo demuestran, que los pacientes migrañosos tienen un menor nivel de magnesio en sangre que la población sana, y además estos niveles bajan aún más durante los ataques de migraña. Así que parece que los niveles de magnesio pueden tener algo que ver en estos dolores de cabeza y es actualmente un tema que se está investigando.

Según un metaanálisis de 2016, publicado en Pain Physician Journal, la suplementación con magnesio –oral e intravenosa– reduce la frecuencia y la intensidad de los ataques de migraña, por lo que los investigadores lo señalan como una terapia a explorar en la prevención de la migraña y la mejora de los síntomas.

En 2017, otro estudio lo confirmaba: 2 gramos de magnesio intravenoso reducía la intensidad del dolor migrañoso, más que el tratamiento habitual con citrato de cafeína. Y según un estudio de 2017 publicado en BMC Complementary and Alternative Medicine, la suplementación combinada de coenzima Q10, magnesio y una clase de manzanilla (Tanacetum parthenium), da buenos resultados en la prevención y no tiene efectos secundarios.

En la guía de manejo del dolor de cabeza en urgencias de pediatría, publicada en 2016 en Seminars in Pediatric Neurology, se indica que 1 g de sulfato de magnesio es seguro y efectivo contra la migraña y puede usarse durante el embarazo por ser seguro para el feto.

Y la guía de la American Academy of Neurology and the American Headache Society señala que la terapia con magnesio es "probablemente efectiva" en la prevención de la migraña, pero advierte que debe usarse bajo supervisión médica.

2. En nuestra salud cardiovascular

Aunque hay bastante literatura científica que relaciona ingesta de magnesio y una mejor salud cardiovascular, cabe hacerse una pertinente pregunta: ¿se debe esa relación al magnesio en sí o a que una dieta rica en magnesio es necesariamente rica también en alimentos saludables?

¿Se mantendría la salud cardiovascular con una dieta insana, basada por ejemplo en bollería, precocinados y comida rápida, suplementada con magnesio? Probablemente no. De nuevo ponemos de relieve lo poco útil que es fijarse en un solo micronutriente, sin prestar atención al patrón de alimentación completo, que es el que suele explicar los beneficios.

3. Cáncer colorrectal

Algo similar ocurre con el cáncer colorrectal. Parece que, a mayor ingesta, menos probabilidad de cáncer (al menos hasta los 270 mg diarios).

Pero si nos paramos a pensar, una dieta más rica en magnesio también es más rica en fibra por los alimentos que contiene (vegetales verdes, cereales integrales…), y eso sí que está directamente relacionado con un riesgo menor de cáncer colorrectal.

4. Huesos fuertes

El magnesio tiene un papel crucial en el metabolismo óseo. Al ingerirlo junto al calcio, mejora la absorción de este (por eso muchos suplementos incluyen ambos minerales en su formulación).

El magnesio tiene una función inhibitoria de la parathormona, que es la hormona que pone en marcha la degradación de hueso para liberar calcio al torrente sanguíneo. Además de inhibir la resorción ósea, el magnesio estimula la creación de hueso y participa en la actividad de la vitamina D. Es, por tanto, indiscutible el rol del magnesio en el mantenimiento de unos huesos fuertes.

Para que el magnesio realice todas estas funciones vitales para la salud ósea es suficiente con cubrir los requerimientos normales con la dieta.

Pero por sí solo no es suficiente, porque hace falta que se aúnen una serie de condiciones:

  • Una ingesta adecuada de calcio, de magnesio, de vitamina D y K.
  • Realizar actividad física.
  • Seguir una dieta baja en sal.
  • Preferiblemente, no ser fumador ni bebedor.

Focalizarse solo en una de esas condiciones es un enfoque totalmente inútil. Tanto en la salud ósea como en la salud en general.

5. Contra el estreñimiento

El uso del magnesio para tratar el estreñimiento no es una novedad, ya que se encuentra desde hace años en la lista de remedios tradicionales.

  • La leche de magnesia se ha usado tradicionalmente como laxante y como remedio para trastornos intestinales leves, como en caso de indigestión.
  • Como laxante es más habitual el cloruro de magnesio. Este compuesto tiene, por un lado, capacidad osmótica; es decir, atrae agua al intestino, ablandando de esta manera las heces, lo que ayuda a la evacuación, y también tiene un efecto estimulante del peristaltismo (los movimientos del intestino).

Un estudio de 2007, publicado en el European Journal of Clinical Nutrition y realizado en Japón, parece señalar que tanto la dieta pobre en magnesio como la baja ingesta de agua y fibra están relacionadas con el estreñimiento.

6. Como antiácido, contra el ardor de estómago

Su efectividad como antiácido también está dentro de sus usos tradicionales. Se suele administrar en forma de carbonato de magnesio, que tiene un pH más alcalino y, por tanto, es eficaz neutralizando el ácido estomacal.

Actúa de manera similar al habitual bicarbonato, que se suele tomar también en estos casos.

7. Depresión, ansiedad, estrés

El déficit de este mineral está asociado a alteraciones psicólogicas y emocionales. Depresión, ansiedad y estrés son algunos de los estados anímicos que se han estudiado en relación al magnesio.

Es importante señalar, en primer lugar, que rara vez son situaciones debidas a un solo componente, por lo que pretender que el magnesio (o cualquier otra sustancia aislada) va a curar o solucionar esos problemas no sería realista en ningún caso. Simplemente son puntos a tener en cuenta a la hora de afrontar esos trastornos.

En depresión, se observa una mejoría de los síntomas al suplementar con magnesio, pero ¡ojo!, solo cuando exista una deficiencia previa, como señaló en 2017 un estudio publicado en la revista Nutrition, lo cual puede llevar a pensar que mantener un adecuado nivel de magnesio puede ser un factor preventivo de depresión, y su déficit, un factor de riesgo, como se publicó en 2006 en Medical Hypotheses.

Alimentos ricos magnesio

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Otros estudios concluyen que la suplementación con magnesio puede ayudar, cuando acompaña al tratamiento habitual de la depresión.

También se ha estudiado la combinación de varios micronutrientes, incluido el magnesio, como cóctel para manejar el estrés, pero hasta ahora se está lejos de haber obtenido resultados reseñables.

Por el momento, el único consejo válido en relación al magnesio y el estado de ánimo es, simplemente, mantener unos valores plasmáticos adecuados, sin que parezca que suplementar por encima de esos valores aporte beneficios reseñables.

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