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1. El imprescindible magnesio

El magnesio participa en 300 reacciones bioquímicas, como la formación de hueso y la remineralización, el buen estado de la pared de las arterias y el control glucémico. Incrementa la producción de GABA, un neurotransimor que modula la actividad del cerebro.

Necesitas 300 mg al día y lo hallas en plátanos, almendras, nueces, semillas de girasol, brócoli, cacao, espinacas, acelgas, legumbres..

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2. La energía del selenio

El selenio participa en la producción de energía celular y reduce el estrés oxidativo. Su déficit produce cansancio y falta de concentración.

Se recomiendan 55 mcg al día y se encuentra en setas, frutos secos, legumbres

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3. El zinc regulador

El zinc participa en la estabilidad de la membrana celular y la fabricación de insulina, entre otros.

Necesitamos unos 8-12 mg al día. La ingesta conjunta con vitamina C aumenta su absorción.

Lo encuentras en las semillas de calabaza, el tofu, los frutos secos

Y además… si sufres estrés

El estrés aumenta las necesidades de nutrientes: para hacerle frente conviene consumir alimentos concentrados en nutrientes. Deberán aportar proteína, ácidos grasos omega-3, vitaminas C y del grupo B y minerales extras. También hay que evitar los azúcares, el alcohol y la cafeína.

  • Potencia la ingesta de vitaminas del grupo B: con vegetales de hoja verde oscura, cereales integrales, germen de trigo, legumbres y frutos secos.
  • Vitamina A: los vegetales ofrecen vitamina A en forma de betacaroteno, como en las zanahorias, los grelos, las espinacas, el boniato y la calabaza.
  • Plantas adaptógenas: regulan y mejoran la inmunidad y la respuesta al estrés. Plantas como el ginseng, la maca, la Rhodiola rosea y el reishi favorecen la reducción de la ansiedad y la fatiga que normalmente acompañan las situaciones de estrés sostenido. Muchos de estas plantas adaptógenas se pueden añadir a los platos como ingredientes o especias, lo que refuerza su calidad nutricional.