Todo lo que entra en nuestro organismo tiene un efecto. Por eso, lo que comemos afecta a nuestra salud, incluida la cardiovascular.
Cómo cuidar de tu corazón
Según la mayoría de investigaciones científicas, el corazón enferma cuando tenemos un problema de inflamación y oxidación en nuestro organismo, y con los alimentos que le gustan al corazón se puede prevenir.
1. Aliméntate de verdad
Es recomendable ingerir alimentos orgánicos, principalmente de origen vegetal, con mucha clorofila, de distintos colores, ricos en magnesio y potasio y con grasas saludables que contengan aceites esenciales omega-3.
Si tuviera que destacar alguno de estos alimentos, elegiría frutas como el aguacate, el tomate, el plátano, las fresas y los frutos rojos silvestres; vegetales de hojas verdes (cuanto más oscuros, mejor); frutos secos (nueces, anacardos); semillas (pipas de calabaza, de girasol); aceites de oliva, de cáñamo y de lino; el jengibre, la canela, las aceitunas, el cacao puro y crudo...
2. Come cacao, ¡es rico en triptófano!
También hay alimentos que alegran al corazón porque promueven el bienestar. Como el cacao. Esto se debe a su contenido en triptófano, un aminoácido esencial a partir del cual el organismo sintetiza serotonina, un neurotransmisor implicado en la regulación del estado de ánimo.
El cacao contiene flavonoides, que son sustancias beneficiosas para el sistema circulatorio y, por tanto, para el corazón. Eso sí, hay que tomar cacao puro, sin azúcar refinado ni lácteos, endulzado con dátiles o pasas, con mascabado, estevia, sirope de agave...
Yo recomiendo comer las semillas del cacao, pues ahí se concentra la esencia pura. Si no las has probado, te invito a hacerlo: son amargas al principio, pero una vez que les cojas el gusto, no dudarás en repetir. Con tres o cuatro semillas diarias obtendrás energía y sensación de felicidad.
3. Cuida tu emociones
Parece que, cuanto más amor nos damos a nosotros mismos, más amor damos a los demás. Una actitud positiva ante la vida, acompañada de ejercicio y de una respiración consciente, es también una forma de alimentar el corazón.
Recuerda que este órgano envía constantemente información a todas las células de nuestro organismo. Cuanto más afinada y limpia sea esa información, más salud y vida tendremos.