El ajo protege el cerebro frente a enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson, gracias a su acción beneficiosa sobre la microbiota intestinal. Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Louisville (Estados Unidos).

El estudio, que se presentó en la reunión anual de la Sociedad Médica de los Estados Unidos en 2019, suma argumentos al estatus del ajo como un superalimento y apoya sus poderosas propiedades medicinales, valoradas desde la antigüedad.

El ajo aumenta la diversidad de bacterias intestinales

Poseer una diversidad elevada de especies de bacterias intestinales se asocia con una buena salud general. A medida que pasan los años esta diversidad tiende a disminuir, al mismo tiempo que aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.

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Por todo ello los investigadores decidieron comprobar el efecto del ajo sobre la microbiota y sobre las facultades cognitivas. El estudio incluyó ratones de 24 meses de edad, lo que equivale a entre 56 y 69 años en humanos. Algunos de los ratones recibieron sulfuro de alilo, un compuesto en el ajo, que les hizo mejorar su memoria a corto y largo plazo.

Una microbiota saludable es beneficiosa para el cerebro

Además se incrementó la variedad de bacterias digestivas, lo que, según los investigadores, puede ser la causa del efecto sobre el cerebro. Y también se incrementó la producción del "factor neurotrófico derivado del cerebro" al potenciarse la expresión del gen NDNF, que se requiere para la consolidación de la memoria y la conservación de las facultades intelectuales.

Según investigaciones recientes, una microbiota alterada se asocia a inflamación de bajo grado y trastornos metabólicos que están en el origen de las demencias.

Compuestos azufrados e inulina

"Nuestros hallazgos sugieren que la administración dietética de ajo, por su contenido en sulfuro de alilo, podría ayudar a mantener saludables las poblaciones de microorganismos intestinales y con ello mejorar la salud cognitiva en los ancianos", afirma el autor del estudio, Jyotirmaya Behera, en un comunicado de prensa.

Otro componente beneficioso del ajo es la inulina, un tipo de fibra soluble en agua que sirve de alimento a los microorganismos intestinales. La inulina es un fructano que al ser metabolizado por las bacterias se transforma en ácidos grasos de cadena corta (SCFA), precursores de cetonas que nutren las células.

Por ello los investigadores proponen que el tratamiento de estos trastornos incluya probióticos y una estrategia dietética para mejorar el estado de la microbiota.

El ajo negro es todavía más antiinflamatorio y antioxidante

Investigaciones anteriores también han destacado los beneficios de un tipo específico de ajo (el extracto de ajo negro envejecido) para la salud del cerebro. Este tipo de ajo mejoró la memoria de reconocimiento a corto plazo y redujo la neuroinflamación en ratas con una enfermedad similar al Alzheimer. Y es que el ajo negro, conocido por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, es muy abundante en compuestos azufrados.

El ajo es una de las medicinas más antiguas de la humanidad. Hay referencias al ajo en tabletas de arcilla sumeria que se remontan al año 2.600 aC. En el antiguo Egipto, el ajo se daba a los trabajadores para que pudieran soportar el trabajo pesado. Y en los Juegos Olímpicos de la antigua Grecia, los atletas comían ajo para aumentar su resistencia.

Referencia

  • Jyotirmaya Behera et al. Altered Non-Coding RNA-Histone Acetylation Regulatory Circuit Is Associated With Cognitive Impairment via Gut Dysbiosis in Aging Mice. The FASEB Journal.