España ostenta el título de ser el país que más animales abandona de Europa. Las cifras nos hablan de un perro o gato abandonado cada 3 minutos.
Sin embargo, estos datos no contemplan una realidad creciente y preocupante que se cobra cada año numerosas vidas: el abandono de animales exóticos y pequeños mamíferos.
Los llaman “mascotas capricho”, hablamos de conejos, jerbos, cobayas, hámsters, chinchillas, erizos, petauros, ratas, tortugas, monos Lori, cerdos vietnamitas, serpientes, iguanas, aves e incluso tarántulas.
Animales que son adquiridos en tiendas con enorme facilidad e insuficiente información por familias que se sienten cautivadas por la belleza y particularidad de estas especies. Creencias erróneas como que este tipo de animales necesitan menos cuidados o que resultan más manejables, los convierten en el regalo estrella para niños y niñas en navidad, y el choque con la convivencia, sumado al desconocimiento y la irresponsabilidad, hacen que cada año miles de animales encuentren un trágico final abandonados en parques, carreteras e incluso tirados directamente a la basura.
Conocí esta realidad cuando hace aproximadamente cuatro años, recibí el aviso de una cobaya abandonada con todas sus cosas en un andén del Metro de Madrid y en mi búsqueda de ayuda para cuidarla correctamente durante la acogida, descubrí a protectoras como APPA La Madriguera, APAET o APAEC, especializadas en el rescate y la adopción de este tipo de animales.
Poco después llegaron a mi casa, también en acogida, dos hámsters que habían sido rociadas con un producto químico y después arrojadas a un contenedor de basura. Ellas lograron sobrevivir y fueron felizmente adoptadas, pero cada día decenas de animales no corren tanta suerte.
A pesar de los ingentes esfuerzos de las asociaciones y particulares dedicadas a su rescate, la magnitud del problema desborda la capacidad de todas ellas.
4 cosas a tener en cuenta sobre los animales exóticos y pequeños mamíferos
Por eso a continuación encontraréis 4 cosas a tener en cuenta sobre los animales exóticos y pequeños mamíferos antes de incluir un nuevo miembro en la familia:
1. Arrancados de su ecosistema natural
Muchos de los animales exóticos que encontramos han sido capturados de la naturaleza.
Su comercio no siempre es legal y la venta de animales exóticos es actualmente un enorme negocio internacional. El tráfico ilícito de fauna silvestre mueve miles de millones anualmente, un volumen solo superado por el mercado negro de la droga, las armas y la trata de personas. Durante una época no muy lejana, España era considerada como el “coladero” europeo de animales exóticos.
En otros casos, se trata de crías separadas de sus madres en cautividad, lo que para muchas de estas sensibles especies como los monos Lori, los petauros o los erizos, el estrés de la separación llega a ser tan extremo que en muchos casos provoca la muerte de la madre.
2. No necesitan menos cuidados ni son más manejables
Los animales exóticos y pequeños mamíferos no son necesariamente más fáciles de cuidar, de hecho, estas especies suelen necesitar atenciones muy específicas y revisiones veterinarias especializadas para garantizar su bienestar y buen estado de salud.
Muchas personas compran también estos animales con la creencia de que su menor tamaño los convertirá en compañeros de juego ideales para los niños y niñas de la casa. Sin embargo, estas especies no siempre disfrutan de la interacción constante con humanos, que puede llegar a ser tremendamente estresante para ellos.
3. Abandono es muerte para los exóticos
Otra de las creencias más extendidas es que este tipo de animales se pueden liberar en el campo o en zonas ajardinadas sin mayor problema, creyendo incluso que serán más felices.
Abandonarlos a su suerte es una condena a muerte, pues se ven obligados a sobrevivir en un entorno para el que no están capacitados, bien porque tras años de selección genética se trata de razas que no están preparadas para la vida silvestre, bien porque al haber sido criados en cautividad no cuentan con el aprendizaje necesario para la supervivencia.
En los pocos casos en los que algún ejemplar sobrevive, los problemas que esto puede generar en los ecosistemas y los efectos sobre la biodiversidad son de extrema gravedad.
4. El maltrato doméstico
Por lo general, estas especies viven en nuestros hogares situaciones de verdadero maltrato. Unas veces se debe al desconocimiento sobre sus necesidades y otras a la comodidad de las familias que más bien buscan un objeto de exposición que un compañero con el que convivir.
Así, pasan sus vidas encerrados en jaulas de las que raramente salen, sin ningún tipo de estímulo, sin posibilidad de ejercitarse ni desarrollar conductas naturales.
Muchos de los animales rescatados por protectoras llegan en condiciones físicas terribles: problemas de piel y uñas, deformaciones en sus extremidades, infecciones sin tratar, heridas por un hábitat inadecuado, etc.
Es fundamental que nos informemos y nos dejemos asesorar por especialistas que sean también animalistas, es decir, que piensen realmente en la calidad de vida del animal.
Si no podemos ofrecer las condiciones óptimas, no debemos responsabilizarnos de la vida de ninguno de estos animales.
La mejor opción: adopción
Si ya has reflexionado sobre todo lo anterior y quieres abrir las puertas de tu hogar a un animal exótico o pequeño mamífero, siempre, siempre adopta.
Es fundamental que nos esforcemos por no contribuir al comercio de animales ni al tráfico de especies, por eso la mejor opción es siempre contactar con una de las distintas protectoras especializadas en este tipo de animales. Así, además de salvar la vida de un animal que lo necesita, recibiremos toda la información necesaria para asegurar que le damos una vida plena y feliz, de manos de personas comprometidas y expertas en su cuidado.
Porque los animales exóticos no son juguetes.