Hay que gitanizar el mundo

En el I Congreso de Feminismo Romaní aprendí muchísimas cosas. Entre ellas, a reivindicar a las mujeres sabias y a las heroínas de las pequeñas cosas.

Hay que gitanizar el mundo

Queridas Mentes Insanas,

Este fin de semana he tenido el lujazo de asistir al I Congreso de Feminismo Romaní, organizado por las Gitanas Feministas por la Diversidad. Algo bueno he debido hacer yo en la vida para que me inviten a sitios tan maravillosos para respirar un rato, así os lo digo: respirar de todas las lógicas que, no sé a vosotras, pero a mí me están arruinando la vida.

Os contaría millones de cosas, pero mi community manager, que ya me ha dicho que ella no es eso sino algo que se escribe con W, me ha avisado muy mucho de que no me pase de rollo, que eso no hay quien lo lea. Ok.

Pues si tengo que escoger, me quedo con las sabias.

Reivindicar a las mujeres sabias

Las compañeras gitanas montaron una mesa de sabias, que vienen a ser las mujeres mayores de la comunidad, las que han abierto camino, las que se han roto la crisma contra la realidad para que las demás podamos encontrar la grieta hecha. En ese grupo había toda la diversidad que imaginéis: mujeres gitanas que han abierto brecha en la academia, estudiando y sacándose todos los doctorados del mundo, pasando por mujeres gitanas que han abierto brecha metiéndose en política, e incluyendo a mujeres gitanas que desde las iglesias o desde las familias han tirado adelante y han abierto brechas por las mujeres y por todo el pueblo gitano.

Las heroínas de lo cotidiano

Ayer precisamente en un acto en Badalona, Rocío una compañera de la Federación de Mujeres, habló de sí misma y de sus compañeras como “las mujeres cotidianas”, las marujas, decía: nos llaman "las marujas". Me encanta la definición.

Las mujeres cotidianas son aquellas que no hablan en lenguaje raro de doctorado, que no lideran grandes cosas públicas, que no hacen heroicidades, sino pequeños gestos heroicos cotidianos. Las mujeres del pueblo romaní, por ejemplo, han resistido la violencia racista y la asimilación durante 600 años a través de pequeños gestos cotidianos. Si eso no es heroico, ya me diréis…

La vanguardia, ande o no ande

Muchas de nosotras, las feministas payas o como queráis llamarnos, nos hemos olvidado de las sabias cotidianas. De hecho, nos hemos olvidado de todo tipo de sabias. Nuestra memoria dura lo que dura un muro de facebook o un twit: nada y menos.

Cada grupo activista desprecia al grupo anterior y entra en guerra con él, sin entender que todas nosotras somos hijas de esos grupos previos, por mucho que ahora nos parezcan desfasados. Ser agradecida también es revolucionario, aunque no sea propio de héroes sino de mujeres cotidianas.

Las feministas payas, y no solo las payas sino todas las feministas contagiadas de payez, solo estamos interesadas en lo nuevo. Como con los teléfonos móviles: el phone nosequé sustituye al phone anterior aunque funcionase perfectamente o a veces, incluso, aunque funcionase mejor. Pero ya no es el más nuevo, así que ya no funciona. Nosotras también lo hacemos así: lo nuevo como bien absoluto, la vanguardia, ande o no ande.

Reivindicar a las sabias no es un ejercicio de nostalgia: las mujeres que abrieron brecha siguen teniendo muchas cosas que contarnos porque tienen la perspectiva de los años y la experiencia esa sola la da el tiempo vivido. Y tienen la sabiduría, eso de lo que andamos tan faltas.

Y nada, aquí lo dejo que me desbordo. Si queréis saber más, echadle un vistazo al trabajo de las Gitanas Feministas por la Diversidad o de Silvia Agüero Fernández, por ejemplo, y a su blog Gitanízate, que tienen muchas cosas bonitas y muy importantes para todas.

Feliz semana, Mentes.

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