Redes de ligue, el último campo de batalla

Las redes de ligue pueden ser una herramienta estupenda o una batalla constante contra todo el machismo de nuestra sociedad.

Machismo en las redes de ligue

Queridas Mentes Insanas,

Estamos hablando mucho últimamente sobre las redes de ligue, que si redes sí que si redes no, que si los bares, que si la calle, que si la vida real y no la virtual, así que aquí vengo yo a echar más leña al fuego, que en el fondo es lo que le da gracia a la vida.

Y lo voy a hacer en dos partes, porque me he puesto a rajar y me ha salido un chorizo, como dice una amiga mía, que parece una de esas parrafadas que se marca la gente moderna en Facebook que te lleva 3 días leer y descifrar. Amén.

Hay redes sociales que son para tener sexo con personas adultas que también quieren tener sexo. Eso es un chollo, lo mires por donde lo mires. Visto así, el ligue deja de ser una especie de premio a tu valía y vuelve a ser lo que siempre tuvo que ser: un encuentro consensuado para realizar una práctica concreta. Como ir a jugar a pádel o hacer excursiones por la montaña, vamos.

Lo malo, creo, es la confusión, buscar en esas redes nosequé y encontrarte sexo. Por eso me parece interesante, para manejarlas bien, dejar muy clarito en tu perfil qué buscas y qué no.

Es fácil decirlo, pero más allá de este blog hay un mundo real donde ¡tachán! las mujeres no podemos querer solo sexo porque entonces nos trata todo el mundo fatal, incluidas otras mujeres, e incluidos los hombres que querrán sexo con nosotras (con vosotras, si me permitís el inciso, porque yo no lo practico con señores).

Porque si somos explícitas en cuanto a nuestro deseo parece que estemos anunciando una barra libre y nuestro correo se llena de pronto de fotos no requeridas de señores desnudos, y si dices que no quieres la foto te insultan y todo se vuelve un pollo infinito que no sabes ni cómo ha empezado y te quedas con ganas de irte a lo alto de una montaña y no volver más. Vamos, que el mundo es bastante agreste en general.

Así que, supongo que en un intento a veces inconsciente de frenar toda esa avalancha que nos viene encima en cuanto sacas la patita, y también como consecuencia de esa avalancha multiplicada por siglos de memoria histórica que nos han echo creer que querer sexo sin más está mal, o es machista, o es consumista, o nosequé… por todo eso decimos, incluso en las redes de ligue, que queremos otras cosas o, aún mejor, que no queremos nada.

Eso es algo que pasa mucho en las redes de lesbianas y bisexuales, que las mujeres no buscamos nada.

- Hola, me gusta tu perfil

- Gracias… ¿tú que buscas aquí?

- ¿Yo? ¡Nada! ¡No busco nada!

- …

Tal vez algunas de vosotras ahora estáis limándoos las uñas y diciendo: bah, eso ya no pasa, porque yo, bliblablu. Sí, ya sé, hay excepciones.

Hay muchas mujeres que somos muy claras, que vamos al trapo, que nos importa un comino lo que digan de nosotras. Y también sé que somos mujeres que nos lo hemos tenido que currar mucho para llegar a este punto, o que somos las herederas de mujeres que se lo tuvieron que currar mucho por nosotras, y que una u otras nos comemos un extra de violencia, aunque hayamos sabido torearla y sepamos vivir con ella. Pero haberla hayla.

Total: que las redes sociales de ligue son un lenguaje nuevo en un mundo de mierda donde la violencia machista campa como si no hubiese mañana, la transfobia está a niveles estratosféricos, la lesbofobia es de órdago, la homofobia parece que ya no y por eso aún sí, la bifobia está por todos los rincones, la gordofobia es de morirse de miedo, el edadismo está desbordado y del capacitismo ni te hablo y etc…

Todo eso también pasa en las redes de ligue, así que esa herramienta tan sencilla para poner en contacto personas que buscan lo mismo a nivel sexual, se convierte en el campo de batalla que es el mundo en general. Vale.

Y, por otro lado, no podemos sacarles el partido que merecen porque todo un sistema nos ha dicho que desear a otra persona así sin más, sin amarla y sin nada, está mal. Porque nos han enseñado que cuando hay deseo sin amor la cosa puede pasar hasta por la violación.

Ahí está nuestro trabajo, Mentes. Poder desear y desearnos de manera explícita sin necesidad de mezclar el amor para garantizarnos el cuidado. Aprender a cuidar sin amar, aprender a reclamar cuidados sin amor ni enamoramiento.

Toda esa es la montaña que necesitamos para poder acceder con tranquilidad a las redes de ligue. Casi nada. Pero ahí estamos.

La semana que viene sigo, que tengo rollo para rato.

¡Feliz semana, Mentes!

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