Muchos de mis pacientes me preguntan si tomar café es tan malo como dicen, si realmente deben dejar de beberlo para estar sanos, ya que les encanta y es uno de sus comfort foods.

Personalmente, tomo café solamente cuando viajo, normalmente cuando estoy en España, y se trata de algo más social que por necesidad. No voy a negar que me encanta sus sabor y aroma, pero sí puedo presumir de que ahora lo tomo por placer y no porque necesito despertar o porque esté buscando un «chute de energía» para seguir con mi día.

Desde que dejé de tomar café por las mañanas, desde que hice el cambio a una alimentación más limpia, me levanto con mucha vitalidad, y si necesito una ayuda para seguir con mis tareas antes de terminar el día tengo alternativas saludables siempre a disposición.

Pero primero quiero exponer mis razones para dejar de tomar café de forma habitual:

1. El café es una bebida extremadamente acidificante. En un estilo de vida Come Limpio queremos mimar nuestro cuerpo con alimentos que promueven la alcalinidad de la sangre y no activen mecanismos de compensación en el cuerpo como descalcificar los huesos e inyectar calcio (mineral alcalinizante) en nuestro plasma sanguíneo.

2. El café nos puede desproveer de nutrientes. Un abuso de café puede provocar déficit de vitaminas del grupo B, específicamente B1, la tiamina. Esto nos puede hacer sentir cansados, nerviosos y doloridos. Además, consumir café de forma habitual puede provocar una mala absorción de los nutrientes en el intestino delgado, lo que conllevaría futuras deficiencias.

3. El café es uno de los cultivos a los que se aplica más pesticidas. Los principales exportadores de café son los países de Sudamérica, como Colombia, donde se usan pesticidas como el heptacloro, clordano y dieldrina. Estas sustancias químicas son toxinas para nuestro cuerpo.

4. Beber café durante mucho tiempo puede pasarle factura a nuestro hígado, el órgano principal encargado de quemar grasa y depurar el cuerpo. El hígado puede sobrecargarse tratando de depurar todos los residuos químicos del café, junto con toda su cafeína. Esto impide que nuestra sangre se limpie correctamente y podamos regenerar nuestros tejidos sanamente.

5. El café estresa las glándulas suprarrenales. ¿Eres de los que no puedes librarte de las ojeras? Esto puede estar relacionado con una sobrecarga de tus glándulas suprarrenales. El café contiene un aceite ácido que irrita el revestimiento del estómago y promueve acidez gástrica. Esto provoca que nuestro cuerpo secrete adrenalina, que a la vez estimula la secreción de insulina y puede desencadenar hipoglicemia, conllevando la aparición de antojos por los dulces, altibajos de energía y cambios de humor.

Aun así, si insistes en beber café, estas son mis recomendaciones:

  1. Bebe siempre café orgánico: no contamines tu cuerpo con todos los químicos que se usan en el cultivo de café.
  2. No creas que descafeinado es mejor: al café descafeinado se le extrae la cafeína usando un químico llamado tricloroetileno, el mismo usado para limpiezas en seco y desengrasado de metales.
  3. Si te gusta tomar el café con leche o azúcar, usa leches vegetales y edulcorantes como la stevia, néctar de coco o jarabe de arce. No queremos acidificar más aun la bebida añadiéndole un lácteo o azúcar.
  4. Pásate a los tés: el té negro, la yerba mate o el té Matcha contienen substancias similares a la cafeína o derivados pero en menor cantidad, y son buenos sustitutos en tu transición.
  5. No bebas más de 1 café al día. Una taza de café no va a hacerte daño, pero siempre será mejor si lo reduces a unas pocas veces por semana.