- Cuando te sientes libre para estar con tu pareja, o para irte. Cuando no vives coaccionada por el clásico chantaje de: “Sin ti no soy nada”, “Si me dejas mi vida ya no tendrá sentido”. Sientes que si quieres separarte no habrá problemas: tu pareja lo aceptará aunque le duela.
- Cuando tu pareja se siente libre a tu lado, y se siente libre también para volar de tu lado y seguir su camino cuando quiera. Sabe que lo aceptarás aunque te duela.
- Cuando te sientes correspondida. Aunque hay etapas en todas las parejas en las que disminuyen o se intensifican las pasiones, en general sientes que hay reciprocidad, que tenéis las mismas ganas, que estáis al mismo nivel en el plano sentimental.
- Cuando hay comunicación y empatía en la cama, cuando puedes dar rienda suelta al deseo, cuando el sexo es una forma de expresar amor, de divertirse, de gozar de la vida.
- Cuando te sientes bien tratada. Incluso cuando hay peleas y conflictos. También en períodos de crisis.
Cuando tu pareja se siente bien tratada.
- Cuando confiáis mutuamente en la honestidad de la otra persona, y en vuestra propia honestidad.
- Cuando tenéis el mismo nivel de compromiso con la relación.
- Cuando os cuidáis mutuamente, y hay equilibrio en los cuidados.
- Cuando os repartís las tareas domésticas equitativamente y las asumís como responsabilidad propia y compartida.
- Cuando podéis sentaros a hablar con tranquilidad de cómo os sentís cuando pasa la tormenta.
- Cuando os gusta compartir tiempos y espacios juntos, os gusta compartir amigos y pasiones.
- Cuando ambos tenéis tiempo y espacio propios para estar en soledad o para disfrutar de vuestros propios amigos y amigas, compañeras y familia.
- Cuando los celos no son el centro de vuestra relación, ni os hacen sufrir constantemente. Podéis hablarlo sin haceros daño.
- Cuando os sentís libres para amar, sin miedos ni necesidad de reprimirse los sentimientos. Os sentís libres para expresar vuestro deseo y vuestros afectos a vuestra pareja. Os sentís libres para opinar sobre temas políticos y sociales, aunque no coincidáis con vuestra pareja.
- Cuando tenéis un equilibrio en las finanzas, tenéis una economía de equipo o economía solidaria, e incluís además del dinero, el tiempo que dedicáis ambos a la casa, los cuidados y la crianza, si hay hijos e hijas.
Cuando tenéis complicidad, y habláis el mismo idioma.
- Cuando estáis del lado del otro, no os sentís en el bando contrario.
- Cuando ambos hacéis autocrítica, y os lo trabajáis para ser mejores personas, para cuidaros y quereros bien.
- Cuando ambos os trabajáis los patriarcados que os habitan, y que atraviesan la relación de pareja.
- Cuando, con el trabajo que hacéis, intentáis construir una estructura horizontal sin jerarquías, ni esquemas de dominación y sumisión, sin abusos ni explotación.
- Cuando comparas cómo te gustaría que fuese tu relación, con cómo es en la realidad, no son versiones demasiado distintas. Cuando no estás decepcionada y el otro no está decepcionado, cuando os aceptáis y os queréis tal y como sois.
- Cuando ambos sentís que podéis ser vosotros mismos, que podéis expresaros con libertad, que no se os pide que cambiéis vuestra forma de ser.
- Cuando ambos sentís que no estáis renunciando o sacrificando nada importante en vuestras vidas, o sentís que esas renuncias merecen la pena. Si uno de los dos sacrifica demasiado, entonces es difícil que funcione la pareja.
Cuando el rencor no se acumula
- Cuando no vivís en estado de guerra permanente, cuando cuidáis la relación con mimo.
- Cuando amamos como personas adultas y no esperamos que el otro asuma la responsabilidad que tenemos cada una de nosotras en el autocuido y en la búsqueda de felicidad.
- Cuando no le pedimos al amor los milagros que no puede hacer, cuando amamos con los pies en la tierra, cuando entendemos que no es la salvación ni la solución a todos los problemas, cuando dejamos de pedirle imposibles.
- Cuando nuestros niveles de autoestima se mantienen altos, cuando encontramos el equilibrio entre el amor a la pareja y el amor a nosotras mismas, cuando logramos cuidarnos y cuidar a la otra persona, cuando nuestra relación con nosotras mismas es buena, cuando trabajamos para estar bien y para ser felices.
- Cuando ninguno de los dos siente que siempre tiene que ceder en todo: habláis, negociáis, pactáis, respetáis los pactos, y sentís que hay un equilibrio a la hora de ceder o a la hora de imponer vuestros criterios o necesidades.
- Cuando ambos os sentís generosos para dar y recibir, tenéis las mismas ganas de compartir, y sois solidarios el uno con el otro.
Cuando los malos ratos no son más numerosos que los buenos ratos
- Cuando no hay sufrimiento constante, cuando no os sumís en guerras de reproches,
- Cuando sentimos empatía mutua, y ganas de apoyar a la pareja en sus proyectos, en sus sueños, en sus procesos personales.
- Cuando aprendemos a identificar, a expresar y a gestionar nuestras emociones para que no hagan daño a la otra persona.
- Cuando no estáis condicionados por la necesidad y la dependencia, cuando ambos sabéis que podríais estar sin pareja, cuando sentís que tenéis pareja es porque queréis.
- Cuando os sentís libres de la presión social y familiar que os dice cómo deberíais relacionaros, qué pasos deberíais estar dando, qué metas tendríais que asumir como propias.
- Cuando sentís que vuestra relación es libre de qué dirán y no os sometéis a las normas del matrimonio tradicional.
- Cuando tu red de afectos es amplia, y la de tu pareja, y la red que compartís ambos. Cuando sientes que puedes dedicar tiempo a tu gente querida, cuando tu pareja siente lo mismo.
- Cuando ambos podéis crecer y evolucionar, como personas y como pareja, en igualdad de condiciones.