Cuando sentimos celos es difícil expresar lo que sentimos sin enfadarnos y a menudo la otra persona se siente atacada y se pone a la defensiva.
¿Qué pasaría si en lugar de enfadarnos y hacernos la guerra, nos sentásemos a hablar de cómo nos sentimos, y cómo vamos a trabajar para poder vivir los celos sin tanto sufrimiento?
El caso de Ana, Manuel y la sexy Verónica
Ana y Manuel caminan por la calle y se encuentran con una conocida de ambos, Verónica. En la conversación que mantienen ella se muestra muy simpática con Manuel y fría con Ana, se ríe con todas las ocurrencias de Manuel, y llega un momento en el que le toca la oreja en un gesto de cariño.
Manuel está encantado de recibir tanta atención y simpatía, y Ana se siente celosa viendo el buen rollo que hay entre los dos. Se siente molesta porque Verónica no le da importancia a sus palabras, hace como que no la escucha, y construye una burbuja imaginaria en la que sólo caben ella y Manuel.
Se le borra la sonrisa a la mitad de la conversación, y cuando ya no puede más le dice a Manuel que van a llegar tarde, y Verónica la mira como fastidiada porque les ha cortado el rollo.
Cuando se despiden de Verónica y siguen su camino, Manuel nota que Ana está dolida, y le pregunta si está bien.
¿Qué hacer si nos sentimos celosos?
En el escenario ideal, ambos se sientan frente a frente, mirándose a los ojos, y Ana le explica a Manuel cómo se siente de forma muy asertiva: “Tengo que confesarte que hoy he sentido celos del buen rollo entre Verónica y tú, no sé por qué pero la veía muy guapa y sexy hoy, estaba radiante, y me dio la sensación de que le gustas un montón".
"Me he sentido muy pequeña a su lado, yo sé que no tengo por qué compararme, pero la vi muy grande y me sentí muy chiquita”
Manuel escucha sin interrumpir: “Me sentí un poco dolida porque ella me ignoraba y me interrumpía cuando hablaba. No entiendo su actitud porque me la encontré hace dos días y estuvo muy cariñosa conmigo, pero últimamente cuando nos encontramos a Verónica los dos, siento que se pone encantadora contigo y a mí me excluye.
"Hoy me ha dolido, la verdad”.
“También me ha dolido que tú en lugar de estar en tu sitio, como que te has metido un poco en el rollo de ella, y no sé, me pareció sentir que te gustaba sentirte deseado, y que te sentías poderoso con respecto a las dos, pero esto es una sensación mía. No sé bien cómo te estabas sintiendo tú, ahora me lo cuentas.
El caso es que me siento dolida también porque creo que has notado cómo me sentía pero has preferido dejarte llevar por la situación, estabas encantado en esa atmósfera de complicidad entre los dos. No sé lo has hecho porque no has reparado en la actitud de Verónica hacia mí, o si es que te gusta Verónica y estabas tan a gusto, pero en cualquier caso, no me he sentido cuidada por ti.
Es super fuerte que cortes la complicidad conmigo y la compartas con Verónica, como si fueran incompatibles. No sé muy bien si me entiendes, es un poco lo que he sentido, pero cuéntame, ¿tú cómo lo has sentido?, ¿qué crees que ha pasado?”.
Qué decirle a una persona que está celosa
En este escenario ideal, Manuel ha escuchado con atención y con amor, ha tratado de usar su capacidad para la empatía, ha intentado ponerse en el lugar de Ana, y no ponerse a la defensiva.
Cuando se dispone a hablar, lo hace con la mano en el corazón: “Sí es cierto que hoy Verónica estaba radiante y muy simpática, y que me ha gustado mucho hablar con ella, me cae muy bien, y me río mucho con ella. Sí, es cierto que me dejé llevar por su simpatía, y es verdad que hubo como una atmósfera de complicidad que me extrañó porque fue intensa.
"Sí que noté que pasaba mucho de ti, y también noté que te estabas sintiendo mal. Pero no sé por qué, no le di importancia, estabas más a lo mío, quizás fue el Ego que estaba disfrutando de la situación"
"Debo reconoceque sí, que me sentía halagado y que me gustaba que tú te sintieras un poquito celosa".
"Pero Ana, después de escucharte, me pongo en tu lugar y entiendo que estés dolida, porque si me pasara a mí lo mismo, estaría también dolido"
"Quiero que sepas que me lo voy a trabajar para que no vuelvas a sentirte así"
"Quiero cuidarte y quiero que te sientas bien: la actitud de Verónica es muy insolidaria, no es justo que le siga el rollo porque te hace sentir mal, y no es justo que yo sostenga esas situaciones porque no necesito que me alimenten el ego ni necesito sentirme poderoso".
"También creo que no pasa nada si a ella le gusto, pero sé que no es necesario que se comporte así contigo, y no quiero que nadie te haga daño. Así que te pido perdón, y voy a intentar ser más cuidadoso de ahora en adelante con estas situaciones, amor.”
El poder de la sinceridad y la asertividad
En este escenario ideal, ambos han sido sinceros y asertivos, y se han centrado más en contar cómo se sienten ellos, que en reprocharle al otro. Así es más fácil escucharse sin interrumpirse, y escucharse sin sentirse atacado: comunicarse desde un estado emocional de calma, o de relativa calma, ayuda mucho también.
En este escenario ideal, ninguno de los dos ha negado los sentimientos del otro, no hay acusaciones ni insultos, no hay violencia, no hay guerra.
Los dos analizan la situación desde la forma en que la ha vivido cada uno, son capaces de hacer autocrítica, de pedir disculpas si hace falta, de reconocer errores y de elaborar un nuevo pacto pensando en las estrategias que vamos a utilizar para que nadie salga herido en situaciones como esta de nuevo.
La pregunta ahora es: ¿cómo nos lo vamos a trabajar para llegar a ese escenario ideal en el que hay tanta complicidad y tanto cariño?