Día del Orgullo Loco: no más violencia, no más estigma

Un movimiento protagonizado por los usuarios y ex-usuarios del sistema de salud mental. Porque somos unas puñado de locas, pero también somos mucho más.

Día del Orgullo Loco

El Orgullo Loco es un movimiento de masas de personas usuarias (o ex-usuarias) de los servicios de salud mental, así como de sus aliadas. Sus inicios datan de 1993, en Toronto, Canadá; y este 2018, por vez primera, se celebra y reivindica también aquí.

Podría contaros mucho más sobre el Orgullo Loco, sobre las movilizaciones, los eventos y los lemas, pero prefiero hablaros de por qué creo que viene siendo así de necesario que esta protesta alcance nuestros territorios.

Y es que, si mucha gente tilda de “innecesarios” días reivindicativos como el Orgullo LGTBI, el Día de la Mujer Trabajadora o el reciente 12 de noviembre (la marcha estatal contra el racismo) una y otra vez, a pesar de las estadísticas tan sangrientas que azotan a estos colectivos históricamente oprimidos ¿qué pensará el ciudadano promedio de la necesidad de reivindicarnos como “locas” sin ataduras?

Sí, “locas” sin ataduras. Porque somos muchas las personas que afirmamos que términos como “enferma mental” no nos representan, en tanto que no hacen referencia a nuestras vivencias psicológicas y emocionales en primera persona, sino a aquello que los profesionales nos diagnostican desde una perspectiva demasiado a menudo influenciada por farmacéuticas y manuales impersonales.

Y sí, sí, sin ataduras ante todo. Nos denominemos “locas”, “enfermas mentales”, “psiquiatrizadas”, “neurodivergentes”, o meramente personas que sufrimos por dentro o sencillamente experimentamos la realidad de otras múltiples formas… el abanico de términos podría ser interminable, pero lo que a mí más me importa aquí no es “qué somos”, sino “por qué somos”. Y somos, este 20 de mayo y el resto del año, porque formamos parte de un colectivo que se organiza, se moviliza y, en definitiva, se rebela porque nos violentan y nos discriminan; desde las instituciones, por norma incluso desde aquellas conformadas por profesionales en teoría dedicados a nuestros cuidados, y desde la sociedad en general.

Porque, lamentablemente y para lo que debería ser la vergüenza de todas las personas, cuando hablo de ataduras no estoy usando ninguna metáfora.

Aquí, y alrededor de todo el mundo, se nos sigue atando a las “locas” (a las pacientes de salud mental) bajo el eufemismo de la contención mecánica. Esta práctica es humillante, represiva, y poco tiene que ver con la salud; tiene mucho más que ver con la falta de recursos suficientes, con el asesoramiento deficiente de profesionales y, en definitiva, con la ausencia de una mirada de igual a igual por parte de quienes la ordenan e incluso, a veces, de quienes la aplican.

Esta práctica está prohibida en países como Islandia, existen alternativas a este tipo de “tratamiento” en salud mental como el modelo de diálogo abierto finlandés, y en nuestro Estado siguen “falleciendo” pacientes “contenidas mecánicamente”. Es decir, inmovilizadas y aisladas por nuestros propios cuidadores.

Por esto, porque nos queremos libres y nunca atadas, porque exigimos tratamientos dignos y respetuosos con nuestra integridad física, psicológica y emocional (así como posibilitados dentro de un marco de consentimiento informado) que se alejen de la sobre-medicación y el paternalismo; porque nuestras exigencias no se las planteamos sólo a los profesionales, sino a todo el conjunto de la población, porque formamos parte de una sociedad que en el mejor de los casos nos tiene miedo y en el peor, justifica los abusos y maltratos perpetuados contra nuestros cuerpos y mentes.

Por todo esto, el Día del Orgullo Loco salimos a las calles si podemos a celebrarnos vivas y resistentes (que en nuestro caso, como en el de tantas, son casi sinónimos). Y esperamos que salgáis a las calles, si podéis, a celebrarnos vivas, resistentes y compañeras tan dignas, valiosas y respetables como la más “cuerda” de todas. Sobre todo teniendo en cuenta que quien tenga un “problema de salud mental” mañana, le diagnostiquen o no lo que llaman trastorno, puede ser quien hoy se solidariza con nosotras desde su posición de “persona mentalmente sana”. El sufrimiento, así como las diferentes respuestas a este, más o menos dañinas para unas y para otros, nos toca a todos y a todas.

Así que salimos, a protestar y a reafirmarnos como mucho más que “locas”, pero siempre orgullosas de ello. Siempre orgullosas de ser diferentes y disidentes de la norma que a veces daña casi tanto e incluso más que nuestras propias “locuras”.

Y si no puedes luchar el 20 de mayo, nosotras luchamos por ti.

Si no puedo salir el 20 de mayo, a seguir luchando como el resto del año, sé que vosotras lo hacéis por mí.

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