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Primero, el envase

Lo primero que tenemos que tener son envases en los que guardar la comida.

Hay cosas que no lo necesitan, por ejemplo frutas frescas como el plátano, aguacate, naranja, limón, etc. Deben dejarse a temperatura ambiente (en un lugar fresco y seco, no al sol) y consumirse lo antes posible.

Pero otras frutas y verduras sí necesitan un cuidado especial. Por ejemplo fresas, frambuesas, tomates, etc.

Para estas cosas nos sirve con un recipiente o una bolsa perforada que permita que circule el aire, y guardarlas en la nevera. Los tomates preferiblemente solos, ya que producen etileno, que hace madurar todo lo que tenga alrededor mucho más rápido.

Los frutos secos, semillas, cereales y legumbres, también mejor en envases separados y bien cerrados para protegerlos de la humedad y temperaturas extremas. Guárdalos en la despensa o armarios de la cocina.

Los botes de cristal que te sobren (por ejemplo de conservas), lávalos bien y guárdalos. Cuando hagas pisto, pimientos asados, patés vegetales, encurtidos, etc., esterilízalos en agua hirviendo y envasa tus preparaciones. Guardar comida preparada al vacío evita que por contacto con el aire se desarrollen rápidamente bacterias y hongos, además de retener el color de los alimentos (se reduce la oxidación).

En muchos casos necesitaremos una ayuda extra para conservar bien las cosas, sobre todo en el caso de preparados.

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Sal, el conservante milenario

Si queremos que un paté, una salsa o un tofu nos dure unos días más, tendremos que añadir algún tipo de conservante que nos ayude a que se conserve mejor, no le salga moho, etc. Para ello podemos utilizar ingredientes que solemos tener por casa y que se llevan utilizando siglos (cuando no miles de años) para conservar la comida.

Es el más sencillo. La sal normal y corriente (cloruro sódico) funciona muy bien en muchas preparaciones porque no solo aporta sabor, también ayuda a reducir el crecimiento de microorganismos indeseables.

No es necesario añadir grandes cantidades de sal, solo la justa para que tengan un buen sabor. Otra cosa es conservar en sal o en salmuera, que sí requiere grandes cantidades, pero en general en casa, salvo encurtidos, no es un método de uso diario.

Cuando hagas salsas, pistos, patés, etc., no olvides añadir sal y envasarlo bien para que te dure más.

Para conservar el tofu cuando ya lo has abierto, lo mejor es ponerlo en un tupper pequeño (poco más de su tamaño) con agua y sal, que lo cubra por completo, cerrarlo bien y guardarlo en la nevera. No añadas mucha sal, con ¼ de cucharadita es suficiente para guardar medio kilo de tofu.

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Vinagre y zumo de limón para conservar con sabor

En encurtidos añadimos grandes cantidades tanto para curar como para conservar y dar sabor. En salsas y cosas que deseemos guardar en botes podemos añadir una pequeña cantidad a modo de conservante, junto con la sal. Utiliza lo justo para que no sepa todo a vinagre (mézclalo antes de envasar y pruébalo).

El vinagre y el zumo de limón acidifican el medio y retrasan el crecimiento de bacterias y microorganismos que hacen que la comida se ponga mala. Puedes añadir unas gotas de vinagre o de limón al tofu antes mencionado, a un pisto, una salsa de tomate, verduras asadas, etc.

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Aceite de oliva, al estilo mediterráneo

Muchas cosas se conservan muy bien en aceite: tomates secos, pimientos y otras verduras asadas, etc. Lo importante es que impregne bien todos los alimentos e impida que entren en contacto con el aire. Vamos, que llenes el bote hasta arriba con el aceite.

Para evitar enranciamientos, todo lo que conserves en aceite guárdalo en la despensa, mueble o nevera, en un lugar fresco y seco alejado de la luz y por supuesto bien cerrado.

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Ajo, pero con ojo

El ajo nos puede servir en algunas preparaciones porque ayuda a inhibir el crecimiento de ciertas bacterias. No se puede usar en todo (piensa por ejemplo en preparaciones dulces), pero desde luego sí se puede añadir ajo a verduras asadas (por ejemplo pimientos) que queramos conservar, salsas, patés y mezclas de otras verduras.

Lo suyo es añadir el ajo entero (solo pelado), con nervio y todo, triturado o machacado, junto con el resto de ingredientes, o varios dientes de ajo enteros. Si tu preparación no queda bien con ajo, utiliza cualquier otro conservante casero. El ajo es solo una de tantas ayudas para conservar.

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Clavo, una ayuda aromática

Es una especia que se suele usar bastante en encurtidos y conservas caseras. Puede ayudar a reducir el crecimiento bacteriano y fúngico, aunque tampoco podemos usarlo en grandes cantidades porque se vería resentido el sabor de nuestra preparación.

Como ayuda, puedes añadir 3-4 clavos de olor ligeramente machacados a lo que vayas a guardar (por ejemplo verduras asadas o cocidas, salsas, etc). No es tan eficaz como la sal y el vinagre, solo es una ayuda.

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Pimientos picantes, un conservante exótico

En las cocinas del Este asiático se utilizan mucho chilis secos y pastas de chili para conservar alimentos. ¿Lo bueno? Se trata de un conservante excelente. ¿Lo malo? Toda la comida sabrá picante.

En general ayuda contra el crecimiento de levaduras y bacterias que ponen mala la comida. Podemos usarlo en preparaciones de por sí picantes que queramos guardar, como salsas, pastas y algunos fermentados como el kimchi. También es necesario conservarlos en frío para mejorar estas propiedades.

Conservantes caseros para mantener tus alimentos frescos

Utilizamos conservantes para poder guardar frutas, verduras y productos (por ejemplo salsas de tomate caseras) durante mucho más tiempo, especialmente cuando los ingredientes ya no están de temporada, sin que se pongan malos. Es algo que hacemos de forma rutinaria por ejemplo cuando guardamos las sobras en un táper en la nevera, aunque no reparemos en ello.

Otras veces añadimos ciertos ingredientes como sal o vinagre para conseguir que las cosas nos duren más. Gracias a esto podemos reducir la cantidad de comida que tiramos, la basura que producimos, y el precio de la compra, ya que no hay que reponer cosas que hemos tenido que tirar.

Conservar la comida adecuadamente es esencial para evitar bacterias indeseables, mohos y otros organismos que la pueden hacer incomestible. Apúntate estas pautas sencillísimas para usar conservantes caseros y ponlas en práctica.