En verano se consumen muchos refrescos. Con la excusa del calor, la playa, el chiringuito, las vacaciones… parece que toda excusa es buena. En general ni son saludables ni tampoco baratos.

Refrescan, sí, pero también lo hace el agua, que debería ser nuestra prioridad en cuanto a consumo de líquidos. Entiendo que a muchas os gusten los sabores, texturas y colores de los refrescos, así que os propongo tres tipos de refrescos caseros similares a los comerciales pero con mejores ingredientes.

Todos son muy fáciles de hacer y variar al gusto. Además salen mucho más baratos que los comprados.

1. Refrescos con burbujitas

Seguramente pensemos en estos cuando hablamos de refrescos: en general todas las bebidas carbonatadas como los refrescos de cola, naranja, limón, etc.

Si te gustan las bebidas frías con burbujas puedes hacerlas en casa en lugar de comprarlas, para ello tienes un par de opciones.

A base de agua con gas

Se pueden hacer de un montón de sabores utilizando, como base, agua con gas, que se añade en el momento de servir para que mantenga ese toque burbujeante que buscamos.

Para que quede como un refresco comercial tendremos que usar siropes caseros con los zumos o sabores que queramos, de forma que con poca cantidad se dé mucho sabor y dulzor a un vaso entero (que será un 80% agua con gas). Al hacer el sirope concentramos el zumo, el azúcar y el sabor, reduciéndolo con calor, así cuando añadimos el agua se diluye y se mezcla coloreando y saborizando toda la bebida.

El problema de hacer un refresco así es que estamos haciendo lo mismo que nos venden: agua azucarada con color. No es muy saludable. Como alternativa es mejor batir frutas carnosas, frías de la nevera, ponerlas en el vaso y añadir el agua con gas.

Refresco de moras

Ingredientes

  • 100 g de moras
  • 400 ml de agua con gas (sin abrir) enfriada en la nevera
  • opcional, para servir: 4-5 moras congeladas y unas rajitas de limón

Preparación

  1. Bate las moras con la batidora hasta que quede un puré fino.
  2. Pon el puré en los vasos para servir y vierte rápidamente el agua con gas.
  3. Añade unas moras congeladas y unas rajitas de limón (opcional) para más sabor.
  4. Sírvelo inmediatamente.

Con una gasificadora

Son pequeñas máquinas que funcionan con cargas de CO2, muy simples, que añaden este gas a la bebida que tengas en la botella. Pueden ser zumos, batidos, smoothies, tés, infusiones… cuanto más ligeros y menos viscosos, mejor.

Lo bueno de estas máquinas es que permiten carbonatar cualquier bebida casera, y lo malo es que si no es algo que hagas con mucha frecuencia o en mucha cantidad, se convertirá en un trasto inservible más.

Para hacer refrescos con estas máquinas hay que seguir las instrucciones que marque el fabricante. Dependiendo del modelo cada carga de CO2 puede dar para varios litros, por lo que podemos preparar aguas con diferentes sabores y después ponerles gas.

Prueba también con tés e infusiones frías.

2. Aguas aromatizadas

Con agua normal y corriente, frutas y hierbas podemos hacer aguas aromatizadas muy refrescantes.

El proceso es muy sencillo: añadir unos trozos de fruta y/o unas hierbas (por ejemplo hierbabuena) a una botella de agua (mejor que tenga la boca ancha para poder meter y sacar las frutas fácilmente) y dejarlo reposar al menos 6 horas. Lo puedes dejar de un día para otro y rellenarte tu botella de viaje con ello.

Elige frutas que den mucho sabor como fresas, limón, manzana, piña, melocotón… y hierbas que den sensación de frescor como la menta y hierbabuena. También puedes añadir sabores florales con un par de ramitas de lavanda, capullos de rosas desecados, hibisco, etc.

Agua de melocotón y hierbabuena

Ingredientes

  • 1 melocotón maduro mediano
  • 1,5 litros de agua
  • 4-5 hojas de hierbabuena

Preparación

  1. Pela el melocotón y quítale el hueso. Córtalo en trozos grandes y mételo en las botellas que vayas a usar junto con la hierbabuena.
  2. Añade el agua, cierra las botellas y refrigéralas mínimo 6 horas antes de probarlo.

3. Tés helados

Si te gusta el té frío aprovecha para hacerlo como refresco. Puedes hacer cualquier té o infusión, o mezclarlas, añadir alguna hierba o especia (hierbabuena, cardamomo, anís estrellado, canela, etc) y enfriarlo en la nevera o en un vaso con hielo.

Lo bueno de los tés helados es que puedes hacer la cantidad que quieras en casa y servirlos en el momento con hielo o dejarlos en la nevera. Puedes hacerlos más o menos concentrados, con especias diferentes o con otros ingredientes (limón o lima), siempre a tu gusto.

No es necesario dejar reposar los tés una vez hechos, pero si te gustan con mucho sabor puedes dejar que se enfríen en la nevera un par de horas antes de retirar el infusor y servirlos.

Té helado con menta y limón

Ingredientes

  • 3 cucharaditas de té negro o verde (o mezcla)
  • 1 rama de menta fresca (10-12 hojas)
  • 1,5 litros de agua
  • ½ limón en rodajitas
  • Hielos para servir

Preparación

  1. Haz el té poniendo a hervir 1,5 litros de agua. Mete el té en un infusor, sumérgelo antes de que empiece a hervir el agua, apaga el fuego y añade la menta y unas rodajas de limón.
  2. Tápalo y deja que repose 4 minutos.
  3. Sírvelo en vasos con hielo y una rodajita de limón.