Patrones negativos: cuando el pasado condiciona nuestro presente

Comprender el origen de nuestros hábitos más dañinos nos ayuda a elaborar estrategias más saludables. Y dejar lo que nos daña en el pasado.

patrones de supervivencia

En esta sección, Desde la Consulta, para explicar cómo los sucesos de nuestro pasado, reciente o remoto, dejan grabadas huellas en nuestro interior que afectan negativamente a nuestro presente, comparto con vosotros situaciones reales vividas por personas que acuden a mi consulta profesional.

Esta semana, para que podáis comprender mejor cada uno de los casos que os presento, creo que es necesario que os hable de cómo se crean y se mantienen estas actitudes dañinas que seguimos repitiendo una y otra vez, a pesar de saber que son tóxicas para nosotros. Estos mecanismos que elaboramos en su momento para superar situaciones complejas son los llamados Patrones de Supervivencia.

Patrones de supervivencia: estrategias que olvidamos

Podríamos definir los Patrones de Supervivencia como aquellas estrategias que desarrollamos de pequeños para evitar o paliar una situación desagradable. En aquellas circunstancias, realmente fueron efectivas y cumplieron la misión de protegernos, de ahí que nuestro cerebro las almacenara como un recurso útil para recurrir a él siempre que se nos presentaran situaciones similares.

Si, por ejemplo, en nuestra infancia, cada vez que nos quejamos por algo que no nos gustaba, recibimos un azote, paulatinamente, dejamos de protestar. En estos momentos, en los que nos sentimos tristes y solos, quizás las endorfinas provocadas por una magdalena de chocolate o unas galletas, lograron animarnos. Más adelante, en los instantes de tristeza y/o angustia, la comida se convirtió en una compañera inseparable.

En aquellas circunstancias, siendo niños, no pensamos en las consecuencias que estos comportamientos tendrían a largo plazo; sólo importaba que nos ayudaran a dejar de sufrir.

Hoy en día, ya de adultos, seguramente habremos olvidado la razón principal por la que, en nuestras horas bajas, empezamos a actuar de esta forma. Pasados tantos años, sólo veremos el síntoma, el problema: "tengo obesidad" o "no sé defenderme cuando me atacan".

No obstante, por muy extrañas o irracionales que nos parezcan estas reacciones, resulta necesario comprender que, si analizamos nuestra historia, siempre existe una explicación para nuestros comportamientos. Precisamente, trabajar el origen de nuestras actuaciones perjudiciales, nos permitirá sanar para siempre nuestro presente.

Los patrones de supervivencia nos ayudaron, en un momento dado, a seguir adelante en situaciones adversas, pero, a medio y largo plazo, nos dejaron graves secuelas. Hoy en día, los contemplamos como problemas, pero, ante todo, tenemos que ser comprensivos con nosotros mismos y comprender que en las circunstancias en las que se originaron, carecíamos de las herramientas necesarias para solventar de otra forma nuestro malestar.

Claudia, una chica atrapada en una relación de abuso y sometimiento por parte de su pareja, vio en su proceso terapéutico cómo estaba repitiendo la misma actitud sumisa que tuvo que adoptar frente a unos padres iracundos que la golpeaban por cualquier motivo. Aquello que le ayudó a sobrevivir de pequeña, la tenía atrapada en su edad adulta en una relación tóxica. Sin embargo, ahora ella ya no es una niña, es una mujer adulta que puede defenderse de una manera más asertiva, puede plantarle cara y hablarle de tú a tú a su represor.

El trabajo que hacemos en terapia para liberarnos definitivamente de esos patrones tóxicos, se fundamenta en llegar a comprender y reforzar la idea de que ahora ya no necesitamos esos patrones para sobrevivir. Nos sirvieron en su momento, pero ahora nos causan más problemas que beneficios. Ya no los necesitamos y podemos buscar unas formas más sanas y maduras de relacionarnos con los demás.

Con comprensión y compasión hacia nosotros mismos, podemos agradecer a estos patrones su ayuda en aquellos momentos de dificultad, pero, ha llegado el momento de despedirnos de ellos para enfocarnos y tomar las riendas de nuestra vida, mucho más maduros y liberados.

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