En una de sus primeras sesiones, Moisés se imaginó a sí mismo luchando contra un dragón de varias cabezas. Este era un animal enorme, al que el joven sentía como un ser mucho más fuerte y poderoso que él. Cuanto más intentaba defenderse Moisés, más fiero se volvía el dragón y más crueles y despiadados eran sus ataques.
En las siguientes sesiones, Moisés siguió luchando contra el dragón. Paulatinamente, fue ganando confianza y comprendiendo las estrategias que el monstruo urdía para vencerle. Comenzó a sentirse más fuerte, a poder esquivar sus ataques e, incluso, de vez en cuando, lograba hacer recular al leviatán. Finalmente, llegó el día en el que Moisés, sintiéndose fuerte y poderoso, pudo vencer al dragón y cortarle todas sus cabezas.
En esta última sesión, Moisés me preguntó qué podía significar esta imagen de la lucha con el dragón. En lugar de darle una interpretación directa (que podría estar equivocada), le hablé de cómo funcionan los símbolos en la terapia.
Le expliqué que, a veces, vivimos experiencias tan devastadoras que nuestra mente las oculta para evitarnos el sufrimiento de estar reviviendo, una y otra vez, esta situación. También le comenté que esta ocultación del pasado no evita que el dolor provocado por los maltratos continúe estando muy presente en nuestras vidas.
El trauma, el inconsciente y el símbolo
Aunque pretendamos olvidar el trauma, éste nos sigue afectando en nuestro día a día. Para poder sanarlo, necesitamos sacar a la luz todas las emociones reprimidas en el pasado (dolor, ira, tristeza, etc.). Justo en este punto de la terapia, aparece la simbología para ayudarnos a realizar esta toma de conciencia.
Acceder de golpe a los recuerdos traumáticos puede resultar demasiado impactante para la persona y podría provocarle un fuerte shock. No olvidemos que el acceso a estos recuerdos fue bloqueado por nuestra mente como medida de protección.
No obstante, cuando nuestro inconsciente encuentra una oportunidad adecuada (como es el entorno terapéutico), comienza a dosificar la información reprimida a través de símbolos.
Mediante escenas o imágenes simbólicas, la persona puede ir trabajando los recursos que necesita para sentirse cada vez más fuerte y preparada para poder, más adelante, enfrentarse (y afrontar) todos los detalles de la experiencia real de su pasado. Moisés, por ejemplo, en su lucha con el dragón, sintió que era capaz de hacerle frente e, incluso, de vencerle.
Cómo Moisés venció al dragón
A medida que fue avanzando en su terapia, Moisés comprendió que el dragón representaba a su padre y toda la violencia que, en su infancia, había recibido de él. El padre de Moisés era un hombre rudo y autoritario que no admitía ninguna protesta o queja por parte de sus hijos. “Con él no había diálogo posible; o hacías lo que decía o sufrías las consecuencias”, me comentó el joven en una de sus sesiones.
Moisés recordaba haber recibido nalgadas o bofetones ocasionales cuando era pequeño, pero lo que su mente había olvidado, por completo, era una brutal paliza que su padre le propinó cuando tenía 9 años. Solo cuando avanzó suficientemente en su terapia, el joven pudo recordar todos los detalles de este episodio tan traumático. De hecho, la paliza fue tan feroz que, como consecuencia de ésta, el niño no pudo acudir al colegio durante una semana.
Vivir una infancia bajo el yugo de un padre maltratador había dejado una profunda huella en Moisés. Era un chico replegado sobre sí mismo, incapaz de defenderse cuando alguien le atacaba o abusaba de él. Su autoestima estaba tan dañada que se creía merecedor (tal y como le espetaba su padre en su infancia) de todas las desgracias que le sucedían.
Gracias al trabajo previo, que había realizado enfrentándose al dragón, Moisés pudo acceder al recuerdo de la paliza y, además, fue capaz de recuperar su autoestima para enfrentarse a la imagen de su padre y liberar todo el dolor y la rabia que había reprimido durante años.
Los símbolos son las palabras y frases con las que nuestro inconsciente se comunica con nosotros. Si nos dejamos llevar y relajamos nuestra parte analítica/racional, podemos acceder a toda la información sobre nosotros mismos que reside en nuestro interior.
Los símbolos nos aportan información muy valiosa y nos dan una segunda oportunidad para poner encima de la mesa todo aquello que fue reprimido y que necesita ser sanado. Debemos estar muy atentos para escuchar el mensaje oculto que nos traen desde nuestro inconsciente.