Si las personas que se supone que te quieren.
Ya sea tu familia, una amiga o tu pareja.
No son capaces de alegrarse por tus alegrías.
Y en cambio se sienten satisfechas con tus fracasos.
Porque así estás vulnerable.
Porque así las necesitas más.
Porque así es más sencillo que puedan controlarte.
Que te quedes.
Que hagas lo que ellas desean.
Vete.
Porque el querer es todo lo contrario a eso.
El querer es la capacidad que tiene el ser humano para verte a ti.
A todo lo que eres.
Pero también todo lo que puedes llegar a ser.
Porque el querer sin libertad no es querer ni es nada.
Porque si algunas personas te prefieren triste pero aquí junto a ellas.
En vez de feliz allí donde tú sientas.
Es que no te quieren bien.
Por mucho que se les llenen las bocas de palabras.
Por mucho que te lo repitan. No es verdad.
Esas personas solo se quieren a sí mismas y no están pensando en ti.
Y lo peor es que están cambiando el humor de tus días.
Están haciendo que tu emoción por vivir se apague.
Están consiguiendo que dudes de ti.
Que creas que no eres capaz.
Que tengas miedo.
Que te quedes inmóvil.
Si las personas que se supone que te quieren.
No aceptan quién eres.
No respetan tus anhelos.
Vete.
Porque el querer no entiende de condiciones.
Ni tampoco de chantajes.
El querer es desear lo mejor para ti.
Y lo mejor para ti no lo decide nadie más que tú.
El querer es saber que nadie nos pertenece.
Que el único enunciado válido.
Es que yo estaré bien.
Si tú estás bien.
Aunque eso signifique.
Perder una parte.
De algo que me importa.