Recuerdo perfectamente la primera vez que probé el carrot cake. Fue en Inglaterra, donde pasaba el verano con mis abuelos, y no tendría más de 10 o 12 años. Entré en la pastelería con ellos y mi abuela me preguntó si no quería probarlo. En aquel momento, un pastel hecho de zanahorias me pareció de lo más exótico, pero me fascinó: no sabía que se podían hacer postres con verduras...
Durante años pensé que quizá lo había idealizado, también por el componente sentimental de haberlo disfrutado en un verano de infancia con dos personas a las que adoraba. Sin embargo, ahora que el carrot cake forma parte de nuestro imaginario colectivo y que podemos encontrarlo más fácilmente si lo buscamos, me ratifico: es un dulce ¡insuperable!
Verás muchas recetas de carrot cake por ahí, pero siempre va bien que te recomienden alguna. En Cuerpomente tenemos versiones muy especiales para ti, todas ellas hechas con mucha zanahoria y nada de huevo, leche ni mantequilla, para que puedas disfrutar de este capricho de la forma más saludable y dejarte igualmente sorprender por su dulzor y sus maravillosos contrastes:
¡Que los disfrutes!
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