Una forma de cuantificar la confianza que tienes con otra persona es valorar cómo afrontáis juntos un momento de silencio. Cuando no hay suficiente amistad o intimidad, el silencio inunda el ambiente y parece que se pueda cortar con un cuchillo. Es un momento incómodo. Seguro que sabes de lo que te hablo.
Todo lo contrario ocurre con las personas con las que se ha establecido un vínculo emocional estrecho. La ausencia de conversación se vive entonces con naturalidad, como un momento de paz compartido. Simplemente se goza del privilegio de no tener que decir nada.
Pero a veces ni siquiera cuando estamos a solas nos permitimos conectar y disfrutar del silencio. El bullicio nos invade de una manera tan avasalladora en nuestro día a día que incluso nos puede resultar incómodo pararnos a escuchar los sonidos que surgen cuando el ruido no los enmascara: nuestra respiración, el latido de nuestro corazón, el gorjeo de un colibrí o el crujir de las paredes en casa durante una noche calmada. ¿Y si ponemos un poco de silencio en nuestra vida?
Hacer una cura de silencio puede resultar muy saludable: mejora nuestro cerebro, favorece la creatividad o incluso nos ayuda a ser más empáticos y a comunicarnos mejor.
Aunque es una opción, para disfrutar de este bálsamo interior que nos permite bajar revoluciones no es necesario hacer un retiro de una semana ni formar parte de una comunidad zen. Puedes, simplemente, practicar algo de meditación en silencio o tratar de poner en práctica estas cinco sencillas claves de Francesc Miralles para encontrar el silencio en el caos.
Shhhh. Disfruta de tu momento de silencio.
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