Los seres humanos llevamos consumiendo alimentos fermentados desde hace miles de años, pero aún estamos descubriendo sus efectos beneficiosos sobre la salud.
Sabemos que favorecen el buen estado de la microbiota intestinal, que a su vez es decisiva para la asimilación de nutrientes o la eficacia del sistema inmunitario, entre otras muchas propiedades.
Sin embargo, la mayoría de países occidentales no incluyen alimentos fermentados entre las recomendaciones dietéticas que se divulgan en forma de pirámides o platos.
Algunas mencionan el yogur o el kéfir porque son productos lácteos, que se consideran una fuente muy accesible de calcio, no por ser fermentados. China sí aconseja el yogur a las personas con intolerancia a la leche.
Solo India realiza una recomendación explícita desde 2010. La guía dietética del Instituto Nacional de Nutrición destaca que los alimentos fermentados son más digestivos y más nutritivos, sobre todo en cuanto al contenido de vitaminas B y C. Además recomienda especialmente a las embarazadas que consuman más cereales integrales, germinados y fermentados.
Investigadores de la Universidad de Ontario Occidental creen que las guías dietéticas de su país, Canadá, y del resto de naciones deberían incluir los fermentados entre sus recomendaciones, como ya se hace en la India.
El doctor Justin Sonnenburg, profesor de microbiología e inmunología de la Universidad de Stanford propone consumir al menos una ración diaria de alimentos fermentados.
Si te decides a incluir o aumentar las raciones de alimentos ricos en bacterias digestivas, en Cuerpomente te lo ponemos fácil: en la web encontrarás un buen número de artículos sobre los alimentos fermentados y muchas recetas.
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