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pienso mucho en la muerte

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Pienso mucho en la muerte

Hace unos meses murió una gran amiga. Tenía más o menos mi edad, 47 años. Desde entonces, pienso mucho en la muerte. Al principio, ese pensamiento iba y venía; era como si fantaseara con él. Pero ahora hay momentos en que me agobio tanto que me cuesta respirar. ¿Qué puedo hacer?
Patricia (e-mail)

  • Querida Patricia: Parece bastante claro que te has identificado con tu amiga. Ella ha muerto, tenía tu edad y, como es lógico, has pensado: “También a mí podría pasarme”.
  • Dices que era “como si” fantasearas con la muerte; pues bien, no era “como si”, era efectivamente así. Fantasear es el modo que las personas tenemos de explorar las experiencias que aún no hemos tenido y para las que queremos prepararnos. Estás en una edad en la que eso va haciéndose necesario. No porque estés cerca de morir (¡para nada!), sino porque ya has cruzado la mitad (estimada) de la vida y es natural que comiences a pensar en la salida.
  • Lo que ha sucedido es que te has asustado. Y para perder el miedo a la muerte, lejos de intentar no pensar en él, creemos que debes explorar el tema a fondo. Hacerte todas esas preguntas que aparecen cuando el fantasma de la muerte ronda. Quizá eso te ayude a llegar a la única pregunta que creemos verdaderamente importante: ¿Qué quisieras haber vivido cuando llegue ese momento?

Este es el modo en que pensar en la muerte puede ayudarnos a vivir: nos empuja a decidir qué hacer con nuestro tiempo porque tenemos plena conciencia de lo limitado y finito que es. 

me siento sobrecargada

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Me siento sobrecargada

Soy hija única, tengo hijos y un nieto. Me cuesta salir a flote; muchas veces tengo que hacer de madre y padre. Suelo tener roces con mi madre y con una de mis hijas. Escribo para eliminar emociones negativas ¿Qué me aconsejas?
Mónica (e-mail)

  • Querida Mónica: Parece que te sientes sola y sobrecargada. Entendemos que en tu situación es tentador intentar cumplir todos los roles porque crees que es lo que tu familia necesita, pero nadie puede hacer de padre y madre al mismo tiempo. Se puede hacer todo lo posible por dar lo mejor de uno mismo, pero no se puede suplir al otro progenitor.
  • En esta situación, en la que tanto parece recaer sobre tus espaldas, más bien te convendría poder apoyarte sobre tu madre y poder contar con tu hija en lugar de tener allí dos frentes más de batalla. Trata de mirar los roces de un modo benevolente.
  • Quizá te ayude considerar que la situación también les afecta a ellas y que las cosas que te enojan tal vez sean su modo de lidiar con esas dificultades o el efecto que tiene la incertidumbre sobre ellas. Invítalas a comprender que estáis todas en el mismo barco y que es importante trabajar juntas para poder llevarlo a buen puerto. En esta interacción es posible que encontréis apoyo mutuo y que las emociones negativas puedan circular en lugar de estancarse dentro de ti.

Obsesionada con el control

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Obsesionada con el control

Llevamos seis años de relación y hace seis meses que nos casamos. Se me ha desencadenado un trastorno obsesivo compulsivo con la limpieza, el orden y la verificación de puertas y llaves. Tengo muchísima ansiedad y siento que mi pareja me la genera, ya que es muy desordenado, le gusta beber y fumar marihuana. Yo trato de controlarlo todo el tiempo. ¿Cómo salgo de esto?
Gisela (e-mail)

  • Estimada Gisela: En primer lugar, déjanos decirte que no creemos que sea tu marido el que te ha generado esta situación. Si se trata de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), y parece que así es, posiblemente es algo que estaba latente en ti y que esta situación ha desencadenado. Es probable, sin embargo, que otra condición estresante pudiera haber activado el TOC.
  • Dices que tratas de “controlarlo todo el tiempo”. Pues bien, la necesidad de control se convierte en parte del problema. Las compulsiones y los rituales son, justamente, un intento de controlar lo incontrolable. A decir verdad, la mayoría de las cosas están fuera de nuestro control y, más aún, las acciones de otro. En ocasiones, cuando una situación nos produce inseguridad, tratamos de buscar certezas por otros lados: la limpieza, las puertas, las llaves... 
  • Una pregunta que tendrías que hacerte es por qué te molestan ahora unas actitudes que, seguramente, en estos seis años habías tenido la ocasión de comprobar. ¿Es posible que esté relacionado con el hecho de que estéis casados? ¿Por qué eso hace que su actitud te afecte más que antes?
  • Sería importante que le comentaras cómo y por qué te sientes molesta y llegarais a un acuerdo. Por ejemplo, podríais reservar un lugar de la casa para que él disfrute a su manera sin que genere tanto conflicto contigo.

Si las obsesiones y compulsiones te impiden hacer tu vida cotidiana, quizá debas consultar a un especialista.

Envíanos tu consulta a mentesana@rba.es y la trataremos en los próximos consultorios.