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Los efectos de los desacuerdos en los hijos

Me separé cuando mi niño tenía un año; hoy tiene nueve y lleva dieciocho meses en el centro del huracán. Todo empeoró cuando me fui a vivir con mi actual pareja y el niño cambió de colegio: su padre lo “devuelve” cerca del domicilio anterior, no lo lleva a su escuela cuandot oca, solo pasa el 10% de la pensión... Sé que mi hijo lo pasa mal, pero yo no sé explicarle qué sucede. Solo quiero que esté feliz sin tener que ceder a los chantajes del padre, quien siempre me ha culpado de todo.
María (e-mail)

Querida María,

  • Es seguro que, como sospechas, el conflicto entre vosotros acaba perjudicando a tu hijo. La conflictividad entre los padres es una de las causas más frecuentes de estrés en los niños. Si creías que esto se resolvería con la separación, estabas equivocada. Las separaciones terminan, en todo caso, con los conflictos de pareja, no con los de la coparentalidad.
  • Llegar a acuerdos respecto a la crianza sigue siendo tan necesario como antes. Tu pregunta se desliza desde la preocupación por el niño a contarnos lo que el padre hace mal: no lo lleva a casa ni a la escuela y pasa solo el diez por ciento de la pensión. Suponemos que te ocurre lo mismo en tu día a día y acabáis en un círculo sin salida:
    Él te echa la culpa a ti, tú se la echas a él y vuestro hijo queda atrapado en un fuego cruzado.
  • Es necesario que al menos uno de los dos se mueva de este lugar... y tienes que ser tú. No importa cuánta razón tengas en tus demandas, debes dar el primer paso porque eres la que está viendo con mayor claridad lo nociva que es la situación para el niño.
  • Abandona las acusaciones; de nada servirá pedirle al padre con furia lo que no puede o no quiere dar. Esto implicará seguramente bastante más trabajo para ti, pero será beneficioso para tu hijo.

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Tricotilomanía: cómo superar la ansiedad

He aprendido mucho de sus libros y sus cuentos. Sin embargo, no he encontrado respuesta a cómo superar mi tricotilomanía. Empecé en mi adolescencia y tengo 35 años y aún no lo he logrado. Hace poco supe que este hábito de destrozarme la piel es un trastorno de ansiedad. Estoy desesperada, es más fuerte que yo y nadie me sabe ayudar. 
Neli (e-mail)

Estimda Neli:

  • Como dices, la tricotilomanía es un trastorno de ansiedad. Es de la familia de otros desórdenes compulsivos, todos ellos de difícil resolución. La mayoría de las veces, para lidiar con estas conductas es necesario un tratamiento combinado de psicofármacos y psicoterapia.
  • Los hábitos instalados durante tiempo, como en tu caso, se desandan gradual y lentamente, de modo que habrás de armarte de paciencia y saber que será una cuestión que llevará tiempo y trabajo.
  • De lo que nos escribes, no queremos dejar de señalarte un punto que podría traslucir que, quizá, estés encarando esto de un modo contraproducente: dices que la tricotilomanía es más fuerte que tú... pero la tricotilomanía eres tú, es una parte de ti.
  • Ya que te han gustado los cuentos, te recordamos aquel del monje que intentaba meditar y que, cada vez, era interrumpido por una araña... hasta que su maestro le indicó que pintara un círculo de tinta en el abdomen del insecto: cuando el monje salió del trance, descubrió el círculo dibujado en su propia barriga.
    Si vives ese trastorno como al- go externo, intentarás pelearte con esa parte, resistirte, y eso genera, por supuesto, más tensión. Creemos que sería beneficioso que comenzaras a pensar en cómo ayudar a es- ta parte tuya de otra manera más que en batallar con ella.

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Me cuesta hacer amigos

Nunca me había importado demasiado porque con los de mi juventud tenía bastante. Lo que ocurre es que ahora nos vemos poco: algunas se han cambiado de piso, o se han casado y han tenido hijos, otros se relacionan más con sus colegas de trabajo... Me he empezado a encontrar sola y pienso que lo que me pasa es culpa mía. ¿Cómo salgo de esto? 
Carmen (e-mail)

Querida Carmen:

  • Definir si es culpa tuya o no no es una cuestión demasiado importante. Lo que importa es que las cosas han cambiado. ¿Qué está en tu mano? Muchas veces pensamos que nada podemos hacer, que los encuentros suceden o no suceden, que no se puede forzar una amistad. Pero eso no es del todo cierto. En principio, para generar un vínculo nuevo es necesario cruzarse con otros y esto sí podemos favorecerlo.
  • El primer paso es tomar la decisión de salir al mundo y circular por espacios en los que podamos coincidir con otros. Lo más lógico es elegir aquellos que tengan que ver con nuestros intereses, por dos razones: por una parte, si los encuentros tardan en producirse, será mejor estar disfrutando de una materia que nos guste; por otra, aunque no es una condición necesaria para establecer una amistad, es más fácil conectar con quienes tienen gustos parecidos a los nuestros.
  • Una vez allí, debemos asumir un rol activo, ser nosotros quienes nos acerquemos a los demás, algo no siempre fácil. ¿Y qué digo?, preguntarás. Nuestro consejo es sencillo, di “Hola, me llamo Carmen”, sin rodeos.
    A partir de ese instante comenzará la tarea de construcción de un vínculo; a veces se logra y a veces no. La apertura y la honestidad serán dos armas que te ayudarán.

Envíanos tu consulta a mentesana@rba.es y la trataremos en los próximos consultorios.