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¿Seguir el corazón o la razón?
Muchas veces siento que mis sentimientos y mis pensamientos no tienen nada que ver; es decir, siento de una forma, pero pienso y actúo de otra distinta. Sin embargo, solamente soy consciente de esto justo después de haber actuado. Esta dualidad me provoca una inseguridad que hace que me resulte muy difícil tomar decisiones, ya que siento que me comporto de forma inmadura. ¿Cómo puedo conjuntar mi corazón y mi mente?
Sara, Madrid
Estimada Sara:
- Lo que nos sucede la mayoría de las veces –aunque no siempre– es que la mente o los pensamientos nos indican un curso de acción más seguro: abogan por una mayor estabilidad y tranquilidad.
- En cambio, el corazón o los sentimientos suelen señalar un camino más arriesgado: apuestan por el entusiasmo y la emoción.
- ¿Cómo decidir, entonces, entre uno y otro? La cuestión no es sencilla, pero creemos que se puede resumir en la evaluación del riesgo:
- Escucha las dos partes y luego decide qué riesgos estás dispuesta a correr y cuáles no.
En ocasiones, los riesgos serán aceptables y las emociones, prometedoras, por lo que prevalecerán los sentimientos; en otras, el entusiasmo no compensará el peligro, y prevalecerá la razón.